06:00 hrs. Octubre 25 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0895

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

FRÁGILES Y DEFICITARIOS LOS REGÍMENES DEMOCRÁTICOS DEL CONTINENTE AMERICANO

 

·        Hilda Waldman, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, dijo que como sistemas de gobierno no han logrado expresar los intereses de toda la población

·        Las demandas, movilizaciones, organizaciones y resistencia, son muestra de la necesidad de que los estados se transformen a fondo: Horacio Cerutti

 

A pesar de que por primera vez en la historia casi todo el continente está gobernado por regímenes democráticos, éstos son “estructuralmente frágiles y deficitarios”, y no han logrado expresar de manera cabal e incluyente los intereses de toda la población, afirmó la académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Hilda Waldman.

 

Estos gobiernos, puntualizó, tampoco han establecido una novedosa forma de relación política entre el Estado y los nuevos actores emergidos en el espacio público, ni enraizar en el conjunto de una vida social desarticulada por una economía que limita la capacidad de incidencia del Estado sobre los diversos ámbitos de la vida colectiva.

 

Durante su participación en la conferencia “Democracia, justicia y paz en la herencia tricontinental de América”, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), la especialista en sociología habló sobre la situación actual de la democracia en América Latina y, en particular, la que guardan los pueblos indígenas.

 

De cara al nuevo siglo, subrayó, los países Latinoamérica se encuentran ante una extraña encrucijada, porque sólo algunos regímenes están todavía permeados por  las herencias institucionales y morales de dictaduras pasadas.

 

La catedrática expuso que todavía no se han consolidado las democracias. La política perdió su papel central, al mismo tiempo que el Estado estrechó su capacidad de acción para dar respuesta a las demandas sociales.

 

Con ello, destacó, se acentuaron las desigualdades crónicas que caracterizan a la historia del continente. En este marco, la democracia arriesga a perder sentido para quienes han visto erosionado su nivel de vida de manera dramática.

 

Abundó que en varias regiones predominan la baja efectividad gubernamental, la excesiva burocratización, la corrupción o la persistencia de corporativismo y clientelismo, además de problemas de inestabilidad, reducción del imperio de las leyes, escasez de la fortaleza y calidad de las instituciones democráticas, así como dificultades para hacer prevalecer el respeto por los derechos humanos.

 

A esto, advirtió Hilda Waldman, se le agrega la corrupción en la élite política, cuyos escándalos públicos son casi rutina, lo cual va en detrimento de la confianza ciudadana.

 

Lo más grave, sostuvo, es el deterioro de los mecanismos de representatividad. Esto se manifiesta, ejemplificó, en la crisis de identidad de los partidos y en el rompimiento de los flujos de relación entre éstos y las bases electorales, hechos que se traducen en una crisis de legitimidad de los sistemas políticos electorales y de liderazgo que ha propiciado el surgimiento de mesianismos ajenos a la vida política tradicional y a nostalgias de tipo autoritario.

 

En el auditorio “Héctor Fix Zamudio”, el investigador del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (CCyDEL), Horacio Cerutti, indicó que las demandas, movilizaciones, organización y resistencia de los pueblos originarios son una solicitud clara en América Latina, no de que se resuelva el problema indígena sino de que la sociedad y los estados nacionales se transformen a fondo.

En el caso particular de México, precisó, esta situación se quiere resolver sólo restringiendo el problema como si fuera de una zona, de unos grupos, de unas minorías, cuando eso no es lo que está en discusión.

 

Esto implica, y es una demanda radical, que surja una sociedad incluyente, “donde quepamos todos y todas”. La democracia podría consolidarse, agregó, sólo si se cumplen ciertas condiciones, como es que el sistema democrático adopte claramente la cuestión social, es decir, el conflicto social.

 

Sin embargo, deben asumirse desde el punto de vista teórico, porque la premisa de la transición a la democracia cuya prioridad era el aspecto político, es falsa y las últimas dos décadas han demostrado que no se pueden presentar las cosas en estos términos, puntualizó

 

El filósofo resaltó que de no haber una manera de afrontar la cuestión social, no habrá posibilidades de que la democracia sobreviva. Además, sin probabilidades de una defensa social que apunta a la participación e integración de las mayorías en una sociedad vivible para todos, habrá situaciones indeseables y lejanas a cualquier democracia, concluyó

 

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FOTO 1

Hilda Waldman, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, impartió la conferencia “Democracia, justicia y paz en la herencia tricontinental de América”, durante un evento organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas.

 

FOTO 2

El investigador del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, Horacio Cerutti, se pronunció por una sociedad incluyente, donde “quepamos todos y todas”.