Boletín UNAM-DGCS-0769
EL ESTRÉS OCASIONARÍA PADECIMIENTOS DEL CORAZÓN, PIEL, GASTRITIS, ÚLCERA
Y DEPRESIÓN
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La totalidad de la población de las ciudades
está sometida a este problema, indicó el psicólogo de la UNAM, Leonardo Reynoso Erazo
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Cuando el estrés es crónico puede ser la
antesala de la depresión, agregó
El estrés puede provocar
enfermedades del corazón, la piel, gastritis y úlcera, además de baja
productividad laboral y depresión, advirtió Leonardo Reynoso Erazo, profesor de
la Facultad de Psicología de la UNAM.
Durante 1999, dijo, murieron
por enfermedades del corazón 69 mil 278 personas, y por insuficiente aporte
sanguíneo del corazón -altamente relacionada con el estrés entre otros factores
de riesgo- fallecieron 44 mil 70 más.
“Es muy probable que estas
personas hayan padecido, entre otras cosas, estrés u obesidad, sedentarismo o
tabaquismo”, detalló.
Aclaró que el estrés en grado
bajo no es malo, pues la necesidad de que las personas tengan retos es
importante, es parte de la vida, pues no podemos existir en una “esfera de
cristal”.
El problema es cuando está
fuera de control, por ejemplo, en aquellos a quienes no les alcanzan los
recursos materiales para cubrir las necesidades de su familia, los
desempleados, los que tienen problemas crónicos en su matrimonio. Todas estas
son fuentes de estrés cotidiano.
Indicó que este padecimiento
puede ser la antesala de la depresión, momento en el que el individuo hace varios intentos fallidos para cambiar sus
condiciones y llega a convencerse de sus “incapacidades” y se va para abajo,
porque nos hace sentir que no tenemos control ante cualquier amenaza o
condición externa o interna.
La población de las ciudades,
abundó, está sometida a condiciones
cotidianas que están fuera de su control, como el tráfico vehícular, el
desplazamiento en transporte público y el acelerado ritmo de vida que se
manifiestan como amenazas y retos que se convierten en estrés.
En estas ciudades, apuntó,
todos tenemos prisa; queremos llegar primero; tenemos metas, especialmente las
económicas, son fuentes de estrés
cotidianas, que no las valoramos hasta que empiezan a traducirse en trastornos
de la salud, apuntó.
Estas afecciones también
pueden manifestarse como gastritis, dolores de cabeza y cuello, cansancio,
insomnio, malestares a los que se les da poca importancia, expuso el
catedrático.
El estrés crónico, continuó,
provoca menores niveles de productividad en el trabajo. Lo cual es más notorio
en las personas que el día de pago hacen un balance de su rendimiento,
situación que en el caso de los desempleados no puede percibirse fácilmente.
Por el lado social, deriva en
que las personas buscan respuestas inadecuadas ante situaciones de reto
crónicas, pues cuando no están resueltas empiezan a generar sentimientos de
desamparo. “La gente comienza a resignarse en apariencia y a sentir que el reto es superior a sus
fuerzas”.
Alertó que los niños aprenden
de sus padres las formas de enfrentarse a los retos, que pueden ser con
hostilidad, agresividad, pasividad y sentimientos de desamparo, entre otras.
Ante toda condición
estresante, el especialista recomendó buscar información. Dotarse de un sistema
de soporte social mínimo (personas a las que el individuo pueda comentar sus
problemas) y, en el momento de actuar, tener la sensación de que se tiene
control sobre las cosas, pues ello reduce el estrés..
-o0o-