06:00 hrs. Agosto 17 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0738

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

 

MÉXICO TIENE UN SIGLO DE ATRASO EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA

 

·        Jaime Jiménez Guzmán, del IIMAS, señaló que los países del primer mundo tuvieron hace cien años la cantidad de científicos que nuestro país tiene en la actualidad

·        Sólo unas 300 empresas de la industria nacional realizan algún tipo de investigación y desarrollo

 

El retraso de México en la formación de personal dedicado a la ciencia y la tecnología es de alrededor de un siglo, lo que le impide convertirse en un país desarrollado, aseguró el físico Jaime Jiménez Guzmán, integrante del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM.

 

Señaló que a pesar de ser la onceava economía del mundo en el rubro, nuestro país se encuentra muy atrasado, al grado de que apenas tenemos el número de científicos que tenían hace cien años las naciones del primer mundo; en esas condiciones, "no podemos competir con ellos".

 

Mencionó que el sistema de ciencia y tecnología mexicano es todavía “incipiente”. Los sectores sociales no aprenden que la inversión en esos ámbitos es fundamental para el desarrollo nacional.

 

Un país como el nuestro necesita resolver problemas como la pobreza extrema, calidad de la educación, las enfermedades endémicas, la explotación racional de los recursos naturales, la contaminación generalizada, por mencionar algunos ejemplos, en los que la investigación científica puede aportar una serie de resultados útiles para mejorar las condiciones de vida de la población.

 

El gobierno, abundó, necesita convencerse de que sin una inversión sistemática en ciencia y tecnología, será muy difícil que el país salga del subdesarrollo.

 

Aclaró que la investigación y los científicos que tenemos son "buenos, pero son pocos". Todavía se requiere de muchos más centros e institutos de investigación y de la formación de un mayor número de expertos en diversas especialidades.

 

Esta situación se registra debido a diferentes factores. El primero de ellos la educación, cuya calidad debe ser mejorada, incluso desde el jardín de niños. También es necesario entusiasmar a más jóvenes para que se orienten hacia las carreras científicas.

 

Un factor más es la vinculación de las instituciones de educación con la industria y el uso del conocimiento, añadió el investigador universitario.

 

"Ahí tenemos un atraso muy grande; mientras en los países desarrollados la industria invierte un porcentaje alto de sus utilidades en investigación y desarrollo tecnológico, nosotros dedicamos cantidades muy pequeñas".

 

Para enfrentar un problema sistémico como éste se necesita el concurso de todos, de las autoridades (federales, estatales y locales), de las instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas, y del sector industrial y de servicios.

 

En relación con el apoyo que el gobierno brinda a la investigación, Jiménez Guzmán refirió que se debe apostar a que el respaldo sea sistemático, vía el Congreso de la Unión. Si se legisla en materia de ciencia y tecnología, se tendrá asegurado un presupuesto creciente que no dependa de la orientación que tenga el presidente en turno.

 

"Desde luego -opinó- se necesita del concurso del Ejecutivo; sin embargo, dada la situación actual de equilibrio entre poderes, lo más saludable es que el Legislativo se haga cargo de apoyar de forma persistente a la ciencia y la tecnología".

 

En ese sentido, señaló que la aprobación de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología es un buen paso inicial; empero, no rendirá frutos si los otros elementos no "vibran en la misma frecuencia" (instituciones de educación superior y sector privado).

 

Aseguró que sólo 300 empresas de la industria nacional, de un total de 2.8 millones, es decir, el 0.001 por ciento, realizan algún tipo de investigación y desarrollo y, en general, se trata de empresas grandes, ya que las medianas y las pequeñas no tienen condiciones para invertir.

 

Las transnacionales, aclaró el físico, no invierten en investigación en el territorio nacional porque poseen sus propios laboratorios y centros de investigación en el extranjero.

 

La vinculación de esas empresas con las instituciones educativas y de investigación es buena y los resultados son positivos. Sin embargo, ese porcentaje es pequeño, casi insignificante, comparado con el potencial de los científicos para aportar soluciones al gran sector industrial.

 

Refirió que la vinculación universidad-industria-gobierno no ha dado los resultados esperados por varias razones. Una de ellas: los diferentes lenguajes y objetivos. La meta de los científicos es conocer más, aprender acerca de la naturaleza y de los fenómenos sociales, mientras que la de los industriales es el incremento de sus utilidades.

 

Otra de las diferencias fundamentales es que el industrial busca los beneficios a un plazo razonablemente corto, en tanto que el investigador tiene una perspectiva temporal diferente. Ambos deben entender a la contraparte, abundó Jiménez Guzmán.

 

La relación entre sectores se puede incentivar mediante acercamientos donde los institutos de investigación le muestren a los industriales, a los tomadores de decisiones, que existe una serie de conocimientos científicos que puede ser utilizada en sus empresas.

 

Por otro lado, debe motivarse la mayor apertura de la industria. Que descubra que vale la pena invertir en ciencia, "porque los ahorros que van a lograr serán considerables a mediano y largo plazos. La compra de tecnología extranjera es y será mucho más cara que el desarrollo de la propia, con nuestros propios medios".

Finalmente, mencionó que se debe concretar la idea de un Sistema Nacional de Innovación, en la actualidad "raquítico". "No hay duda de que el Sistema debe impulsarse, de tal manera que contribuya con más productos originales de utilidad para la industria nacional".

 

Jaime Jiménez Guzmán señaló que las instituciones que contribuyen al desarrollo tecnológico del país son, además de la Universidad Nacional, el Cinvestav, el Instituto Politécnico Nacional, los tecnológicos regionales, algunos tecnológicos privados y los centros tecnológicos del sistema SEP-Conacyt que atienden problemáticas regionales, aunque no sean suficientes.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Las naciones del primer mundo tuvieron, hace cien años, la cantidad de científicos que México tiene en la actualidad; en esas condiciones, "no podemos competir con ellos", opinó Jaime Jiménez Guzmán, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM.

 

 

Foto 2

 

Jaime Jiménez Guzmán, del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas de la UNAM señaló que sólo 300 empresas de la industria nacional, de un total de 2.8 millones, hacen algún tipo de investigación y desarrollo.