Boletín UNAM-DGCS-0686
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No es suficiente el hecho de que las familias cuenten con un
lugar donde vivir, dijo en la Facultad de Arquitectura de la UNAM
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Lo primero que debe plantearse es cómo los
barrios pueden formar parte de la ciudad, comentó el director del Grupo de
Consultores Europeos Asociados
Para satisfacer el derecho a la vivienda
se deben replantear las ciudades, ya que hasta el momento las políticas
públicas han tenido como resultado la creación de barrios marginales, aseguró
Jordi Borja, director del Grupo de Consultores Europeos Asociados.
El urbanista afirmó que lo
primero que debe plantearse es cómo los barrios pueden formar parte de la ciudad,
y la manera en que los pobladores lo sientan realmente, es decir, verlos
simbólica y físicamente integrados a las metrópolis; ya después llegarán la
vivienda, el edificio o la escalera.
Al ofrecer en la UNAM la conferencia
“Globalización y ciudadanía, o el derecho a la ciudad”, el arquitecto afirmó:
“estoy en contra del derecho a la vivienda, que en muchas ocasiones se ha
equiparado con la marginalidad; más bien, estoy a favor del derecho a la
ciudad”.
El codirector del Programa de
Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, destacó que “cuando se
actúa en dicho tipo de urbanizaciones no se puede pensar que por poner un
jardín, monumento o fuente se edifica un pedazo de ciudad formal”.
Para ello, comentó Jordi
Borja, “se necesita hacer más cosas, las cuales no se pueden resolver sin una
mejor política en materia de distribución de ingresos”.
Destacó que en Europa no se sabe cómo
manejar la ciudad, producto de las dinámicas fuertes e independientes de los
gobiernos que se han traducido en un crecimiento difuso y fragmentado.
Barcelona, por ejemplo, “se ha urbanizado
en los últimos 25 años tanto como en toda su historia anterior, y su población
es la misma. Con cuatro millones de habitantes hay el doble de suelo urbanizado
en un radio de unos 40 kilómetros hacia el este, igual cifra al oeste, 20 a 30
hacia el norte, y al sur el mar”.
Las sociedades urbanas,
aseveró, se han vuelto extremadamente complejas por dos razones. Primero,
porque en ellas los grupos sociales ya no están tan bien definidos como antes
y, segundo, porque existe una movilidad descendente, lo cual significa, en el
caso de México y Barcelona, que muchos de sus jóvenes de menos de 25 años no
pueden alcanzar el nivel de vida de sus padres. En el mejor de los casos, acceden
a tener una carrera que les dará una mayor posibilidad de no bajar demasiado en
la escala social.
De este modo, recalcó el
especialista en la Facultad de Arquitectura, no sólo tenemos que seguir la
tendencia actual de “hacer ciudad sobre la ciudad”, sino establecer un
mecanismo para mantener un equilibrio del 50 y 50% entre las viviendas y los
usos comerciales.
Por tanto, dijo, los
urbanistas “tenemos tres desafíos: convertir nuestra memoria histórica en
propuesta de presente; traducir la visión profesional-tecnocrática de las
ciudades existentes en términos ciudadanos, que la gente lo entienda y se pueda
debatir qué se hace; e inventar la ciudad del porvenir, lo cual, en realidad,
estamos haciendo sin querer.
“Ojalá supiéramos que cada vez
que se construye un aeropuerto o un segundo piso en una red vial se está
haciendo la ciudad del futuro”, insistió el también profesor asociado de la
Universidad de Cataluña, España.
Finalmente, sostuvo que para
que un ciudadano ejerza sus derechos territoriales tiene antes que conocerlos,
así como al mismo lugar”.
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Jordi Borja,
director del Grupo de Consultores Europeos Asociados, recalcó en la Facultad de
Arquitectura de la UNAM que las sociedades urbanas se han vuelto extremadamente
complejas, siendo una de las razones el que los grupos que las conforman ya no
están tan bien definidos como antes.