14:00 hrs. Junio 26 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0568

Ciudad Universitaria

 

MÉXICO, MÁS POBRE A RAÍZ DE LA PUESTA EN MARCHA DEL TLC

 

·        América Latina se acerca al empobrecimiento africano, agregó Alicia Puyana Mutis, de la FLACSO

·        Las recientes tasas de crecimiento de la región son menores a las registradas entre las décadas de 1950 y 1970

·        Sólo 7% de la población mundial tiene acceso a Internet, circuito que regula el flujo financiero, tecnológico, científico y comunicacional: Ricardo Pozas Horcasitas, del IIS

·        Fausto Pretelin, del ITAM, señaló que la globalización tiene manifestaciones y produce cuestionamientos que asustan; un caso es la discriminación de los inmigrantes

 

En la actualidad, la brecha salarial entre los individuos de mayor y menor calificación entre los países del primer y tercer mundo se amplía. Muestra de ello es que, luego de la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio, “México es relativamente más pobre”.

 

Alicia Puyana Mutis, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), agregó que desde 1980 América Latina se ha separado cada vez más de los países desarrollados y se ha acercado a la situación de empobrecimiento que vive África.

 

Al participar en la charla La geopolítica del siglo XXI, del ciclo Ciencia, conciencia y café, organizado por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán y la embajada de Francia en México, mencionó que los problemas del continente africano pueden ser más agudos que los de Latinoamérica en ciertos aspectos.


No obstante, en la región que habitamos, la concentración del ingreso es mayor, mientras que en África es más equitativa; y “muchas veces las sociedades más igualitarias pueden encontrar senderos más fáciles para resolver sus problemas internos”.

 

Recordó que Latinoamérica continúa con los niveles de participación en el mercado mundial que tenía entre 1960 y 1980; las tasas de crecimiento entre este último año y el 2001 fueron menores a las registradas entre las décadas de 1950 y 1970, “y lo que es más grave, la inestabilidad es mayor y la economía es más dependiente de la economía norteamericana”.

 

En opinión de Puyana, el modelo económico de la globalización ha repercutido en las naciones en vías de desarrollo, debilitando las relaciones entre los crecimientos de las exportaciones, del Producto Interno Bruto y del empleo, y la disminución de la pobreza y la desigualdad.

 

Las reformas globalizadas también implican graves cambios conceptuales, ideológicos, culturales y políticos. “Hemos entrado a una sociedad donde hay una mayor tolerancia a la pobreza a diferencia del estado de bienestar donde se le consideraba moralmente inaceptable”.

 

También se acepta el desempleo y el subempleo como una decisión voluntaria de personajes o actores económicos independientes, racionales y que quieren o no entrar al mercado laboral. La consecuencia de eso es que la noción de solidaridad se acaba.

 

Por su parte, Ricardo Pozas Horcasitas, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM mencionó que la época global surge del agotamiento del orden internacional dividido en dos grandes bloques opositores hegemónicos organizados en torno a las grandes potencias (la Unión Soviética y Estados Unidos).

 

La globalidad, opinó, es en esencia un fenómeno de integridad planetaria construido con base en la simultaneidad de los flujos de información.

 

Además, el aspecto de la identidad no escapa a las afecciones de la tendencia global, “precisamente porque el binomio de la expansión de la comunicación y la nula centralidad de las instituciones políticas han coadyuvado a borrar las fronteras nacionales; mercancías, capitales e, incluso, los individuos, las atraviesan sin ningún límite gracias al poder de la informática”.

 

De ese modo surge un nuevo tipo de identidad: la desterritorializada, nómada y desligada de las tradiciones nacionales, como fechas y personajes históricos, rituales, etcétera. “Hoy nos encontramos formas de vestir, de consumo, que son comunes a casi todas las poblaciones que tienen acceso a ese mercado en todas partes del mundo”.

 

Sin embargo, reconoció, la informática es un recurso altamente concentrado. Muestra de ello es que en 1991, 201 millones de personas tenían acceso a Internet; en 2000, la cifra ascendió a 407 millones de internautas.

 

Empero, las personas ligadas a ese circuito altamente tecnificado y moderno que regula el flujo financiero, tecnológico, científico y comunicacional, son una verdadera “elite mundial”. Representan apenas el 7% de la población total del mundo que es de seis mil millones de habitantes.

 

Al problema de la concentración tecnológica se suma la del ingreso; por ejemplo, 307 personas tienen más entradas económicas que tres mil millones. Este hecho, finalizó, plantea la búsqueda de una alternativa de desarrollo para el grueso de la población mundial.

 

Finalmente, Fausto Pretelin Muñoz de Cote, del Instituto Tecnológico Autónomo de México, señaló que la globalización tiene manifestaciones y produce cuestionamientos que asustan. Un caso es la discriminación de los inmigrantes.

 

Ellos son en la actualidad lo que fueron los judíos para la Segunda Guerra Mundial, chivos expiatorios, y su presencia ha sido excusa para el surgimiento de la ultraderecha en Europa, la cual los califica como “grupos peligrosos y amenaza para la evolución de la Unión Europea”.

 

Por el contrario, los flujos migratorios legalizados son necesarios porque las tasas de crecimiento demográfico en Europa están decayendo. “La distinción racial sólo lleva a la degradación moral, a la guerra, al pasado de una Europa fatídica”, concluyó el también miembro del Consejo Editorial de Le Monde Diplomatique.

 

 

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