Boletín UNAM-DGCS-0746
Pies de fotos al final del boletín
MAYOR
EQUILIBRIO ENTRE LOS TRES PRINCIPALES
PARTIDOS EN MÉXICO
·
El PRI no perdió por el voto de castigo, sino porque lo abandonaron
grupos importantes
·
El PAN pactó con organizaciones como Coparmex y Concamin desde hace muchos años, revela un estudio de la
FCPyS
·
México se perfila a un “sistema de dos partidos y medio”, coinciden ocho
investigadores de la UNAM
México vive una redistribución o
estabilización del voto que permite mayor equilibrio entre los partidos y que
éstos tengan mayores opciones y posibilidades en las elecciones federales,
estatales y municipales, con lo cual se estabiliza también la democracia, según
se establece en un estudio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS)
de la UNAM.
A partir de esta nueva distribución
electoral, es probable que veamos ganar
o perder a un partido por un número muy bajo de votos. “Hemos calculado que la
diferencia puede ser entre el 6 y el 8 por ciento, y que gane el PAN, el PRI u,
ocasionalmente, el PRD, sin que estos triunfos signifiquen que el voto vuelva a
irse masivamente de un partido a otro”, aseguró Carlos Sirvent, coordinador del
Centro de Estudios Políticos de la FCPyS.
La pérdida de votos sufrida por el
Revolucionario Institucional en las elecciones presidencial y locales pasadas
no se debe al voto de castigo de los ciudadanos, sino a que intereses privados
y sociales decidieron abandonarlo mucho antes de los comicios, revela el
estudio “Realineamiento Electoral en México”.
En él se indica que en 14 entidades donde
ha ganado un partido distinto al PRI, las organizaciones patronales, ciudadanas
y campesinas ya se habían adherido a otros partidos, previo a las votaciones
En el análisis, realizado por ocho
investigadores de la FCPyS, se prevé que el
voto masivo que perdió el PRI no regresará al instituto político. Lo que
no significa que haya perdido sus posibilidades de obtener triunfos, incluso en
la elección presidencial.
Sirvent señaló que el modelo que se conformó en
el país es similar al de Chihuahua, donde ganó el PAN y luego recuperó el PRI,
con un porcentaje muy bajo.
A nivel
presidencial, explicó, se dio un movimiento masivo del voto de alrededor
del 20 por ciento a favor del actual mandatario. El sufragio que en el futuro va a definir los triunfos
entre el PRI y el PAN es de alrededor del 6 u 8 por ciento, es decir, un voto
flotante, abundó.
El voto depende de las preferencias de líderes
de grupos y fuerzas políticas, quienes convencerán a sus simpatizantes, es decir,
estas fuerzas son las que realmente están detrás del voto en cada país, indicó.
“La hipótesis que estamos sosteniendo es que
ese voto se movió masivamente del PRI a otros partidos, no tanto por cuestiones
de campaña electoral o de candidatos, sino porque se realinearon al mismo
tiempo las fuerzas y los intereses políticos”, agregó.
Expuso que Acción Nacional desde hace varios
años ha pactado con importantes organizaciones, como son Coparmex y Concamin,
por lo que muchos grupos empresariales se hicieron proclives al blanquiazul.
“El realineamiento electoral quiere decir que
hay momentos históricos en los países en que por un reagrupamiento de las
fuerzas políticas, de los intereses privados y sociales, los votantes se mueven
masivamente a otro partido y los institutos políticos empiezan a competir en términos de igualdad y a
producir alternancia”, externó.
Esto lo
estamos comprobando en 14 entidades del
país donde se ha dado la alternancia. Entre ellas están: Baja California Sur y
Norte, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Zacatecas, Tlaxcala, Morelos, Distrito
Federal, Chiapas, Yucatán, y Querétaro.
Consideró que para que el PRI perdiera en las
elecciones presidenciales del año 2000, tuvo
que bajar su votación en alrededor de un 18 por ciento; de no haberse
dado un movimiento tan masivo del voto, no hubiera sido derrotado.
Para Carlos Sirvent, las causas de la “ruptura”
parecen estar asociadas a la crisis de carácter político que vivió después de
1982 y que empezaron a romper los incentivos de las organizaciones para seguir
en el PRI; la crisis del llamado Estado
Social.
Dicha crisis hizo que el gobierno fuera cada
vez menos capaz de establecer negociaciones con todas las agrupaciones. Éstas
se hicieron autónomas y se adhirieron a
un partido diferente.
A juicio del politólogo universitario, estamos
presenciando en México lo que algunos teóricos llaman la existencia de un
“sistema de dos partidos y medio” -dos fuertes y otro un poco más chico-, pero
que tiene capacidad de alianza e, inclusive, de determinar el resultado de una
votación a favor de uno u otro.
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Un estudio de la
FCPyS de la UNAM revela que el voto se
movió masivamente del PRI hacia otros partidos porque se realinearon las
fuerzas y los intereses políticos.
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El voto es una variable dependiente
de que los grupos y las fuerzas políticas se muevan hacia otros partidos y
después convenzan a sus simpatizantes, afirmó el investigador Carlos Sirvent.