Boletín UNAM-DGCS-0733
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LA FACULTAD DE
CIENCIAS PRODUCE MOSCAS DE LA FRUTA PARA LA ENSEÑANZA DE LA GENÉTICA
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A muy bajo costo, esta mosca (Drosophila melanogaster) es el principal
recurso para ser sometida a diferentes cambios genéticos
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El banco de cultivo de este insecto se fundó en 1979 por la doctora
Patricia Ramos Morales
Reconocimiento internacional ha alcanzado
la producción de mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) utilizada en la
docencia en los campos de la genética y de la biología que se desarrolla en el
Laboratorio de Genética de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Desde 1979, el banco de cultivo de la
mosca de la fruta de la Universidad Nacional ofrece paquetes de organismos
vivos de apoyo, a muy bajo costo, para ser usados en la enseñanza y en las
prácticas de laboratorio indicó Patricia Ramos Morales, académica de esa
dependencia.
Durante las últimas décadas, dicha mosca
ha sido el “caballito de batalla” en los laboratorios de biólogos y genetistas,
y se ha convertido en uno de los sistemas-modelo más influyentes en la
investigación, así como en la enseñanza de la Biología y la Genética, agregó
quien también es responsable del Drosophila Stock Center México.
El denominado “Material
biológico de apoyo a la docencia en genética”, consta de cepas de Drosophila, mismas que son
previamente sometidas a diversos cambios genéticos, mediante los cuales los
estudiantes tienen la posibilidad de comprender mejor algunas leyes
mendelianas.
Los paquetes incluyen también una pequeña
cámara para dormir al insecto, elaborada con un estuche de rollo fotográfico y
un pequeño embudo de plástico. “En Estados Unidos, un aparato de este tipo
tiene un costo de 19 dólares, por ejemplo, mientras una parte del nuestro lo obtenemos
de la basura, y el resto del material es barato y fácil de conseguir”, comentó.
Asimismo, contienen una ficha académica,
imágenes, esquemas, la práctica por escrito, sugerencias para el profesor sobre
cómo evaluar y, para el alumno, cómo organizar su información; una ficha en la que se explica la ley de Mendel,
instrucciones para realizar la
estadística y procesar los datos, menús de cepas mutantes con diversas cambios
genéticos, así como un cuestionario para evaluar lo aprendido al término de la
práctica.
Se trata de un material “vivo e
interactivo”, con el cual estudiantes y profesores realizan la práctica en dos
horas, permitiendo un ahorro aproximado de mes y medio de trabajo y mucho
dinero, además de garantizar el éxito del aprendizaje.
Porque, reconoció, una de las
principales barreras para los docentes de biología, física o química es el gran
número de horas destinadas a las prácticas de laboratorio en los programas de
estudio, por lo que se pretende buscar formas para reducirlo y emplearlo en la
enseñanza teórica de estas ciencias, pues cada vez acumulan más conocimiento.
Ramos señaló que este tipo de material de apoyo
a la docencia se desarrolla de forma cotidiana en Estados Unidos, con el apoyo
de poderosas industrias en el ramo y donde cada mutante alcanza un costo de
hasta cinco dólares, mientras que un paquete elaborado por los investigadores
mexicanos tiene un valor aproximado de 30 pesos, es decir, unos tres dólares.
Los paquetes didácticos de organismos
vivos se preparan de acuerdo con las necesidades planteadas por los profesores,
a quienes se les proporciona perfectamente “montado”. Son organismos reales con
carga genética distinta, los cuales pueden llevarse a casa o a la escuela y
cultivarlos, indicó.
La gran ventaja de este material –explicó
la bióloga– es que sirve para cualquier escuela, pues no se requieren
instrumentos o equipos sofisticados para su cultivo y observación. “Apoyamos a
escuelas e instituciones de educación superior en toda la República Mexicana y
en diversos países de América Latina como Colombia, Perú, Argentina, Brasil y
Venezuela”, abundó.
Para la observación de los cambios o
características de estos pequeños insectos, insistió, no se requieren
microscopios potentes, pues los alumnos pueden observarlos con una lupa común.
La responsable del banco de Drosophila indicó
que “está demostrado que todo conocimiento que no logra llevarse a un terreno
concreto, simplemente no se asimila”, la inversión en los cursos es demasiada
y, finalmente, los alumnos sólo se quedan con la teoría y no asimilan una serie
de conocimientos que se quedan en el aire.
Precisó que si bien un alumno que
memoriza un concepto puede repetirlo, no necesariamente lo aprende. Por ello,
con este material se busca impactar lo más posible al alumno, pues “una vez que
el estudiante entra en contacto con este material, el conocimiento no se le
olvidará”, comentó.
La enseñanza auxiliada por equipos como
los diseñados por los investigadores universitarios tiene como propósito hacer
que los docentes se interesen en esta forma de enseñanza y, poco a poco,
incorporen otro tipo de materiales para la biología en general.
Por ello, este banco, desde su surgimiento,
busca apoyar la docencia. “Esa es nuestra más fuerte ambición y lo hemos
logrado, en buena medida", concluyó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Patricia Ramos Morales, responsable
del Drosophila Stock Center México y académica de la Facultad de Ciencias de la
UNAM, aseguró que una de las principales barreras para los docentes de
biología, física o química, es el tiempo destinado a las prácticas de
laboratorio en los programas de estudio.
Foto 2
La académica de la Facultad de
Ciencias de la UNAM, Patricia Ramos Morales, en el laboratorio del Drosophila
Stock Center México.