14:00 hrs. Octubre 9 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0859

Ciudad Universitaria

 

 

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PRODUCEN INCENDIOS DE BOSQUES  INCALCULABLES PÉRDIDAS ECONÓMICAS Y EL 20% DE LA CONTAMINACIÓN MUNDIAL

 

·        Brasil cuenta con la mayor reserva de selva y, por ende, corre más peligro: Ernesto Alvarado, de la Universidad de Washington, Estados Unidos

·        Se prevé que en el año 2050 se registren más siniestros por el calentamiento de la tierra, entre otras causas, afirmó en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM

 

Incalculables pérdidas económicas y el 20% por ciento de las emisiones contaminantes en el mundo causan los incendios en los bosques tropicales, señaló Ernesto Alvarado, de la División de Ecosistemas del Colegio de Recursos Forestales de la Universidad de Washington, Estados Unidos.

 

Para el año 2050, manifestó, se predice un incremento en el número de esos siniestros, entre otras causas, por el aumento de la temperatura de la tierra, particularmente en la zona de los trópicos, como ha ocurrido en los últimos 30 años, y mayor número de descargas eléctricas (lluvias secas), aseguró en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

 

Durante la conferencia “La investigación sobre incendios forestales en el nuevo milenio. Ecología, manejo, riesgo y emisiones”, destacó que los índices de éstos “van para arriba, y no hay manera de controlarlos”. Es cierto, agregó, que han habido años en los que se han reportado menos conflagraciones, gracias a un periodo largo de humedad.

 

Los impactos de este problema, añadió, pueden medirse por la mortalidad de árboles, cambio de bosques y de regímenes de lluvias, contaminación ambiental, producción de gases de carbono, etcétera.

 

Los costos, explicó, son incalculables pues no se trata sólo de cuantificar la madera que se quema; además, hay extinción de especies, de hábitat, contaminación, daño a la producción industrial y agrícola, disminución del turismo, cierre de aeropuertos -por la falta de visibilidad con las consiguientes pérdidas económicas- y, sobre  todo, los daños a la salud, aspecto aún más importante.

 

Recordó que controlar y exterminar un incendio resulta muy costoso, pues se requiere tecnología sofisticada.

 

Acerca de las medidas preventivas, indicó que la principal es la educación para que todos entiendan en qué consisten esos fenómenos, cuáles son los problemas que acarrean y las soluciones posibles. También, la preparación de cuadros técnicos especializados y científicos en el área, los cuales apenas están empezando a formarse en México.

 

Por ello, el estudio de los incendios forestales, apuntó, es muy importante, de ahí que en Estados Unidos comenzó formalmente en 1970.

 

Ernesto Alvarado ha realizado investigaciones sobre lo que ocurre en Alaska y Brasil, este último con la mayor extensión de selva en el mundo y que genera el 20% del total de la contaminación por incendios tropicales.

 

Precisó que el fuego se utiliza regularmente para abrir y mantener áreas de cultivo; además, para la extracción selectiva de árboles, de los cuales, por cada uno que se corta, se ve afectado un cuarto de hectárea, y el periodo que transcurre hasta que se vuelve a regenerar la selva es de  varios años.

 

Aunque reconoció que muchos ecosistemas están adaptados a ellos, como los bosques templados de la Sierra Madre Occidental del Norte de México, en otros, como los bosques tropicales, no ocurre así, por ello hay que poner mayor atención.

Uno de los problemas es predecir cuándo se dará la transición de un incendio ligero al comportamiento extremo del fuego, es decir, una catástrofe (por la cantidad que se libera de energía, humo y calor).

 

Señaló que la gran incógnita al momento de un incendio “es saber qué se está quemando, el tipo de combustible; cómo se está quemando, y cuánto se está quemando”. Después de tener esa información puede hacerse mucho con los sensores remotos. Lo malo es que no se ha podido generalizar toda la información, hay mucha variabilidad, concluyó.

 

 

 

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Se prevé que en el año 2050 se incrementen los incendios en los bosques tropicales, aseguró Ernesto Alvarado, en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.