16:00 hrs. Octubre 4 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0847

Antigua Escuela de Medicina

HABRÁ CONGRESO, REFRENDA EL NUEVO CONSEJO UNIVERSITARIO

 

·        Analizará la CECU realizar un Congreso “por fases” y no un evento único

·        Dicho Congreso deberá ser académico, democrático, plural y resolutivo, dice la CECU en su informe

·        Habría una consulta a la comunidad, un diagnóstico institucional y se repararían los acuerdos no cumplidos del Congreso de 1990

 

Al quedar formalmente instalado, el nuevo Consejo Universitario refrendó hoy su compromiso de seguir avanzando en la organización de la Reforma de la UNAM a través de un Congreso Universitario académico, democrático, plural y resolutivo.

 

Además, la Comisión Especial para el Congreso Universitario (CECU) asumió el compromiso de analizar la posibilidad de que dicho Congreso se efectúe por etapas y no como un evento único y “puntual”.

 

En el informe que presentó este día al pleno del Consejo Universitario, la CECU, en voz de su representante Luis de la Peña, también se comprometió a considerar la pertinencia de llevar a cabo una primera fase del Congreso de Reforma que incluya, entre otros elementos:

 

1.- Efectuar una consulta abierta a la comunidad;

2.- Elaborar un diagnóstico institucional, y

3.- Analizar los acuerdos derivados del Congreso de 1990 que no se cumplieron, para que la CECU formule al Consejo Universitario una propuesta actualizada para dar cumplimiento a lo que corresponda.

 

A partir de los resultados de esa consulta a la comunidad y del análisis propio, la CECU presentará al Consejo Universitario la propuesta de organización de las fases del Congreso.

 

En su informe, la CECU resaltó que para que el Congreso sea un vehículo efectivo para la reforma institucional tiene que ser capaz de preservar y fortalecer el carácter académico de la UNAM e identificar con precisión los problemas por resolver, así como los distintos niveles en que deben darse las soluciones adecuadas.

 

Consideró que el desarrollo del Congreso requiere asegurar, previamente, un acuerdo amplio, académico y comunitario; su efectividad dependerá, en gran medida, de la participación real de los miembros de la comunidad universitaria.

 

La CECU planteó que ha quedado señalado que sectores mayoritarios de la comunidad universitaria se han manifestado a favor de la Reforma de la Universidad a través de un Congreso organizado por etapas.

 

Antes, reflexionó que desde hace varios años en amplios sectores de la comunidad universitaria existe la convicción de que la UNAM requiere de una reforma estructural para revisar y actualizar sus procesos en materia de formación de recursos humanos, y en los correspondientes a la generación, transmisión y divulgación de conocimientos.

 

Asimismo, agregó, se necesita revisar sus esquemas de organización, administración, financiamiento y funcionamiento de sus órganos de gobierno y la legislación que la rige.

 

La reforma de la institución, puntualizó, implica transformaciones y continuidad, por lo que no puede ser vista como sinónimo de reinvención acelerada o irreflexiva. Un auténtico proceso de reforma exige la consolidación de las funciones y principios que caracterizan a la institución: su carácter académico y su condición indeclinable de universidad pública, autónoma y nacional.

 

Pero, también implica transformar aquello que ya no se ajusta a las condiciones de la nueva realidad social, cambiar lo que en un tiempo funcionó, pero ya no responde a los requerimientos de la Universidad o de la sociedad.

 

Una reforma integral, subrayó la CECU, serviría para actualizar, fortalecer y orientar la función social de la UNAM, así como para reforzar su liderazgo dentro del sistema de educación superior y fortalecer el papel de la universidad pública en la sociedad contemporánea.

 

Por ello, dejó en claro, una Reforma Universitaria así concebida no puede realizarse en un sólo momento mediante una actividad única. Requiere un proceso amplio y participativo que debe iniciarse con la construcción de los consensos necesarios y la creación de los acuerdos básicos que eliminen la desconfianza y posibiliten la deliberación entre actores con perspectivas e intereses distintos.

 

Además, recalcó, no es posible dejar de considerar aspectos torales como los procesos inconclusos de reforma institucional promovidos en los últimos años y el costo que para la Universidad tienen algunas modificaciones aprobadas.

 

Asimismo, dijo que se debe tener en cuenta que para emprender un proceso de reforma es de singular importancia el Congreso Universitario de 1990.

 

 

 

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