Boletín UNAM-DGCS-0892
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EL RECTOR DE LA UNAM ENTREGÓ LOS PREMIOS PUN Y DUNJA 2002 A 30 UNIVERSITARIOS DISTINGUIDOS
El rector Juan Ramón de la
Fuente entregó el Premio Universidad Nacional 2002 y la Distinción Universidad
Nacional para Jóvenes Académicos 2002, a 30 destacados universitarios cuyo
desempeño en la docencia, la investigación y la difusión de la cultura es
sobresaliente.
Orador central en el acto, el
coordinador de la Investigación Científica, René Drucker Colín, afirmó que la
Universidad, nunca indiferente a los problemas de la sociedad y la política, se
asume como examinador crítico de las razones del Estado y representa una
oposición real al autoritarismo y el dogmatismo.
Sin embargo, aseguró,
recientemente los problemas surgieron porque el Estado no concuerda con la idea
de universidades públicas, las cuales se ven como “escollos” para las políticas
de la economía global.
En la actualidad, se considera
que el financiamiento total de las universidades públicas por parte del Estado,
combinado con el hecho de que éstas tienen control interno de sus funciones, es
causal directo de sus incapacidades para ser instituciones destinadas al
mercado consumidor, el cual deberá determinar su eficiencia y calidad.
En el Teatro “Juan Ruiz de
Alarcón”, donde se reunieron representantes del Patronato, la Junta de
Gobierno, los directores de las entidades universitarias, premiados y
familiares, Drucker Colín subrayó que ante estas premisas la Universidad,
basada su estructura en la investigación y en el fortalecimiento de la docencia
para fines académicos y de mejoramiento cultural, no es costeable.
Lo anterior significaría,
recalcó, que la UNAM reestructurara al profesorado y modificara su misión hasta
moldearlos para que entienda que sus metas deben medirse en términos exclusivos
de costo–beneficio. Esto, convertiría a las universidades públicas en
receptoras de presupuesto en la medida que sus resultados se definan basados en
indicadores determinados por el consumidor.
De continuar estas tendencias,
advirtió, la ciencia se transformará de ser una actividad que pretende dialogar
con la naturaleza, a una a la que se
obligue a hacerlo con el mercado.
El funcionario universitario
aseveró que la universidad pública en general y la UNAM, en particular,
constituyen la fuerza espiritual de esta nación y reafirman la universalidad de
la cultura.
Por tal motivo, cuestionó si
cuando se debaten las asignaciones presupuestarias no se pensará en qué
escenario tendríamos los mexicanos si no existiera todo lo que representa y
hace la institución y las universidades públicas.
“Qué no se pensará en el daño
que se le puede causar a la nación por el sólo hecho de hacer estancar a la
UNAM y a las demás instituciones de educación superior públicas, porque no es
gremial, es un asunto de Estado”.
También se preguntó qué se
necesitará para hacer comprender a la sociedad mexicana en su conjunto y a las
autoridades de las administraciones públicas, que la UNAM es fundamental para
el desarrollo nacional y para fortalecer la soberanía.
René Drucker consideró que las
universidades deben transformarse para convertirse en un mercado de valores
cuyo propósito principal es insertarse en la globalización de la economía.
“Esta estrategia es inaceptable y habrá que poner resistencia a ello con la fuerza
de la academia”.
Antes, destacó que la UNAM es
generosa y rigurosa, pues los reconocimientos se otorgan mediante un impecable
proceso de selección. Pero, dijo, también demuestra que es una inagotable
afluencia de talento académico porque la excelencia está domiciliada en la
institución.
A nombre de los galardonados
con el Premio Universidad Nacional 2002, la doctora Nadima Simón Domínguez
manifestó su preocupación por la reducción en los recursos asignados a las
instituciones públicas de educación superior, los cuales representan una
inversión de carácter estratégico para el país.
Hizo hincapié en que en la
UNAM se consideren tanto la ciencia y la tecnología como las humanidades para
el otorgamiento de estímulos y apoyos a la investigación y a la docencia, pero
pidió a la comunidad universitaria pugnar para que en otras instituciones
educativas también se otorguen estos estímulos en todas las áreas del
conocimiento, incluidas la administración y las finanzas.
Expuso que otra preocupación
central de todos los investigadores, tanto de las ciencias duras y sociales
como en humanidades, incluidas las económico–administrativas, debe ser plantear
propuestas para lograr el desarrollo sustentable.
A su vez, en representación de
los merecedores de la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos,
el cineasta Flavio González Mello indicó que uno de los elementos que le dan
identidad a la Universidad y a quienes forman parte de ella es el
reconocimiento explícito de la difusión de la cultura como una de sus tres
tareas sustantivas, al mismo nivel de importancia que la docencia y la
investigación.
Además de difundir la cultura,
anotó, nuestra casa de estudios produce una parte fundamental del patrimonio
artístico del país. En los hechos, la creación artística se ha convertido en
una tarea esencial para la institución.
Ejemplo de esto, dijo, es el
enorme acervo de obras generadas en la Universidad, el patrimonio artístico no
limitado a los bienes muebles e inmuebles, además de las obras plásticas y
arquitectónicas.
Expresó la necesidad de
refrendar la importancia de la docencia, la investigación y la difusión de la
cultura, tareas que en su conjunto dibujan el rostro de la Universidad “con la
que deseamos identificarnos”.
Los académicos acreedores al
Premio Universidad Nacional 2002 son: José de Jesús Franco López, Jaime Gonzalo
Cervantes de Gortari, Ana María López Colomé, Carlos Salvador Galina Hidalgo,
José Luis Orozco Alcántar, Andrea Sánchez Quintanar, Nadima Simón Domínguez,
José Manuel Lastra Lastra, Mario Humberto Ruz Sosa y Laura Benítez Grobet.
Asimismo, María Eréndira
Alonso Tejeda, José Manuel Villalpando Nava, Irene Cruz–González Espinosa,
Leonel Gutiérrez Albores, Élfego Guillermo Ruiz Schneider, Luis Salas Casales,
Ricardo Flores Villasana y Miguel Ángel Granados Chapa.
Los docentes merecedores de la
Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2002 son: Sebastián
Pathiyamattom Joseph, Vicente Borja Ramírez, José Luis Macías Vázquez, Ignacio
Camacho Arroyo, Rosalía Vázquez Arévalo, María Alicia Mayer González, María del
Carmen Curcó Cobos, Lilia Bertha Alfaro Martínez, Sergio Valencia Castrejón,
Germán Buitrón Méndez, Fabiola Mireya Fuentes Nieves y Flavio González Mello.
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Foto
1
El
rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, flanqueado por Enrique del Val y
Francisco Rojas, a su arribo al Teatro Juan Ruiz de Alarcón, en donde entregó
el Premio Universidad Nacional y la Distinción Universidad Nacional para
Jóvenes Académicos 2002
Foto
2
En
la ceremonia de entrega del Premio Universidad Nacional y la Distinción
Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2002, René Drucker, coordinador de
la Investigación Científica de la UNAM, aseguró que la institución nunca será
indiferente a los problemas de la sociedad y la política
Foto
3
Por
su importante trabajo docente en Ciencias Sociales, la doctora Andrea Sánchez
Quintanar fue merecedora del Premio Universidad Nacional 2002 que le entregó el
rector Juan Ramón de la Fuente en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón