14:00 hrs. Agosto 28 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0769

Ciudad Universitaria

 

 

EL ESTRÉS OCASIONARÍA PADECIMIENTOS DEL CORAZÓN, PIEL, GASTRITIS, ÚLCERA Y DEPRESIÓN

 

 

·        La totalidad de la población de las ciudades está sometida a este problema, indicó el psicólogo de la UNAM, Leonardo  Reynoso Erazo

·        Cuando el estrés es crónico puede ser la antesala de la depresión, agregó

 

 

El estrés puede provocar enfermedades del corazón, la piel, gastritis y úlcera, además de baja productividad laboral y depresión, advirtió Leonardo Reynoso Erazo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

Durante 1999, dijo, murieron por enfermedades del corazón 69 mil 278 personas, y por insuficiente aporte sanguíneo del corazón -altamente relacionada con el estrés entre otros factores de riesgo- fallecieron 44 mil 70 más.

 

“Es muy probable que estas personas hayan padecido, entre otras cosas, estrés u obesidad, sedentarismo o tabaquismo”, detalló.

 

Aclaró que el estrés en grado bajo no es malo, pues la necesidad de que las personas tengan retos es importante, es parte de la vida, pues no podemos existir en una “esfera de cristal”.

El problema es cuando está fuera de control, por ejemplo, en aquellos a quienes no les alcanzan los recursos materiales para cubrir las necesidades de su familia, los desempleados, los que tienen problemas crónicos en su matrimonio. Todas estas son fuentes de estrés cotidiano.

 

Indicó que este padecimiento puede ser la antesala de la depresión, momento en el    que el individuo hace varios intentos fallidos para cambiar sus condiciones y llega a convencerse de sus “incapacidades” y se va para abajo, porque nos hace sentir que no tenemos control ante cualquier amenaza o condición externa o interna.

 

La población de las ciudades, abundó, está sometida a  condiciones cotidianas que están fuera de su control, como el tráfico vehícular, el desplazamiento en transporte público y el acelerado ritmo de vida que se manifiestan como amenazas y retos que se convierten en estrés.

 

En estas ciudades, apuntó, todos tenemos prisa; queremos llegar primero; tenemos metas, especialmente las económicas, son   fuentes de estrés cotidianas, que no las valoramos hasta que empiezan a traducirse en trastornos de la salud, apuntó.

 

Estas afecciones también pueden manifestarse como gastritis, dolores de cabeza y cuello, cansancio, insomnio, malestares a los que se les da poca importancia, expuso el catedrático.

 

El estrés crónico, continuó, provoca menores niveles de productividad en el trabajo. Lo cual es más notorio en las personas que el día de pago hacen un balance de su rendimiento, situación que en el caso de los desempleados no puede percibirse fácilmente.

 

Por el lado social, deriva en que las personas buscan respuestas inadecuadas ante situaciones de reto crónicas, pues cuando no están resueltas empiezan a generar sentimientos de desamparo. “La gente comienza a resignarse en apariencia y  a sentir que el reto es superior a sus fuerzas”.

 

Alertó que los niños aprenden de sus padres las formas de enfrentarse a los retos, que pueden ser con hostilidad, agresividad, pasividad y sentimientos de desamparo, entre otras.

 

Ante toda condición estresante, el especialista recomendó buscar información. Dotarse de un sistema de soporte social mínimo (personas a las que el individuo pueda comentar sus problemas) y, en el momento de actuar, tener la sensación de que se tiene control sobre las cosas, pues ello reduce el estrés..

 

 

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Pie de foto

El profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM, Leonardo Reynoso Erazo, advirtió que el estrés puede traer como consecuencia enfermedades del corazón y la piel; gastritis, úlcera, depresión y baja productividad laboral.