06:00 hrs. Agosto 03 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0700

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

 

POSIBLE RECUPERAR LA BIODIVERSIDAD EN TABASCO

 

·        El investigador Joaquín Bueno Soria sostuvo que para ello es urgente la reforestación y dar mantenimiento a las plantas petroleras, para mitigar el daño ambiental

·        No sólo la industria petrolera altera el ecosistema, también la tala, la ganadería, la construcción de presas y el crecimiento urbano, advirtió

·        El integrante del Instituto de Biología señaló que en la entidad pueden coexistir las riquezas petrolera y biológica

 

 

Todavía puede recuperarse la biodiversidad de zonas como la del estado de Tabasco, donde la industria petrolera, la tala, la ganadería, la construcción de presas y el crecimiento de las ciudades alteran el ecosistema, aseguró Joaquín Bueno Soria, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.

 

Señaló que es urgente reforestar las áreas perdidas y dar mantenimiento a las instalaciones petroleras, modernizar las plantas procesadoras de gas y de crudo, para evitar rotura de oleoductos, derrames y fugas.

 

En esa parte del sureste de México "desgraciadamente coinciden dos grandes riquezas, ambas de gran importancia para el país:  la petrolera y la biológica. Por supuesto, donde hay crudo hay contaminación, debido a los métodos usados para su obtención".

 

 

Ahora, puntualizó, se procura el equilibrio entre ambas riquezas y cuidar más las formas de extracción del crudo, a través de evitar daños en el medio ambiente, lo que, sin embargo, no es suficiente.

 

Los lagos y pantanos tabasqueños, por ejemplo, son las áreas más ricas en petróleo y aún sufren deterioro, porque cuando se extrae el hidrocarburo, el crudo está revuelto con agua “congénita”, altamente salada que cambia el grado de acidez y alcalinidad (pH) de los sistemas acuáticos naturales.

 

Ahí, también se construyen canales y plataformas de perforación, con el consecuente riesgo de derrames que generan depósitos o sedimentos de metales pesados o hidrocarburos; además, estos cuerpos de agua reciben descargas del drenaje de las casas.

 

Si bien en esas zonas ya existían comunidades de pescadores, la población se incrementó cuando comenzaron las perforaciones petroleras, y con ella, la demanda de servicios y la contaminación, explicó el investigador.

 

La ganadería, por otra parte, no permite la recuperación de las tierras; a eso se suma la actividad agrícola impulsada en la década de los 70 con el Programa Nacional de Desmonte, mediante el cual no se logró la creación de una zona agrícola de importancia en la denominada Chontalpa y sólo se dañó a las selvas, dijo.

 

En tanto, precisó Bueno Soria, la construcción de presas hidroeléctricas modifica el flujo de los ríos que bajan a las planicies costeras, así como la hidrología del estado, lo que afecta al desarrollo de las especies acuáticas.

 

A pesar de esta grave situación, existe la posibilidad de revertirla; se trataría de un proceso de años donde se incluyan procedimientos "limpios" de extracción del petróleo de forma más expedita, la reforestación del área, el desazolve de lagos y lagunas, el cierre de los canales que ya no se utilizan, la eliminación de los desechos y un cambio en la cultura de la gente.


 

Bueno Soria añadió que es difícil cuantificar la pérdida de la biodiversidad en Tabasco porque se carece de estudios anteriores para comparar la presencia actual de especies de flora y fauna que se repliegan en los pequeños "manchones" de selva que aún sobreviven en las montañas.

 

El académico universitario estudió en territorio tabasqueño la existencia de insectos acuáticos denominados macroinvertebrados bénticos, que son indicadores biológicos de la calidad del agua, esto como parte de una investigación multidisciplinaria donde se determinó la situación de la biodiversidad en la entidad.

 

Con ayuda de los insectos acuáticos se puede conocer en cierta medida la calidad química, física y morfológica de los ríos. Los grandes, como el Grijalva y el Usumacinta, tienen poca biodiversidad en relación con otros más pequeños.

 

"Obtuvimos muestras de ríos donde no había instalaciones petroleras ni presencia del hombre"; en efecto, son zonas sin alteraciones donde, por la calidad del agua –determinada por su oxigenación--, se encontraron especímenes de insectos acuáticos de los órdenes Coleoptera, Trichoptera y Plecoptera, entre otros.

 

Los insectos acuáticos que se alimentan de materia orgánica y restos de vegetales, son a su vez comida para los peces y éstos de las aves; estableciéndose así la cadena alimenticia. Empero, cuando el agua no es de buena calidad, las especies no se reproducen.

 

A simple vista, agregó el biólogo, el deterioro ambiental no se aprecia. Pero "nosotros, que sabemos lo que debería haber podemos determinar cómo es la situación".

 

Aseguró que las riquezas petrolera y biológica son compatibles. Puede explotarse la primera, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias para cuidar el ambiente; además, debe haber armonía entre esos bienes y el progreso de las comunidades, remató el investigador.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

En Tabasco, no sólo la industria petrolera altera el ecosistema, sino la tala, la ganadería, la construcción de presas hidroeléctricas y el crecimiento de las ciudades aseguró Joaquín Bueno Soria, del Instituto de Biología de la UNAM.

 

 

FOTO 2

 

Joaquín Bueno Soria, del Instituto de Biología de la UNAM, mencionó que las riquezas petrolera y biológica son compatibles. Puede explotarse la primera, siempre y cuando se tomen las medidas necesarias para cuidar el ambiente.