06:00 hrs. Octubre 5 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0848

Ciudad Universitaria

 

ENTREGAN EL PREMIO “LUIS GALLARDO AYALA” 2002 A MARÍA ELISA ALONSO VILATELA 

 

·        La investigadora es jefa del Departamento de Genética del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía

·        Jaime Mas Oliva, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud, señaló que se busca motivar a los especialistas a interesarse en problemas de salud

·        Poco frecuente en México la enfermedad de Huntington: Julio Sotelo; podría afectar a 10 mil pacientes y a 30 mil familiares de éstos: Margaret Gallardo

 

El premio Luis Gallardo Ayala 2002 para el fomento de la investigación en la enfermedad de Huntington que otorgan la UNAM, a través del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), y la Asociación Mexicana de la Enfermedad de Huntington, fue entregado a la doctora María Elisa Alonso Vilatela, jefa del Departamento de Genética del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN).

 

Durante la ceremonia, en que se informó que la enfermedad afecta a 10 mil pacientes mexicanos y potencialmente a 30 mil familiares de éstos, Jaime Mas Oliva, coordinador del PUIS, señaló que una de las razones de promover este tipo de reconocimientos es motivar a los especialistas a interesarse en problemas de salud y atraer a más jóvenes para que se dediquen a la investigación.

 

Al mismo tiempo, se distingue a los investigadores que han hecho un esfuerzo importante por entender las causas y medidas para contrarrestar enfermedades como ésta. En este caso, se reconoció el trabajo “Diagnóstico predictivo de la enfermedad de Huntington. Consecuencias a largo plazo”.

En el Aula Magna del INNN informó que, a diferencia de otros años, cuando concursaban trabajos concluidos, en éste se presentaron investigaciones en proceso, con el objetivo de estimular su continuación.

 

Julio Sotelo, director general de ese instituto, mencionó que, por fortuna, la enfermedad de Huntington es poco frecuente en nuestro país. Ella ha sido paradigmática, y sus lecciones y resultados “permean la praxis médica, e incluso, las grandes preocupaciones teóricas acerca de cuál es el efecto del actuar médico en la sociedad”.

 

La enfermedad hereditaria se describió hace varios años, aunque el  gen que la ocasiona fue descubierto en 1993 y con este hallazgo inició “el debut de la medicina genómica como tal, y de las grandes expectativas de las predicciones médicas”, explicó.

 

Por primera vez, dijo, no se trataba de diagnosticar y curar, sino  “tendríamos la llave del arcano y la posibilidad de hacer predicciones con un grado de certeza matemático”.

 

El INNN ha sido protagonista de este desarrollo histórico, en la afinación de los métodos de diagnóstico. También ha sido reconocida su labor en medicina predictiva, lo mismo que en el análisis de la dimensión y el papel que el médico debe jugar en este proceso, puntualizó.

 

El premio, refirió Sotelo, significa mucho;  la Universidad le ha dado una gran importancia y su respaldo. También es ejemplo del trabajo conjunto y “buen actuar” entre la propia medicina y la sociedad, en este caso representada por Margaret Gallardo, presidenta de la Asociación Mexicana de la Enfermedad de Huntington.

 

Gallardo refirió que esta enfermedad es progresiva y su duración es variable, hasta incapacitar al paciente. Se desarrolla en hombres y mujeres en todo el mundo, y entre todas las razas. No hay cura ni tratamiento efectivo; sólo se atienden los síntomas. “Por su desconocimiento parece que no existe, pero está latente, destruyendo familias enteras”.

 

Mencionó que en México hay unos 10 mil pacientes con el mal y 30  familiares de éstos en riesgo. “Estos números demandan atención. No podemos dejar que la enfermedad se quede en la oscuridad, hay que enseñar al público su existencia y su prevención”.

 

La enfermedad, que se presenta en adultos jóvenes, entre 30 y 45 años, aunque hay casos de niños (1%) y de personas de edad avanzada, ocasiona movimientos involuntarios que pueden ser exagerados o pequeños (como un tic); afecta la memoria y propicia la pérdida de la capacidad para realizar actividades cotidianas. También cambia la conducta: los enfermos pueden volverse apáticos, agresivos, psicóticos, poco cooperativos, exigentes y tener poco sentido común.

 

A pesar de ello, añadió Gallardo, se puede mejorar su calidad de vida con ayuda de medicamentos, alimentos y terapias que prolongan su bienestar. Con ayuda psicológica para el paciente y sus familiares es posible aceptar el mal sin el estigma, el abandono y la soledad. Incluso, es factible hacerlos personas responsables de su comportamiento y que reconozcan la importancia de no tener hijos.

 

También es fundamental apoyar la investigación científica y reconocerla como el punto más importante para la erradicación del mal, “camino duro y largo por andar”. El esfuerzo de los científicos,  nos permite vivir con ilusiones y demostrar a los enfermos que no están solos, concluyó.

 

Los finalistas: Magda Giordano Noyola y el alumno de doctorado Juan Mena Segovia, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, y Abel Santamaría del Angel y Araceli Trejo Contreras, de los laboratorios de Aminoácidos Excitadores y de Nutrición, respectivamente, del INNN, participaron con trabajos de alto nivel, concluyó Jaime Mas.

 

 

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PIE DE FOTO

 

Jaime Mas, Margaret Gallardo, Elisa Alonso y Teresa Corona, durante la entrega del Premio Luis Gallardo Ayala 2002, que la UNAM y la Asociación Mexicana en la Enfermedad de Huntington otorgaron a la investigadora Alonso.