Boletín UNAM-DGCS-0633
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MÉXICO REQUIERE LIDERAZGO HUMANISTA
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Juan Pablo García Olvera, del Centro de
Investigaciones sobre la Libre Empresa, dijo que se necesitan dirigentes que
posean información y conocimiento
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Ante el “paternalismo” del mexicano, debe
anteponerse el “liderazgo real”, añadió en la Facultad de Contaduría y
Administración
Nuestro país requiere líderes,
no caudillos ni guerreros ni revolucionarios que crean que sólo se puede
competir con las armas y la represión; es decir, necesita figuras que recurran
a la herramienta fundamental del conocimiento, aseguró Juan Pablo García
Olvera, del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa.
En tal sentido, acotó el
especialista al participar en la conferencia “Formación de líderes”, durante la
Semana Cultural de la Facultad de Contaduría y Administración (FCyA) de la
UNAM, el último líder político de México fue Lázaro Cárdenas.
“¿Por qué se está enjuiciando
a un ex presidente como Luis Echeverría? -preguntó García Olvera-. Porque en su
momento careció de liderazgo humanista abocado hacia los valores y los
principios. Un líder humanista posee información y conocimiento, uno de los
valores más elevados a los que puede aspirar el ser humano”.
En México somos “paternalistas”,
por eso es importante que exista liderazgo real, de facto. Si le va mal al
presidente, nos va mal a todos, añadió.
Señaló que en el ámbito
empresarial los requerimientos de dirigentes no deben estar ligados a imágenes
de bondad, honestidad y valentía, sino “globales”. Capaces de manejar aspectos
de contabilidad, derecho fiscal, administración y recursos humanos, entre
otros.
Pero también deben estar más
vinculados hacia las relaciones humanas, porque si se descuidan, el trabajo
puede ser defectuoso. Las empresas buscan gente competitiva, con calidad, pero
sobre todo humana, con valores. Así, el líder del Siglo XXI será aquella
persona que tenga principios sólidos y compromiso con la visión y la misión de
la empresa.
Un dirigente, cualquiera que
sea su ámbito, debe dominar cuatro grandes temas: la comunicación eficaz, la
acertividad, la inteligencia emocional y el liderazgo.
El primero se refiere a la
posibilidad de expresarse correctamente; el segundo a la capacidad de
molestarse, en el momento, con la persona indicada, con la intensidad y por los
motivos adecuados. Esta virtud “se ha dejado de lado y hoy vemos cómo jefes,
líderes y políticos regañan a sus subalternos frente a todo el personal y eso
no debe ser”, opinó.
La inteligencia emocional se
refiere a ser empático: reconocer los sentimientos de las personas con las que
se trabaja para evitar que, si existen el odio, la ira o el rencor, salgan a la
luz y se proyecten como problemas para la empresa o la institución.
El integrante del Centro de
Investigaciones sobre la Libre Empresa mencionó que uno de los dos grandes
rasgos de un líder, según estudios de los últimos 300 años, es el carisma, que
junto con la personalidad se pueden obtener y desarrollar.
Pero la característica
esencial de los dirigentes ha sido la comunicación, saber hablar y de ese modo
“llegar” a la imaginación, el pensamiento y el sentimiento de las personas. Por
eso no todo orador es líder, aunque todo líder deba ser orador.
Finalmente, García Olvera
expuso que la formación de líderes en nuestro país “es decadente porque existen
pocas consultorías especializadas y los cursos son muy caros y, por lo tanto,
poco accesibles para la población en general”.
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Juan
Pablo García Olvera, del Centro de Investigaciones sobre la Libre Empresa,
dijo, en la UNAM, que el líder debe dominar los temas de la comunicación eficaz
y la inteligencia emocional, entre otros.