13:00 hrs. Septiembre 05 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0784

Ciudad Universitaria

 

 

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LA NUBE MARRÓN, CONSECUENCIA DE LA QUEMA DE COMBUSTIBLES CONTAMINANTES Y DE INCENDIOS

 

·        Mireya Moya, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, destacó que esto es consecuencia de la industrialización y del crecimiento acelerado

·        Este problema ecológico mundial afecta principalmente el norte del Océano Índico

·        México podría padecer por una nube de contaminación severa ocasionada por los incendios, aunque de menor magnitud que la propiciada por la nube marrón, agregó

 

La nube marrón es consecuencia de la industrialización y el crecimiento acelerado de algunas ciudades del Sur de Asia, ocurridos particularmente en los últimos 20 años, más que de condiciones geográficas, aseveró Mireya Moya, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.

 

Subrayó que la cantidad de sustancias contaminantes generada en el continente asiático, producto principalmente de incendios y de la quema de combustibles fósiles, es altamente significativa. En la región, destacó, hay tres mil 600 millones de personas,  aproximadamente el 60% de la población mundial; y sus economías crecientes mueven aproximadamente dos mil millones de personas.

 

Aseveró que en México es posible que emisiones significativas de contaminantes causadas por un número alto de incendios puedan generar una nube de contaminación severa y, aunque la magnitud del problema pudiera ser mucho menor que la ocasionada por la nube marrón, es importante mencionarlo.

 

Recordemos, añadió, que hace cuatro años tuvo lugar un número significativo de incendios que ocasionaron una nube de partículas y humo contaminante que fue transportada hasta Florida, Estados Unidos. Lo relevante de este suceso es cómo un fenómeno originado en nuestro país tuvo implicaciones sobre el clima (constatadas por satélites de la NASA) en una área geográfica situada a miles de kilómetros de nosotros.

 

Mireya Moya señaló que la capa contaminante es un riesgo para la salud de la población de Asia. Entre la comunidad científica son ampliamente conocidos los estudios epidemiológicos que relacionan la concentración de las partículas suspendidas con un aumento de las enfermedades respiratorias de la población (sobre todo niños y ancianos).

 

Además, las partículas atmosféricas de la nube afectan el balance energético de la Tierra, pues absorben y dispersan la radiación solar, teniendo implicaciones sobre los ecosistemas y el clima, tanto a escala regional como global.

 

“Por ejemplo, una reducción de la radiación solar daña a la fauna marina, la agricultura (dado que se afecta el proceso de la fotosíntesis) y la generación de lluvia (resultado de una menor evaporación)”, recalcó. Otro aspecto es que disminuye la visibilidad sobre el océano abierto.

 

La nube marrón, explicó, es una capa contaminante que ha sido descubierta sobre el norte del Océano Índico, incluidos el Mar de Arabia y, casi en su totalidad, el Golfo de Bengala. Su extensión es variable, aunque los últimos estudios señalan que puede abarcar una superficie de cientos de miles de kilómetros cuadrados, a una altura de entre uno y tres kilómetros.

 

Destacó que dicho fenómeno atmosférico es causado por altas concentraciones de pequeñas partículas conformadas primariamente por: aerosoles, hollín, partículas orgánicas, sulfatos y nitratos, además de concentraciones de gases como monóxido de carbono, compuestos orgánicos  y dióxido de azufre, y que su origen se sitúa en el sur del continente asiático y la India, particularmente.

 

“El Programa de Naciones para el Medio Ambiente (PNUMA), al presentar recientemente el mayor estudio sobre la nube, señaló que el 85% de estas partículas suspendidas es de origen antropogénico”, es decir, producidas por el hombre, recalcó la especialista.

 

Sin embargo, dijo, se puede disminuir el tamaño de la nube si se utilizan combustibles menos contaminantes, se reducen los incendios y se emplean tecnologías limpias en las industrias.

 

En cuanto a si la nube marrón pudiese llegar a nuestro país, destacó que es una posibilidad dado que el transporte de contaminantes a través de la atmósfera es un hecho documentado. Un ejemplo de lo anterior son las mediciones de monóxido de carbono, uno de los contaminantes predominantes de la nube marrón, que viaja a través de la atmósfera por continentes y océanos, y que la NASA pudo detectar con el satélite Terra.

 

“Las imágenes de la NASA –indicó Mireya Moya– nos muestran cómo ese contaminante puede ser transportado desde, por ejemplo, el sudeste de Asia, pasando por el Océano Pacífico y llegando a los Estados Unidos”.

 

Respecto de los avances que se han tenido sobre este fenómeno, insistió que faltan todavía años de estudio para conocer todas sus implicaciones posibles. Sin embargo, algo que sí se sabe es que durante el verano las lluvias lavan gran parte de los contaminantes de la nube, y que durante el invierno (cuando alcanza su máximo) se mueve, según los vientos, por todo el Océano Índico.

 

De las investigaciones que se están haciendo en el mundo sobre la nube marrón, dijo, la más importante ha sido la realizada por 200 científicos auspiciados por el PNUMA, quienes estudian el fenómeno desde hace algunos años. De hecho, en agosto pasado  el director de ese organismo, Klaus Toepfer, dio a conocer algunos resultados.

 

Por último, Mireya Moya aclaró que esta es la primera vez que ocurre un fenómeno de esta magnitud –cientos de miles de kilómetros de nube contaminante–. Aunque, a otra escala, recordó lo sucedido en Londres a principios del siglo XX, cuando dicha ciudad fue cubierta por una niebla mortal derivada del uso desmedido del carbón, combustible altamente contaminante.

 

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Mireya Moya, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, aseguró que la nube marrón es consecuencia de la industrialización y el crecimiento acelerado de algunas ciudades del sur de Asia ocurridos, particularmente, en las últimas dos décadas.