Boletín UNAM-DGCS-0732
Pies de fotos al final del boletín
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Es el mejor de América Latina y tiene una
producción anual de 12 mil impresiones fotográficas, señaló su coordinador,
Alejandro Martínez Mena
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Proporciona servicio de fotografía
científica y microscopía a más de 30 instituciones de la Universidad Nacional y
externas
El Laboratorio de Microcine de
la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM –con tres décadas de labor
ininterrumpida y producción anual de 12 mil impresiones fotográficas en
promedio– es el mejor no sólo del país, sino de muchos países de América
Latina.
Proporciona servicios de
fotografía científica y microscopía óptica a investigadores, profesores y
alumnos de más de 30 dependencias, tanto de la UNAM como externas que requieran
estas herramientas para documentar visualmente sus trabajos científicos, indicó
Alejandro Martínez Mena, coordinador del Laboratorio.
Los trabajos realizados en el
laboratorio están publicados en inglés, francés, alemán y japonés. “Esto es ver
cristalizado el esfuerzo cotidiano de hacer fotografía científica, cuyo proceso
en ocasiones es corto pero laborioso, sobre todo cuando se trata de cuerpos con
características morfológicas particulares”.
Esta dependencia universitaria
está equipada con microscopios computarizados de la más alta tecnología
electrónica y óptica, y cuenta con vasta experiencia en el manejo de los
equipos, de ahí sus resultados de calidad.
El especialista explicó que la fotografía
científica es el medio idóneo para documentar la investigación porque permite
obtener imágenes para ilustrar los hallazgos científicos.
Martínez Mena señaló que en el
país no existe escuela o facultad donde se imparta fotografía científica como
tal. La UNAM tiene algunas dependencias donde se realiza esta actividad, como
los institutos de Investigaciones Biomédicas, de Fisiología Celular, de
Biología, y el de Geología, entre otros, pero son centros donde el trabajo
fotográfico está dirigido al objeto de estudio de cada uno.
Entre las ventajas de estar en
la FC es que el abanico y especialización del trabajo realizado en el
Laboratorio de Microcine es considerable, lo cual permite captar imágenes
específicas a cuerpos enormes como un elefante, hasta organismos microscópicos
como una bacteria, ello brinda el dominio de la técnica fotográfica, indicó.
La fotografía científica es un
lenguaje, una forma de expresión que se vuelve una herramienta importante, un
documento fiel para representar alguna estructura biológica o una planta.
Ejemplo de ello, es la famosa Lacandonia schismática –descubierta en 1987 por
el biólogo Esteban Martínez– cuyos documentos visuales fueron el comprobante de
que, a diferencia del resto de las plantas, presenta sus órganos reproductores
invertidos.
Destacó que alumnos de ese
laboratorio han sido merecedores de premios nacionales e internacionales en
reconocimiento a la calidad de su trabajo fotográfico y a la importancia de la
imagen científica y la microscopía, en particular para el quehacer del biólogo
y, en general, para las ciencias biomédicas.
En nuestros días, añadió el
especialista universitario, las nuevas técnicas como el video y la
digitalización multiplican la capacidad de esta herramienta.
La fotografía científica tiene
aplicación en una amplia gama de áreas del conocimiento como la astronomía, la
antropología, la geología y la medicina. “En el caso particular de las ciencias
biológicas, disciplina que nos ha tocado explotar desde hace tres décadas, es
una alternativa más de trabajo para el biólogo”.
Apuntó que además de la
instrumentación de vanguardia, ese laboratorio cuenta con viejos microscopios
con tecnología electrónica de bulbos –que datan de los años 60– “verdaderos
tanques para nosotros”.
Se trata de herramientas
preciosas de trabajo con ópticas de manufactura alemana de gran calidad que
permiten mantener esta dinámica de trabajo.
En opinión de Alejandro
Martínez Mena, hacer y tomar fotografía son tareas distintas. “Todos tomamos fotos
pero no todos las hacemos, es como ser escritor o no, sabemos leer y escribir
pero no todos somos escritores, lo mismo sucede con la fotografía.
“La gran mayoría tiene una
cámara para la foto de cualquier ocasión
–la boda, las vacaciones, etcétera–, no así para captar una imagen
específica donde se requiera destacar el motivo principal de cierto elemento y
aislarlo visualmente sin que pierda su entorno, entre otras posibilidades”,
señaló.
En ocasiones se considera que
la foto más compleja es la de una modelo, un perfume o un automóvil; sin
embargo, “puedo decir que resulta mucho más difícil capturar la impresión de un
objeto pequeño o casi microscópico, pues para ello se requiere, en ocasiones,
de espacios mayores al de una habitación de cinco por cinco metros para obtener
iluminaciones especiales que dan el punto de luz a la estructura que al
investigador le interesa destacar”.
Recordó que el laboratorio inició su
trabajo a principios de los 70, cuando era una actividad poco conocida en el
mundo. Si bien existían documentales de divulgación de la ciencia como los de
Jacques Costeau, y posteriormente algunos trabajos de Carl Sagan, no había
registros fotográficos de la naturaleza, sobre todo de organismos
microscópicos.
La aparición de grandes cadenas
de televisión como la BBC de Londres y Open University, por ejemplo, dieron
impulso a la foto y al cine científicos de divulgación hasta llegar a
frecuencias de televisión como National Geographic Chanel o Discovery Chanel,
que permiten colocar a la fotografía científica como una labor en ebullición en
el mundo.
El impacto de este tipo de
fotografía es cada vez mayor. “Justamente esos afanes de la divulgación de la
ciencia nos permiten cubrir un universo cada vez más grande, no sólo en el
campo científico, sino en la formación de profesionales de alto nivel”.
Si bien cada vez hay más
investigadores que se vuelven sus propios fotógrafos, los resultados no se
comparan con la experiencia de un fotógrafo científico. Los expertos en esta
técnica hacen aparecer sus imágenes a los ojos del espectador común, como algo
cada vez más cotidiano, finalizó.
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PIES DE FOTO
Foto 1
Alejandro Martínez Mena, coordinador del Laboratorio
de Microcine de la Facultad de Ciencias de la UNAM, indicó que esa dependencia
proporciona servicios de fotografía científica y microscopía óptica a
investigadores, profesores y alumnos que requieran esta herramienta para
documentar visualmente sus trabajos científicos.
Foto 2
Alejandro Martínez Mena, coordinador del laboratorio
de Microcine de la Facultad de Ciencias de la UNAM, destacó que esa dependencia
está equipada con tecnología de vanguardia que le permite ofrecer servicios de
fotografía científica a investigadores tanto de la UNAM como de instituciones
externas.