06:00 hrs. Agosto 2 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0698

Ciudad Universitaria

 

PARA COMBATIR LA RABIA: DIAGNÓSTICO OPORTUNO Y AUMENTO DE LA VACUNACIÓN DE PERROS CALLEJEROS

 

·        Esos animales son parte central de la causa de la persistencia de la enfermedad y la transmisión al ser humano, indicó Raúl Arturo Mar Cruz, de la FES Cuatitlán de la UNAM

·        Participó en el “Segundo Congreso Internacional Virtual Agropecuario”

 

Es primordial el diagnóstico inmediato de la rabia en los perros callejeros y no sólo preocuparse por los domésticos o por el contagio a los  humanos, pues de otra manera no se logrará erradicarla del país, indicó Raúl Arturo Mar Cruz, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.

 

Consideró que los animales que deambulan por las calles son la principal causa para que persista la enfermedad y de transmitirla al ser humano. Por ello, apuntó, se requiere más conciencia y participación de la gente a fin de aumentar el número de vacunas aplicadas anualmente.

 

Mar Cruz explicó que la rabia es un padecimiento que persiste en casi todo el mundo, con excepción de Inglaterra, Irlanda, Islandia, Noruega y Suecia. En México aún constituye un problema de salud pública.

 

El especialista resaltó que después del perro, el gato es el animal que representa mayor riesgo de transmisión de la rabia en el ámbito doméstico. En el medio salvaje, añadió, los zorros, coyotes, chacales y lobos también son potenciales transmisores, sin olvidar al vampiro.

Al referirse a las ratas, Mar Cruz destacó que el riesgo en estos animales disminuye debido a que al padecer la rabia se paralizan; sin embargo, la posibilidad de que afecten a la población urbana es latente, debido a que en esas zonas existen entre cuatro y cinco roedores por habitante.

 

Durante su participación en el “Segundo Congreso Internacional Virtual Agropecuario”, organizado por la FES Cuatitlán, el investigador universitario expuso que el periodo de incubación de la enfermedad oscila entre 20 y 60 días, y el curso de la misma entre cinco y 10 días.

 

“Si durante ese periodo el animal no muere, podría considerase que no estuvo enfermo de rabia; de ocurrir el deceso, tendrían que hacerse las pruebas de diagnóstico correspondientes para llegar a una conclusión”, señaló.

 

Por otra parte, destacó la importancia de que la persona encargada del diagnóstico esté vacunada con respuesta inmune. El análisis debe iniciar en el encéfalo que, como varios órganos, constituye material contaminante que podría infectar y enfermar con el virus, añadió.

 

Apuntó que hay campañas públicas de vacunación que proporcionan el servicio de manera gratuita. Además, concluyó, se debería esterilizar a perros y gatos para evitar su excesiva proliferación.

 

 

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