06:00 hrs. Agosto 11 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0720

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

ÚNICO EN AMÉRICA LATINA EL OBSERVATORIO DE RAYOS CÓSMICOS DE LA UNAM

 

·        Trabaja todo el año, informó el investigador encargado, José Francisco Valdés Galicia

·        Forma parte de la red mundial de observatorios y tiene un amplio reconocimiento internacional, agregó

 

Único en América Latina, el Observatorio de Rayos Cósmicos (ORC) de la UNAM, que está en operación durante todo el año, es fundamental para la investigación mundial y la obtención de información en este campo.

 

El encargado del ORC, José Francisco Valdés Galicia, precisó que en el ámbito internacional sólo hay entre 30 y 40 observatorios de este tipo. La estación mexicana forma parte de esa red mundial. “Nuestros datos los piden para calibrar datos de observatorios que recién se instalan”.

 

Luego de destacar que el registro de actividades solares ha sido solicitado a la estación mexicana por diversos países, comentó que el aspecto fundamental de la investigación en rayos cósmicos es conocer el Sol y el medio ambiente que domina, es decir, nuestro entorno más allá de la atmósfera, mediante la detección de las variaciones de los rayos en el tiempo.


 

Con amplio reconocimiento internacional en esta materia, el ORC tiene la detección y el registro continuo de la intensidad de la radiación en la ciudad de México generada por los rayos cósmicos. La zona es considerada privilegiada porque está dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, lo que permite mejor control.

 

El doctor en astrofísica detalló que los rayos cósmicos son partículas subatómicas o núcleos de elementos. La mayoría son protones, es decir, núcleos de hidrógeno.

 

Estas partículas, de muy alta energía, no provienen de la Tierra ni del Sol, sino del universo, aunque se desconoce con exactitud su procedencia.

 

Explicó que el Sol tiene un campo electromagnético que llena un espacio muy grande a su alrededor y los rayos cósmicos detectados por la estación son afectados por esos campos.

 

Entonces, al medir la intensidad de la radiación cósmica de alguna manera lo que se hace es estudiar la emisión de radiaciones y de campos electromagnéticos en el astro.

 

Alrededor de la Tierra está el campo magnético y más allá está el dominio del campo magnético del Sol, por lo que todo lo que le sucede afecta de alguna manera a nuestro planeta.

 

Aclaró que la intensidad de los rayos cósmicos no es constante en el tiempo. Sin embargo, da una idea de lo que pasa en el planeta.

 

En los últimos diez años, indicó, se han realizado algunos estudios donde se correlacionan las variaciones en la intensidad de rayos cósmicos con fluctuaciones en el clima.

 

Hoy, se sabe que probablemente los rayos cósmicos efectan al clima de la Tierra, porque tienen cierto ciclo de variación que se identifica en parámetros de la atmósfera, particularmente, en la cubierta de nubes.

 

Debido a que los rayos cósmicos son partículas cargadas de muy alta energía son capaces de producir un fenómeno que se llama ionización, o sea, la separación de los átomos de la atmósfera en sus núcleos y electrones.


 

Estas partículas cargadas en la atmósfera son capaces de funcionar como nucleadores de otras moléculas en el ambiente, lo que contribuye a la formación de nubes. Así, mientras más rayos cósmicos hay, más ionización en la atmósfera y mayor factibilidad de formar nubes.

 

La abundancia de rayos en el planeta está determinada por la actividad del Sol. Cada 11 años ésta aumenta, por lo que se considera que el ciclo fundamental de los rayos cósmicos es solar.

 

De esta manera, cuando la actividad solar disminuye aumenta la cantidad de rayos cósmicos que llegan a la Tierra.

 

Al referirse en forma específica a una posible afectación al ser humano, el investigador encargado del Observatorio comentó que se han realizado múltiples estudios poco concluyentes. Especificó que en todo momento de la vida caen los rayos cósmicos, atraviesan el cuerpo humano, e igualmente van debajo de la tierra.

 

Hasta el momento, planteó, hay estudios de correlación de ciertos fenómenos que suceden con los rayos cósmicos. Sin comprobarse todavía, algunos investigadores italianos y rusos sostienen que hay indicios de casos de algunas enfermedades, como la embolia o el infarto al miocardio, que  pueden presentarse con mayor frecuencia en temporadas donde hay grandes tormentas de rayos cósmicos.

 

Esto no significa que cualquier persona adquirirá alguna de esas enfermedades. Estudios en México sobre el tema coinciden en que puede haber alguna relación entre ambos, aunque no hay la certeza  de que esto suceda.

 

Apuntó que el Observatorio de Rayos Cósmicos de la UNAM es la única estación en México. Desde 1990 funciona de manera continúa por el esfuerzo del físico Alejandro Hurtado Pizano y del ingeniero en comunicaciones eléctricas y electrónica Octavio Musalem Clemente, técnicos encargados de la operación y el mantenimiento de la estación. Y aunque el equipo fue prestado por una universidad canadiense, la UNAM da todo el apoyo necesario para su operación, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

José Francisco Valdés Galicia, encargado del Observatorio de Rayos Cósmicos de la UNAM, informó que es el único en México y América Latina y trabaja en forma ininterrumpida todo el año

 

 

FOTO 2

 

El Observatorio de Rayos Cósmicos de la UNAM tiene un amplio reconocimiento internacional debido a que por la calidad de su funcionamiento los resultados de su trabajo son requeridos por todos los países del mundo