Boletín UNAM-DGCS-0657
LA UNAM DEBE
MANTENER SU POLÍTICA TRANSPARENTE DE RENDICIÓN DE CUENTAS
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Durante los últimos años la institución ha conseguido operar en punto de equilibrio presupuestal, afirmó
Raúl Robles
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Se requiere una política de Estado que dé certidumbre jurídica al financiamiento de las universidades,
añadió en el marco de “El debate por la UNAM”, organizado por la CECU
La Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) debe proseguir con su política transparente de rendición de
cuentas, e incluso intensificarla a raíz de la entrada en vigor de la Ley
Federal de Transparencia y de Acceso a la Información Pública Gubernamental,
afirmó el contralor de esta casa de estudios, Raúl Robles Segura.
En su conferencia “El presupuesto
universitario”, realizada en el marco de “El debate por la UNAM”, organizado
por la Comisión Especial del Consejo Universitario para el Congreso
Universitario (CECU), señaló que para cumplir debidamente con este ordenamiento
se desarrollan las tareas pertinentes en diversas áreas de la institución.
Durante los últimos años, dijo, esta
dependencia ha conseguido operar dentro de un punto de equilibrio presupuestal,
gracias a una serie de esfuerzos para contener el crecimiento del gasto y, en ocasiones,
mediante el sacrificio de algunos programas que debieran tener mayores alcances
y coberturas.
Por ello se requiere de una política de Estado
que dé certidumbre jurídica al financiamiento a las universidades, agregó el
expositor en el Instituto de Ecología.
Explicó que el proceso para la integración,
elaboración, control y ejercicio del presupuesto es una de las actividades
administrativas que requiere mayor esfuerzo.
Frente a ello, constantemente se están
incorporando avances, "lo que permite asegurar que actualmente hacemos uso
de las mejores prácticas disponibles, a la altura de las que se manejan en
entidades del sector empresarial", expresó.
Robles Segura agregó que el presupuesto es una
herramienta fundamental para ordenar y
utilizar de manera racional los recursos financieros limitados de que dispone
la UNAM.
Su importancia es tal, que una mala
distribución de recursos, o la insuficiente asignación de los mismos, podría
repercutir en el incumplimiento de las metas académicas, de investigación y de
difusión de la cultura, subrayó.
Sin embargo, esta escasez de recursos no sólo
afecta a la UNAM sino a toda la educación superior en México. “En el país sólo
dos de cada diez estudiantes en condiciones de acceder a este nivel de estudios
tiene la posibilidad de cubrir completamente su matrícula, mientras en los
países desarrollados esta proporción es de nueve por cada diez alumnos”.
Es necesario comprender que al Estado le
corresponde financiar la educación y por ello no es justo ni eficiente que año
con año diversos funcionarios de la Universidad emprendan una labor ardua de
cabildeo con las autoridades de la Secretaría de Hacienda y de Educación
Pública, así como en el seno de la Cámara de Diputados “para conseguir el
mínimo de recursos indispensables para poder operar”.
Esta situación de incertidumbre acerca
del monto e integración de “nuestros recursos impide la planeación a mediano y
largo plazo, al mismo tiempo dificulta que alcancemos plenamente nuestros
objetivos”, finalizó.
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