Boletín UNAM-DGCS-0700
Pies de fotos al final del boletín
POSIBLE RECUPERAR
LA BIODIVERSIDAD EN TABASCO
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El investigador Joaquín Bueno Soria sostuvo que para ello es urgente la
reforestación y dar mantenimiento a las plantas petroleras, para mitigar el
daño ambiental
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No sólo la industria petrolera altera el ecosistema, también la tala, la
ganadería, la construcción de presas y el crecimiento urbano, advirtió
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El integrante del Instituto de Biología señaló que en la entidad pueden
coexistir las riquezas petrolera y biológica
Todavía puede recuperarse la biodiversidad de
zonas como la del estado de Tabasco, donde la industria petrolera, la tala, la
ganadería, la construcción de presas y el crecimiento de las ciudades alteran
el ecosistema, aseguró Joaquín Bueno Soria, investigador del Instituto de
Biología de la UNAM.
Señaló que es urgente reforestar las áreas
perdidas y dar mantenimiento a las instalaciones petroleras, modernizar las
plantas procesadoras de gas y de crudo, para evitar rotura de oleoductos, derrames
y fugas.
En esa parte del sureste de México
"desgraciadamente coinciden dos grandes riquezas, ambas de gran
importancia para el país: la petrolera
y la biológica. Por supuesto, donde hay crudo hay contaminación, debido a los
métodos usados para su obtención".
Ahora, puntualizó, se procura el equilibrio
entre ambas riquezas y cuidar más las formas de extracción del crudo, a través
de evitar daños en el medio ambiente, lo que, sin embargo, no es suficiente.
Los lagos y pantanos tabasqueños, por ejemplo,
son las áreas más ricas en petróleo y aún sufren deterioro, porque cuando se
extrae el hidrocarburo, el crudo está revuelto con agua “congénita”, altamente
salada que cambia el grado de acidez y alcalinidad (pH) de los sistemas
acuáticos naturales.
Ahí, también se construyen canales y
plataformas de perforación, con el consecuente riesgo de derrames que generan
depósitos o sedimentos de metales pesados o hidrocarburos; además, estos
cuerpos de agua reciben descargas del drenaje de las casas.
Si bien en esas zonas ya existían comunidades
de pescadores, la población se incrementó cuando comenzaron las perforaciones
petroleras, y con ella, la demanda de servicios y la contaminación, explicó el
investigador.
La ganadería, por otra parte, no permite la recuperación
de las tierras; a eso se suma la actividad agrícola impulsada en la década de
los 70 con el Programa Nacional de Desmonte, mediante el cual no se logró la
creación de una zona agrícola de importancia en la denominada Chontalpa y sólo
se dañó a las selvas, dijo.
En tanto, precisó Bueno Soria, la construcción
de presas hidroeléctricas modifica el flujo de los ríos que bajan a las
planicies costeras, así como la hidrología del estado, lo que afecta al
desarrollo de las especies acuáticas.
A pesar de esta grave situación, existe la
posibilidad de revertirla; se trataría de un proceso de años donde se incluyan
procedimientos "limpios" de extracción del petróleo de forma más
expedita, la reforestación del área, el desazolve de lagos y lagunas, el cierre
de los canales que ya no se utilizan, la eliminación de los desechos y un
cambio en la cultura de la gente.
Bueno Soria añadió que es difícil cuantificar
la pérdida de la biodiversidad en Tabasco porque se carece de estudios
anteriores para comparar la presencia actual de especies de flora y fauna que
se repliegan en los pequeños "manchones" de selva que aún sobreviven
en las montañas.
El académico universitario estudió en
territorio tabasqueño la existencia de insectos acuáticos denominados macroinvertebrados
bénticos, que son indicadores biológicos de la calidad del agua, esto como
parte de una investigación multidisciplinaria donde se determinó la situación
de la biodiversidad en la entidad.
Con ayuda de los insectos acuáticos se puede
conocer en cierta medida la calidad química, física y morfológica de los ríos.
Los grandes, como el Grijalva y el Usumacinta, tienen poca biodiversidad en
relación con otros más pequeños.
"Obtuvimos muestras de ríos donde no había
instalaciones petroleras ni presencia del hombre"; en efecto, son zonas
sin alteraciones donde, por la calidad del agua –determinada por su
oxigenación--, se encontraron especímenes de insectos acuáticos de los órdenes Coleoptera, Trichoptera y Plecoptera, entre otros.
Los insectos acuáticos que se alimentan de
materia orgánica y restos de vegetales, son a su vez comida para los peces y
éstos de las aves; estableciéndose así la cadena alimenticia. Empero, cuando el
agua no es de buena calidad, las especies no se reproducen.
A simple vista, agregó el biólogo, el deterioro
ambiental no se aprecia. Pero "nosotros, que sabemos lo que debería haber
podemos determinar cómo es la situación".
Aseguró que las riquezas petrolera y biológica
son compatibles. Puede explotarse la primera, siempre y cuando se tomen las
medidas necesarias para cuidar el ambiente; además, debe haber armonía entre
esos bienes y el progreso de las comunidades, remató el investigador.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
En Tabasco, no
sólo la industria petrolera altera el ecosistema, sino la tala, la ganadería,
la construcción de presas hidroeléctricas y el crecimiento de las ciudades
aseguró Joaquín Bueno Soria, del Instituto de Biología de la UNAM.
FOTO 2
Joaquín Bueno
Soria, del Instituto de Biología de la UNAM, mencionó que las riquezas
petrolera y biológica son compatibles. Puede explotarse la primera, siempre y
cuando se tomen las medidas necesarias para cuidar el ambiente.