02:30 hrs. Junio 3 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0492

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LAS ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA CATÓLICA OBSTACULIZAN LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

 

·        Aseguró María del Consuelo Mejía, del grupo “Católicas por el derecho a decidir”, durante su participación en la Feria Universitaria de la Sexualidad realizada en la UNAM

·        La institución religiosa prohíbe el uso de métodos anticonceptivos apoyándose en la idea de que las relaciones sexuales deben tener como objetivo la procreación, indicó

·        También participó en la conferencia Derechos sexuales y derechos reproductivos: compromisos internacionales y políticas públicas en México, realizada en el CIICH

 

Las enseñanzas de la jerarquía conservadora de la iglesia católica son un obstáculo importante para que los derechos sexuales y reproductivos se conviertan en políticas públicas y los gobiernos provean las facilidades para ejercerlos, afirmó María del Consuelo Mejía, del grupo “Católicas por el derecho a decidir”.

 

Un adolescente tiene derecho a vivir una sexualidad placentera, libre de violencia, discriminación y coerción, en un marco de relaciones de igualdad y respeto, mencionó.

 

Así, señaló, el origen de la prohibición del uso de métodos anticonceptivos está estrechamente relacionado con la idea de que las relaciones sexuales-coitales deben tener como fin la procreación, ya que sólo así se redime el pecado del placer sexual.

Al dictar la conferencia Derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes: los puntos de vista en la iglesia católica, Mejía destacó que esta oposición no sólo se refiere a los adolescentes, sino a las personas de cualquier edad, incluso a las parejas casadas.

 

Otra razón para oponerse al uso de los métodos de anticoncepción es la idea de que las relaciones sexuales son permitidas solamente entre hombres y mujeres maduros y unidos a través del matrimonio, abundó.

 

Además, se desconfía de la capacidad moral de los jóvenes para tomar decisiones serias y responsables en todos los aspectos relacionados con su conducta sexual.

 

Este mismo sector de la iglesia católica señala que las relaciones sexuales en el matrimonio son una expresión de la madurez alcanzada en una relación y acepta uniones a partir de los 16 años.

 

Sin embargo, acotó, aquí hay una contradicción pues la misma iglesia que considera a los adolescentes como personas inmaduras para tener relaciones sexuales, les otorga madurez automática, aunque sea a los 16 años, sólo por el hecho de unirse en matrimonio.

 

Al plantear que las relaciones sexuales sólo son válidas en el contexto de este sacramento y con el objeto de procrear, la iglesia cancela la posibilidad de que los adolescentes usen algún método anticonceptivo y eviten embarazos no deseados o el contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual, enfatizó.

 

Bajo este contexto, consideró, las normas planteadas por la jerarquía católica cada vez están más alejadas de la realidad cotidiana de los jóvenes.

 

Por ello, subrayó, es necesario revisar estas enseñanzas que significan un atropello a la vida y dignidad de muchas personas. Al mismo tiempo, debemos cumplir con el compromiso internacional de brindar a los adolescentes las herramientas y servicios necesarios para que ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos.

 

Referirse a los derechos sexuales de los adolescentes es hablar de la autonomía moral que éstos tienen para tomar decisiones importantes en su vida, dijo.

 

Una sexualidad exenta de miedos, vergüenzas, culpas, creencias y otros impedimentos que inhiben su libre y plena expresión, puntualizó.

 

Asimismo, los jóvenes tienen el derecho a la salud sexual, la información y el acceso a los servicios médicos que les garanticen una sexualidad libre de enfermedades y deficiencias, finalizó.

 

Debe haber igualdad de derechos entre hombres y mujeres

 

Mejía Piñeros participó también en el ciclo de conferencias Género, desarrollo y democracia, con el tema Derechos sexuales y derechos reproductivos: compromisos internacionales y políticas públicas en México realizada en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

 

Ahí, indicó que no hay democracia posible sin equidad entre mujeres y hombres, como no la hay sin programas y políticas incluyentes, respetuosos de las diferencias étnicas, religiosas, sexuales que conviven en una sociedad como la mexicana.

 

La democracia, explicó, no puede reducirse a la exclusiva esfera de lo que se entiende tradicionalmente por lo político, sino que abarca las esferas de la fábrica, la oficina, el consultorio médico, la escuela, la pareja, la familiar y, por lo tanto, las relaciones que se establecen en esos ámbitos.

 

En este sentido, Mejía Piñeros planteó: vivimos hoy “una revolución de valores, una reorganización de los papeles de género que se nos han asignado a mujeres y hombres”, debido a la falta de poder en que se desarrolla la mayoría de ellas.

 

No se trata, recalcó, de darle la “vuelta a la tortilla, y de que ahora el control del sartén lo vamos a tener las mujeres” sino de lograr la igualdad, de que la justicia sea el criterio rector en las relaciones entre las personas.

 

El rol de género impuesto a los hombres, aseguró, también tiene aspectos muy negativos: “se le exige ser el proveedor, el fuerte, el que no llora, el que todo lo puede. Aquí también hay una desigualdad”.

 

Por eso es importante que se entienda que “nuestro trabajo debe encaminarse en función de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, de la equidad, del bienestar y de una mejor calidad de vida para todas las personas”.

 

Afirmó que en México se ha avanzado en materia de derechos sexuales y reproductivos, a pesar de la reducción de los recursos financieros asignados a dicha tarea.

 

Es un hecho, dijo, que en nuestro país se han hecho esfuerzos importantes por integrar a la prestación de los servicios de salud los principios asumidos en las conferencias internacionales realizadas en El Cairo (1994) y Beijing (1995), en las cuales se abordó el tema de los derechos de las mujeres. Destacó la labor del Consejo Nacional de Población y de la Dirección General de Salud Reproductiva y Planificación Familiar de la Secretaría de Salud.

 

Asimismo, concluyó, es responsabilidad de los gobiernos frenar el avance de las tendencias económicas que no facilitan el cumplimiento de los compromisos asumidos en dichas conferencias  “pero falta una mayor voluntad política que permita salvar las barreras que la derecha organizada está poniendo cada vez con más empeño a estos avances”.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Las enseñanzas de la jerarquía conservadora de la iglesia católica son un obstáculo para que los derechos sexuales y reproductivos se conviertan en políticas públicas, afirmó Consuelo Mejía, directora de Católicas por el derecho a decidir, al dictar en la UNAM la conferencia Derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes: los puntos de vista en la iglesia católica

 

FOTO 2

 

En el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, María del Consuelo Mejía participó en la conferencia Derechos sexuales y derechos reproductivos: compromisos internacionales y políticas públicas en México