Boletín UNAM-DGCS-0572
Ciudad Universitaria
Pie de foto al final del boletín
GRAN CANTIDAD DE VITAMINAS APORTAN LOS INSECTOS
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José Manuel Pino Moreno, del Instituto de
Biología, dijo que los insectos tienen propiedades medicinales y contribuyen a
combatir algunas enfermedades
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El ahuahutle y los chapulines producen mayor
cantidad de energía que el trigo
En comparación con algunos
alimentos convencionales, los insectos aportan cantidades significativas de
vitaminas, las cuales son esenciales para transformar los alimentos en energía,
para el crecimiento normal, el mantenimiento del cuerpo y la prevención y
alivio de enfermedades, aseguró José Manuel Pino Moreno, del Instituto de
Biología de la UNAM.
Explicó que cuando una persona
está bien alimentada y tiene una dieta balanceada en proteínas, aminoácidos,
minerales y vitaminas, no se enferma, o por lo menos es más resistente. Debido
a que muchas de las enfermedades son consecuencia de una deficiente
alimentación, los insectos contribuyen a combatirlas.
Al dictar la conferencia “Valor
nutritivo de los insectos en México”, en la Facultad de Ciencias, comentó que
si se compara la cantidad de vitaminas que contienen los alimentos
tradicionales y los insectos, se observa, por ejemplo, que algunas especies
tienen mayores proporciones de vitamina “A” que el hígado y la leche.
Pino Moreno mencionó que
mientras el maíz tiene 7 u 8 por ciento de proteínas, el insecto que se
alimenta de esa gramínea contiene entre 35 y 40. En los chapulines el
porcentaje también es alto: de 72.92% en 100 gramos.
Algunos órdenes de insectos
tienen una cantidad de proteína que no obstante ser menor a la del pescado,
resulta similar a la del ganado vacuno y mayor que la del frijol, la lenteja e,
incluso, la soya.
Otra de las ventajas de los
insectos comestibles es que se digieren con facilidad. Por ejemplo, el chapulín
tiene 62.93% de proteína total, de la
cual el 89.63 es digestible, según experimentos realizados in vitro. En el
organismo, donde en el proceso digestivo intervienen otras enzimas, esa cifra podría
incrementarse.
El biólogo aseguró que en los
insectos el porcentaje de producción de calorías por cada mil gramos es más
alto en comparación con la soya. El ahuahutle y los chapulines producen mayor
cantidad de energía que el trigo.
En México, de acuerdo con la
localidad y la entidad de la República de que se trate, los insectos no son un
alimento periférico sino básico. Los más consumidos son los escamoles, los
jumiles y los chapulines, en estados como Hidalgo, Guerrero y Oaxaca,
respectivamente. Los chapulines, en particular, se comen en grandes cantidades,
e incluso son llevados de Tlaxcala y Puebla.
Aclaró que estos animales se
consumen, por lo general, en estado inmaduro (huevecillos, larvas, pupas y
ninfas), debido a que se digieren con mayor facilidad y poseen un mayor valor
nutritivo. Sólo ocasionalmente se comen los adultos.
El investigador universitario
recordó que los artrópodos son el grupo animal dominante, y dentro de éstos el
de los insectos, de los cuales existen más de un millón de especies diferentes
y aún están por descubrirse muchas más. En México forman parte de nuestra
cultura ya que se consumen desde antes de la Conquista.
Además, son omnívoros (comen
casi de todo), tienen una alta capacidad de reproducción y de adaptación a todo
tipo de hábitat, su ciclo de vida es corto, su preservación es simple, su
manejo barato y requieren de un procesamiento mínimo.
Comentó que además de ser
plagas agrícolas y forestales, y de que pueden transmitir enfermedades, también
tienen utilidades medicinales, producen miel, seda, etcétera.
En cuanto a sus propiedades medicinales, destacó, por ejemplo, que los jumiles ayudan a combatir problemas de bocio y dolor de muelas. Contienen minerales como calcio (para los huesos), cloro y potasio (para fluidos orgánicos), hierro (que permite prevenir la anemia) o magnesio (que forma parte de la composición muscular).
Pino Moreno concluyó que en
las zonas rurales los insectos no tienen costo, pero en los restaurantes se
cotizan a muy altos precios. Tienen mercado y demanda, por lo que su
comercialización los hace redituables.
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PIE DE FOTO
Algunas
variedades de insectos comestibles tienen una cantidad de proteína que, no
obstante ser menor a la del pescado, resulta similar a la del ganado vacuno y
mayor que la del frijol, la lenteja e, incluso, la soya, explicó, José Manuel
Pino Moreno, del Instituto de Biología de la UNAM