06:00 hrs. Agosto 31 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0775

Ciudad Universitaria

 

 

LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL INCREMENTAN LAS JUBILACIONES PREMATURAS

 

·        Éstas provocan una grave crisis económica, explicó José Vili Martínez González, de la FES Cuautitlán

·        Condiciones estresantes en el trabajo pueden causar enfermedades y accidentes, dijo

 

 

Los problemas de salud mental ocasionan el incremento de las jubilaciones prematuras en el mundo y se vuelve el factor más común para la asignación de pensiones, lo cual provoca una grave crisis económica para las empresas, señaló José Vili Martínez González, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.

 

Al dar lectura a la ponencia de Andrea García Valerio, instructora nacional de “Ajedrez Consultores”, Martínez González indicó que desde hace algún tiempo se acepta que de acuerdo al tipo de trabajo y a las condiciones en que se ejecuta, pueden ocurrir enfermedades y accidentes.

 

Sin embargo, añadió, el trabajo industrial ha generado una compleja problemática que afecta la salud física y mental del trabajador.

 

El estrés, por ejemplo,  provoca ausentismo –lo que afecta la economía de las empresas–, relaciones laborales tensas, baja productividad, elevado índice de accidentes, alta rotación organizacional e insatisfacción en el trabajo.

 

Asimismo, sus efectos en la salud son: incremento de la presión sanguínea, resequedad en la boca, dilatación de las pupilas, dificultad en la respiración y escalofrío. Cuando llega a límites altos puede ocasionar parálisis en la mitad del rostro, adormecimiento del brazo izquierdo o escozor en las extremidades.

 

Explicó que durante la primera etapa de trastornos físicos provocados por el estrés las glándulas endocrinas liberan hormonas que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, se eleva el nivel de azúcar en la sangre, incrementa la transpiración, se dilatan las pupilas y se hace más lenta la digestión. Ante esto, la persona responde mediante la agresión o la fuga.

 

En la segunda etapa se presenta la resistencia del cuerpo para reparar cualquier daño causado por la reacción de alarma. Si el estrés continúa, el cuerpo permanece alerta y no puede reparar los daños, señaló.

 

Si continúa la resistencia, se inicia la tercera etapa caracterizada por el agotamiento, ya que la exposición prolongada a las presiones agota las reserva de energía del cuerpo y puede llevar a situaciones extremas como la muerte.

 

Consideró que las alteraciones más comunes que se agravan con el estrés son: hipertensión, misma que puede dañar los riñones y llevar a un ataque de apoplejía; problemas grastrointestinales, siendo los más serios las úlceras pépticas y la anorexia nerviosa; dolencias inflamatorias del colon y el intestino.

 

Las afecciones respiratorias –concluyó– también pueden agravarse por el estrés y la más común de ellas es el asma, ocasionada por contratiempos de tipo emocional. Éste puede causar o empeorar muchos trastornos de la piel, desde picores, cosquilleo y dolor, hasta los que ocasionan salpullido y ronchas.

 

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