06:00 hrs. Septiembre 03 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0779

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

SÓLO 4% DE LAS PATENTES REGISTRADAS EN MÉXICO SON PARA MEXICANOS

 

·        En el país se carece de una cultura del registro de patentes y marcas, afirmó Esteban Barrones, consultor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual

·        En el país hay suficiente creatividad y capacidad de innovación, agregó en el Instituto de Química de la UNAM

 

Sólo el 4% de las patentes que se registran en el país se concede a mexicanos y el otro 96% a extranjeros, lo que revela la inexistencia de la cultura de registro de innovaciones y de comercialización de las mismas, a pesar de que mediante ambos mecanismos y la explotación de la tecnología, se genera riqueza, aseveró el consultor de la División de Pequeñas y Medianas Empresas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), Esteban Barrones.

 

El especialista en desarrollo económico, quien imparte el curso–taller “La propiedad intelectual para la pequeña y mediana empresas” en el Instituto de Química de la UNAM, precisó que en muchos países, entre ellos el nuestro, es necesario fomentar esta cultura, dado que la creatividad y la capacidad de innovación son altísimas.

 

Subrayó que no hay cultura de registro de patentes y marcas porque gran parte de la innovación que se desarrolla en países como México se realiza sólo dentro del ámbito universitario y no llega al mercado. Hay que entender que los fines de los investigadores son meramente académicos y su objetivo, además de servir a la sociedad, es publicar, no patentar ni comercializar, puntualizó.

 

Dio a conocer que se tiene el registro aproximado de 40 millones de patentes en el mundo. Cada año se publica un millón más de solicitudes a nivel internacional. El 70% de la información tecnológica contenida en documentos de patentes no está disponible en ninguna otra fuente de información, porque las empresas se niegan a divulgar sus secretos, informó Barrones.

 

Frente a la cultura de innovación, sostuvo, los industriales se enfrentan con problemas de recursos económicos y a escasa preparación técnica para adoptar las nuevas tecnologías.

 

A ello se añade el hecho de que el sector privado tampoco tiene la cultura de invertir en investigación. Mientras en México se destina a esta materia del 0.4 al 0.5% del Producto Interno Bruto (PIB), en países como Estados Unidos, Japón y Corea es del 1.7%.

 

Así, los países donde al año se solicita el mayor número de patentes son Japón, Estados Unidos y Europa, es decir, los tres polos con más generación de tecnología, aunque también han surgido otros mercados importantes como Corea. Por este motivo es necesario fomentar en México el interés de las empresas para aprovechar los avances tecnológicos.

 

En el campo del plagio y la piratería, el representante de la OMPI destacó que en todo los países del mundo, incluido México, se incurre en estos actos ilícitos, por lo que no es un problema de fácil solución. El propietario de la patente o marca puede hacer valer sus derechos mediante el registro, como única alternativa.

 

Planteó que no se pueden medir las pérdidas económicas, resultado de estas irregularidades, porque el tema se maneja siempre mediante la especulación y no con datos concretos.

 

Sí hay, en cambio, un riguroso control en determinados productos como el tequila, debido a la protección de producción geográfica, que le da ese derecho sólo a México.

 

Para evitar las duplicidades o plagios a nivel internacional, la propia empresa o persona responsable se encarga de monitorear el uso de ese derecho. Hay vías legales para evitar la piratería: efectuar acuerdos de licencia o franquicia con el titular de la patente o la marca, lo que permite la transferencia de tecnología o la utilización de su logotipo.

 

Ante esta situación, Esteban Barrones explicó que durante los últimos años el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) creó cuatro oficinas regionales en todo el territorio nacional, con el propósito de promover y ayudar a los empresarios para que utilicen el Sistema de la Propiedad Intelectual (SPI).

 

Esta labor de promoción, expresó, es un mecanismo fundamental para dar a conocer el SPI entre el sector empresarial, debido a que desconfían de él y lo consideran caro. Dijo que al verlo como un gasto se convierte en problema, pero la situación cambia si se reconoce como una inversión que puede producir ganancias.

 

Asimismo, dijo, a través de la Secretaría de Economía (SE) se establecen fondos importantes para ayudar a los pequeños y medianos empresarios en el proceso de innovación y protección posterior a fin de obtener ganancias y generar riquezas para el país.

 

El consultor de la OMPI expuso que programas del gobierno buscan incentivar a las empresas y ayudarlas en el proceso de innovación, costoso y muy riesgoso, y del que se desconocen sus resultados en materia de competitividad y comercialización.

 

Estas medidas, resaltó, permitieron que del 2001 al 2002 creciera más del 20% el número de solicitudes de patentes mexicanas porque tanto el IMPI como la SE se percataron que deben acercarse a la empresa y ofrecer servicios de asesoría para facilitar el procedimiento.

 

El especialista externó que el problema es el desconocimiento del sistema, porque la gente cree que al registrar su negocio o empresa el nombre comercial protege la exclusividad de la marca.

 

Empero, son aspectos distintos: una es la denominación comercial de la empresa y otra la marca de los productos. Se requiere registrar la última para tener derecho sobre ella y evitar perderla o que la dupliquen y, con ello, dañar su reputación; se evita la desconfianza del consumidor y la pérdida de ventas, clientes y ganancias.

 

Indicó que el costo de registro de marcas y patentes es distinto. En el segundo de los casos, incluye la solicitud y todo un proceso legal, por lo que resulta caro, además se deben cubrir las anualidades para mantener la vigencia.

 

En cuanto al registro de la marca, explicó, es mucho más barato. Sólo se llena un formulario que le da seguridad a la empresa. Argumentó que gran cantidad de empresas comercializan sus productos a través de este sistema, pues la pueden caracterizar con un solo logotipo.

 

El consultor del organismo internacional especificó que para registrar una patente se llena el formulario de solicitud donde se describe con exactitud cuál es la invención. Se debe determinar qué se protege y cuál es la intención.

 

Este documento oficial se presenta al IMPI, institución que se encarga de examinar el producto y averiguar si en realidad se trata de una invención –algo que no existía antes– y al cabo de un tiempo otorga el derecho exclusivo o patente a quien lo pidió. El lapso para otorgar el registro es de por lo menos dos años.

 

Para evitar el plagio durante este tiempo, el IMPI toma en cuenta la fecha de presentación de la solicitud de registro, para que ninguna otra persona pueda registrarla.

 

Por ello, se conmina a los investigadores a que registren sus inventos, pues si se los roban y otra persona presenta esta solicitud antes, se queda con el derecho.

 

Abundó que hay casos en que el inventor no patenta su producto y otros lo comercializan en las mismas condiciones. El propietario no puede impedirlo porque no tiene derecho.

 

Esteban Barrones comentó que la actividad principal de la OMPI es armonizar el sistema legislativo de propiedad intelectual para que una patente sea considerada y respetada como tal en cualquier país, encargándose de los acuerdos internacionales sobre la materia.

 

Otra función es administrar acuerdos que faciliten el proceso de registro y de solicitud de la patente en más de un país; tener los derechos de propiedad intelectual en varias naciones.

 

La OMPI también tiene como actividad la cooperación para el desarrollo, que se realiza junto con países en desarrollo, principalmente para la formación y capacitación de recursos humanos.

 

-oOo-

 

Foto 1

 

Esteban Barrones, consultor de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, indicó que de las patentes que se registran en el país, sólo 4% se concede a mexicanos y el otro 96% a extranjeros.