06:00 hrs. Junio 19 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0544

Ciudad Universitaria

 

 

Pies fotos al final del boletín

 

EL LABORATORIO DE ELECTROFISIOLOGÍA DE LA UNAM, A LA VANGUARDIA EN LA ATENCIÓN CARDIOLÓGICA

 

·        Con sede en el Hospital General de México, cuenta con el equipo más moderno del mundo para atender padecimientos del corazón como bradicardias y taquicardias: Luis Molina, coordinador del laboratorio

·        Se obtuvo gracias a la inversión de la UNAM, Medtronic, Selecciones Médicas y el Hospital General, el cual aportará personal

 

El Laboratorio de Electrofisiología Clínica y Experimental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, con sede en el Hospital General de México (HGM), cuenta con el equipo más moderno del mundo para atender padecimientos del corazón, como ritmo lento (bradicardias) o rápido (taquicardias).

 

El doctor Luis Molina, coordinador del laboratorio inaugurado el 12 de abril pasado en el edificio de Medicina Experimental de la FM en dicho nosocomio, señaló que la electrofisiología es el estudio de los fenómenos eléctricos del corazón.

 

Explicó que ese órgano es completamente automático y se activa con un sistema eléctrico muy sofisticado, pero cuando falla se producen trastornos en el ritmo.

 

Las bradicardias, explicó, afectan a personas de todas las edades. "Los pacientes a quienes hemos atendido van desde una niña de dos años hasta una mujer de 107, quien fue operada en enero pasado". Sin embargo, la edad promedio de los enfermos es entre 70 y 80 años.

 

Las taquicardias supraventriculares (que no son letales) son más comunes entre adolescentes y jóvenes; la edad promedio de los afectados es de alrededor de 22 años.

 

Para sanar, los pacientes con bradicardias necesitan un marcapaso que tiene un costo de entre 7 mil y 8 mil dólares en Estados Unidos, y 50 mil pesos en México, con promedio de utilidad de 13 años,  precisó el cardiólogo.

 

Indicó que para resolver el problema del costo de los marcapasos, en el Hospital se creó un programa de donación, gracias al cual 810 pacientes se han beneficiado. Hasta ahora, la ayuda es equivalente a poco más de 40 millones de pesos.

 

Recordó que ese programa de donación comenzó en 1993, mediante un convenio con la empresa estadounidense Medtronic; el primer año se colocaron 46 marcapasos, al siguiente 54, luego 73 y la cifra aumentó hasta llegar a 120 pacientes cada año.

 

Antes de eso, dichos aparatos electrónicos se recibían por donación de cadáver; "acudíamos a las funerarias a pedirle a los familiares que nos los regalaran". Luego, con ayuda de la beneficencia pública se obtenía un marcapaso cada mes. Pero no eran suficientes, hasta el acuerdo con Medtronic.

 

En el caso de los pacientes que sufren de taquicardia, el tratamiento más moderno es producir lesiones con calor (quemar) dentro del corazón, es decir, la ablación.

 

Para realizar la destrucción con radiofrecuencia, se enfrentaba el problema de que el equipo médico se había quedado obsoleto, a pesar de que en el HGM se realizó el primer procedimiento de este tipo en toda Latinoamérica, el 25 de agosto de 1990. Con el equipo del nuevo Laboratorio de Electrofisiología de la UNAM esto podrá continuar.

 

Otro padecimiento del corazón, dentro de las llamadas arritmias rápidas, es la fibrilación ventricular, potencialmente mortal, ya que precede a la muerte súbita cardiaca. Al respecto, Molina señaló que en esos casos el corazón no late, sino que vibra tan rápido que no alcanza a bombear la sangre.

 

En este caso, se requiere de la colocación de un desfibrilador. Dichos dispositivos son aún más caros que un marcapaso; cada uno cuesta entre 22 mil y 25 mil dólares, los cuales también son donados. "De estos hemos puesto pocos".

 

Los desfibriladores requieren alta tecnología; se trata de pequeñas computadoras que, luego de confirmar el diagnóstico (la arritmia), descargan energía para que el corazón vuelva a bombear la sangre.

 

"No se pueden equivocar, porque si detectan una arritmia que no existe causan gran dolor al paciente; las secuencias eléctricas de diagnóstico del aparato son muy elaboradas", precisó.

 

Sin embargo, hay un dispositivo igual, pero externo. El Laboratorio de Electrofisiología Clínica y Experimental cuenta con uno de ellos: el desfibrilador bifásico, el cual despolariza el corazón de un golpe, primero con una onda positiva y luego con otra negativa.

 

Con ese aparato el corazón se para y vuelve a "arrancar". En caso de que eso no sucediera, se cuenta con un marcapaso que funciona desde la pared del tórax. Se trata de un resucitador en toda la extensión de la palabra.

 

Entre el equipo con que cuenta el laboratorio también sobresale un polígrafo de 36 canales, con la tecnología más avanzada a escala mundial, el cual registra la actividad eléctrica del corazón mediante la colocación de catéteres.

 

"Llenamos el órgano con electrodos y obtenemos una cartografía o mapa eléctrico; así vemos cómo y en qué secuencias se activa, y si es normal o no".

 

El equipo de rayos X es lo mejor, lo más nuevo que hay. También se tiene una mesa de inclinación que sirve para poner en pie al paciente sin que haga esfuerzo, es decir, mantenerlo en posición erecta sin que mueva los músculos de las piernas para estudiar la disfunción vasovagal o síncope.

 

Por otra parte, reconoció que, Medtronic, mediante su representante en México, Selecciones Médicas, también donó al laboratorio un millón de pesos. De esa forma se adquirió instrumental médico, mesas, sillas y se dotó de computadoras a las oficinas y consultorios.

 

Luis Molina explicó que se trata de una coinversión de la UNAM, Medtronic, Selecciones Médicas y el Hospital General, el cual aportará personal.

 

Las actividades en el laboratorio también se orientarán a la investigación y la enseñanza. Entre las líneas de trabajo destaca la doctoral del propio Molina, referente a las características de la conducción entre las aurículas y los ventrículos. Además, se intenta comprobar la hipótesis de que un marcapasos es más estable cuando en lugar de conectarse en los ventrículos se une a las aurículas. Otro trabajo es relativo al síncope vasovagal.

 

Los alumnos que se preparan son cardiólogos graduados y certificados subespecializados en electrofisiología clínica mediante un diplomado organizado por la FM en el Hospital General. También se preparan, bajo la supervisión de Molina, médicos extranjeros de la empresa Medtronic.

 

Como siempre, todos los enfermos recibirán de forma gratuita el marcapaso y, en caso de poder cubrir una cuota de recuperación (lo cual se establece con base en un estudio socioeconómico), los pacientes "privados" deberán pagar, por ejemplo, 10 mil o 15 mil pesos, recursos que se emplearán para hacer autosuficiente al Laboratorio y becar a los estudiantes, finalizó Molina.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

El doctor Luis Molina, coordinador del Laboratorio de Electrofisiología Clínica y Experimental de la Facultad de Medicina de la UNAM, con sede en el Hospital General de México (HGM).

 

 

Foto 2

El Laboratorio de Electrofisiología Clínica y Experimental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM cuenta con el equipo más moderno del mundo para atender padecimientos del corazón.

 

 

Foto 3

Personas de escasos recursos económicos reciben de manera gratuita un marcapasos que les permite tener una mejor calidad de vida.

 

 

Foto 4

 

Son colocados alrededor de 120 marcapasos al año en dicho nosocomio.