Boletín UNAM-DGCS-0755
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NO ACEPTAR LAS
PÉRDIDAS O CAMBIOS LLEVA A PADECER DEPRESIONES CRÓNICAS
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Cada vez más personas reconocen que una
pérdida no es un proceso fácil de asimilar, destacó Leticia Ábrego González, de
la FP de la UNAM
· En los últimos años, la tanatología, ciencia que estudia la muerte, se ha convertido en una forma eficaz para la resolución de esos duelos
Aceptar la muerte, las
rupturas y las separaciones como algo natural e inevitable es indispensable
para evitar que el duelo complique el estilo de vida de las personas y provoque
depresiones crónicas ocasionadas por el manejo inadecuado de este tipo de
pérdidas, afirmó Leticia Ábrego González, de la Facultad de Psicología (FP) de
la UNAM.
Sin embargo, la gente reconoce
que una pérdida causa gran sufrimiento, de ahí que busque ayuda profesional. En
ese sentido, en los últimos años la tanatología –ciencia que estudia la muerte,
entendida como el punto final de algo– se ha convertido en una forma eficaz
para la solución de los duelos, señaló.
Los seres humanos, explicó,
tenemos un fuerte sentimiento de apego hacia lo que nos rodea, y cuando la vida
nos lleva a tener un cambio de domicilio, de trabajo o de ciudad, o bien las
circunstancias nos conducen a una separación o recibimos la noticia de una
enfermedad terminal, entramos en una etapa de duelo que nos puede llevar a depresiones crónicas.
Cuando los duelos no se
resuelven adecuadamente, los individuos presentan problemas de salud físicos y
emocionales, se anclan en el pasado y experimentan un dolor que difícilmente
podrán superar sin ayuda profesional y, a la larga, también perjudicarán a
quienes los rodean, advirtió la psicóloga.
La función de la tanatología
no es ayudar al paciente a olvidar esas situaciones ni eliminar el dolor,
“porque las pérdidas y las rupturas le van a seguir doliendo”; la diferencia es
que la persona se va a desapegar de ellas para continuar con su proceso de
vida, aclaró.
Aunque la utilización de esta
ciencia es aplicable a cualquier situación de ruptura o separación, se emplea
en mayor medida para dar tratamiento a enfermos terminales y a sus familias.
En este sentido, precisó, la
tanatología se aplica a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos
mayores. Sin embargo, quienes más acuden a solicitar este servicio son los
enfermos de cáncer y VIH-SIDA, debido principalmente al deterioro que sufren en
su calidad de vida.
Cuando el paciente busca la
ayuda del tanatólogo, éste debe identificar en qué etapa del duelo se encuentra
el paciente para después apoyarlo dependiendo de su personalidad, su entorno
familiar y social, sus recursos intelectuales o su capacidad para resolver
problemas.
Las fases por las que se pasan
son: la negación, cuando se dice: “eso no es posible, vamos a buscar otra
alternativa”; la ira: “estoy enojado con la vida, con los médicos, conmigo
mismo por lo que me está pasando y me siento responsable”; posteriormente, la
negociación, en la cual se busca un milagro en la religión. Al final, la aceptación,
mediante la cual el paciente toma conciencia de su situación y busca adaptarse
a las circunstancias, vincularse a la vida, despedirse y enterrar lo que está
por morirse y, de ese modo, poder seguir la vida en forma sana.
La familia es un importante factor
de apoyo para el éxito de la terapia, porque un paciente que cuenta con una red
de apoyo presenta mejor evolución en comparación con quienes no la tienen.
Los tanatólogos, mencionó,
trabajamos con el enfermo y con sus familiares a través de técnicas de
relajación, recuento de su vida, ver los puntos que no cerraron y, si eso los
inquieta, buscamos la manera de cerrar esos círculos.
También, dijo, les ayudamos a
buscar las formas de decir lo que quieran, a despedirse de quienes deseen
hacerlo e, incluso, a poner cuestiones legales en orden, agregó.
El tratamiento se realiza
desde un enfoque multidisciplinario, además del apoyo del médico responsable
del caso, el paciente necesita de psicólogos, psiquiatras, abogados,
trabajadores sociales e inclusive teólogos y religiosos.
Ábrego González refirió que el
tiempo de terapia es muy relativo, dependiendo de cada caso. “Se dice que un
paciente ya superó su duelo cuando mejora su autoestima, se percibe como un ser
completo, ha reacomodado su vida a su nueva condición y ha aceptado una
situación inevitable”.
Recomendó empezar a trabajar
con los niños para que desde pequeños vean a la muerte como un proceso natural,
y no como algo malo que llega y les puede arrebatar su vida o la de sus
familiares.
Finalmente, destacó que en
México, además de las instituciones privadas, en algunos hospitales como el “20
de Noviembre”, “La Raza” y el Instituto Nacional de Cancerología, entre otros,
existe una área de tanatología, lo cual hace más accesible este servicio para toda
la población.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Los humanos tenemos un fuerte
sentimiento de apego hacia lo que nos rodea y, cuando la vida nos enfrenta a un
cambio o una pérdida, entramos en una etapa de duelo, afirmó Leticia Ábrego
González, de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Foto 2
En los últimos años, la tanatología se ha convertido en una forma eficaz de disminuir el sufrimiento y mejorar la calidad de vida de quienes se enfrentan a alguna situación de pérdida, indicó Leticia Ábrego González, de la Facultad de Psicología de la UNAM.