Boletín UNAM-DGCS-0679
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MAYOR PARTICIPACIÓN DE LOS ACADÉMICOS EN LA ESTRUCTURA UNIVERSITARIA
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Investigadores
de la UNAM se pronunciaron por la renovación e intensificación de la actividad
de los órganos colegiados y una transformación a fondo de la institución
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Participaron
en el último día de trabajos de “El debate por la UNAM”, organizado por la CECU
Mientras investigadores de la UNAM
se manifestaron por la mayor participación de la academia en la estructura
universitaria, por la renovación e intensificación de la actividad de los
órganos colegiados y la transformación a fondo de la institución, el titular
del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), José Luis Valdés
Ugalde, aseguró que el actual mecanismo de designación de autoridades es
legítimo.
En el auditorio del Instituto de Investigaciones
Antropológicas revisaron el tema de la “Designación y atribuciones de los
directores”, en el marco de “El debate por la UNAM”, organizado por la Comisión
Especial del Consejo Universitario para el Congreso Universitario (CECU).
Durante el último día de trabajos del debate,
Elvira Concheiro, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), opinó que
no se trata de mejorar o modificar uno u otro aspecto de la legislación y de la
práctica de autoridad, sino que es necesario un cambio que implique repensar
los fundamentos de lo que ha sido la dirección universitaria, sobre la base de
una nueva cultura comunitaria que diferencie con claridad la administración de
la academia.
También debe darse la transformación
democrática del poder universitario en dos sentidos: por un lado, en la
democratización de la estructura de gobierno bajo el principio de autoridades
de tipo colegiado, donde el peso de la representación de docentes,
investigadores y estudiantes sea igual y, por el otro, en la regeneración de un
poder que hace décadas se ha perdido: el de la academia.
José Luis Valdés Ugalde, director del CISAN,
aseguró que en la excelencia y libertad de cátedra y de investigación está uno
de los más importantes derroteros de los universitarios administradores desde
sus posiciones como directores. “Este debe ser el preámbulo de la conducción
exitosa de cualquier proyecto académico”.
Asimismo, señaló que dentro del marco actual
que rige a la Universidad, los directores “tienen legitimidad”; ello se basa en
que las dos instancias de decisión universitaria más importantes, la Junta de
Gobierno y el rector, tienen por sí mismas atribuciones legales para
designarlos. De ese modo, pueden ejercer la autoridad con responsabilidad para
poder llevar a cabo el apuntalamiento del proyecto académico de que se trate.
Nelia Tello Peón, catedrática y ex directora de
la Escuela Nacional de Trabajo Social, señaló que la estructura para la
designación de directores es importante, empero, lo es más la relación que la
comunidad tiene con dicha estructura.
Se manifestó por reconceptualizar el sentido de
autoridad, porque mientras se conciba a los directores como funcionarios de la
burocracia universitaria, no se podrá lograr que realmente la comunidad se
sienta representada por ellos. Es necesario, entonces, eliminar la desconfianza
y la falta de credibilidad respecto a su labor.
Durante la mesa redonda “Conformación, elección
y atribuciones de los Consejos Académicos de Área y Consejos Técnicos”, en el
auditorio de la Unión de Universidades de América Latina, Rafael Pérez Pascual,
director General de Asuntos del Personal Académico, dijo que la constitución de
los consejos académicos de área, su consolidación y su incidencia en una visión
de organización de la Universidad por sus distintas áreas del conocimiento debe
ser un paso indispensable en la búsqueda de una reforma universitaria.
Si bien es cierto, aseveró, estas instancias
cumplen bien con sus tareas puntuales, se debe reconocer que no han podido
iniciar sus tareas de planeación y evaluación académica en forma más amplia.
Georges Dreyfus, del Instituto de Fisiología
Celular, consideró que los consejos académicos de área deben intensificar su
actividad y ampliar su rango de acción para convertirse en instancias
superiores a los consejos técnicos, capaces de dar las directrices académicas
que permitan subir y homogeneizar el nivel académico de profesores e
investigadores.
Además, deben coadyuvar a que los egresados
posean el perfil académico y la preparación necesaria para insertarse
adecuadamente en los mercados de trabajo o en el posgrado.
Jorge Isaac Egurrola, de la Escuela Nacional de
Estudios Profesionales, Acatlán, sostuvo que los consejos técnicos ya acusan
cansancio, pues presentan cierta dificultad intrínseca para transformarse; al
contrario de los consejos académicos de área, los cuales son instancias en
gestación pero con la limitación de la desconfianza hacia la iniciativa
académica que pueden tener.
En este sentido, señaló, nos encontramos ante
dos instancias universitarias que deben renovarse, desde su elección y
composición. “Deben ser autoridades colegiadas, pero representativas. Además,
están obligadas a dar a conocer a la comunidad cuándo se van a reunir, qué
temas discutirán”.
En el Instituto de Química
En la mesa redonda “Designación y atribuciones
del rector”, el investigador del IIEc,
Imanol Ordorika Sacristán, se manifestó a favor de trasladar los niveles de decisión
de la UNAM a la academia. Subrayó que desde hace años la institución requiere
de la transformación en todos sus rubros, así como reconocer que es
profundamente política, por lo que reclama el derecho a discutir a fondo su
situación para reformarla.
Recalcó la necesidad de reconocer la
politicidad de la Universidad, dado que coexisten en ella diversas visiones de
la institución y el país, así como de los requerimientos emanados por las
diferentes disciplinas, posturas políticas y concepciones religiosas. Ello,
precisó, nos obliga a “echar a la basura” a este sistema de organización de
gobierno universitario y que se abran cauces reales de participación.
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