06:00 hrs. Agosto 27 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0765

Ciudad Universitaria

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EVITA ESCASEZ EL USO DOMÉSTICO  DEL AGUA DE LLUVIA, ASEGURA ESPECIALISTA

 

·        Propuso Eduardo León Garza, consultor privado integrante de Ingeniería, Construcción y Arrendamiento

·        De cada 100 litros que se llevan a la red, 40 se pierden por las fugas

·        Dio una conferencia en el Museo de las Ciencias Universum

 

Para evitar que en cinco o 10 años padezcamos escasez de agua en la Ciudad de México, es preciso desarrollar métodos para captar y utilizar el líquido proveniente de la lluvia, aseveró Eduardo León Garza, consultor privado integrante de Ingeniería, Construcción y Arrendamiento.

 

Durante la conferencia La autosuficiencia en abasto y saneamiento de agua, efectuada en la Capilla del Museo de las Ciencias Universum, añadió que si cada casa tuviera una canaleta que llevara el agua de lluvia a un tinaco, en lugar de arrojarla al drenaje, podríamos usarla para lavar la ropa o en los servicios sanitarios.

 

Si al tinaco se le pone un filtro y se desinfecta el agua recolectada, incluso sería apta para beber y preparar la comida, pues la estaríamos potabilizando

 

León Garza dijo que en el Distrito Federal llueve durante cinco meses: de mayo a septiembre; 150 días del año en los que podríamos vivir con agua de lluvia. La opción sería contar con una cisterna grande, aunque se deba invertir en ello.

 

La ventaja, en el caso del la Ciudad de México, es que contamos con una “cisterna natural” para guardar la que no utilizamos: el acuífero, el cual se ubica en el subsuelo profundo. Mandar el agua ahí es muy fácil, sólo se debe dirigir a las áreas permeables (como los jardines). Si hacemos lo anterior, reconoció, “vamos a poder contar con el vital líquido durante mucho tiempo”.

 

Actualmente, destacó, el problema que presenta la ciudad capital es que ya no hay fuentes disponibles o de reservas; así, “siete de cada 10 litros que se consumen se extraen del subsuelo, y tres vienen de los ríos Lerma y Cutzamala”.

 

La explotación de los mantos acuíferos ha provocado severos hundimientos. De 1900 al 2000, el nivel de la Ciudad de México descendió aproximadamente 10 metros.

 

Otra cuestión es que la red de tuberías es muy antigua, en algunas zonas tienen hasta 150 años de edad, por lo mismo son rígidas y, en una región sísmica como el DF, es probable que se presenten fisuras, rupturas o se desacoplen.

 

Indicó que los esfuerzos realizados para potabilizar el agua y distribuirla por medio de la red se desperdician constantemente. “De cada cien litros, 40 se pierden en fugas”, lo cual obviamente hace que el vital líquido sea más costoso.

 

El asunto, insistió, es que “si tuviéramos una forma de captar el agua que cae en nuestros techos podríamos evitar traerla de un lugar lejano y quitárselas a sus dueños”.

 

Respecto a la disponibilidad del líquido, señaló de acuerdo a la ubicación de cada país es la proporción en la que es favorecido por la naturaleza, por ello algunos tienen gran cantidad y otros no tienen ni siquiera la suficiente para el consumo humano falta.

 

En tal sentido, concluyó, y de acuerdo a los metros cúbicos por habitante al año, Canadá tiene 100 mil litros, Estados Unidos 10 mil y México cuatro mil 831. Entre los que menos tienen destacan Israel con 330, Libia 150, Arabia Saudita 140 y Egipto 30. De ahí la importancia de captar y aprovechar de la mejor manera este recurso natural.

 

 

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Eduardo León Garza, consultor privado integrante de Ingeniería, Construcción y Arrendamiento, señaló que además de cuidar el agua para evitar escasez en los próximos años en la ciudad de México, habría que desarrollar métodos para captar la proveniente de la lluvia.