6:00 hrs. Mayo 19 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0445

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EL GASTO EN INFRAESTRUCTURA EN MÉXICO, INADECUADO, INEFICIENTE Y COSTOSO

 

·        No da respuesta a los retos actuales que requiere el desarrollo del país, indicó Norman Eduardo Asuad Sanen, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM

·        Una planeación estratégica regional a nivel nacional garantizaría un desarrollo más equilibrado

·        Ofreció la videoconferencia Infraestructura, desarrollo regional y corredores industriales

 

La política económica orientada al gasto en infraestructura es inadecuada, ineficiente y costosa, pues no responde a los retos actuales requeridos por el desarrollo de México, afirmó Norman Eduardo Asuad Sanen, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

El problema fundamental, dijo, no es la falta de financiamiento, sino de asignación de recursos y gasto. “No se ha definido adecuadamente cómo y en dónde se invierte, ni cuál será la función que tendrá dicha infraestructura; se han buscado crecimientos lineales que solamente llevan a seguir reproduciendo el conflicto”.

 

“El desarrollo urbano o la formación del territorio es inconcebible sin la infraestructura (que incluye puentes, carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos, presas, entre otros). Y en el mismo caso se encuentra la conformación de los mercados”.


 

Si bien es cierto que en 1954 había en México sólo un parque industrial, y que a la fecha existen 254 en todo el país, la mayoría de ellos han sido instalados en los estados fronterizos con Estados Unidos: Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora y Tamaulipas.

 

Lo anterior, precisó Asuad Sanen, demuestra la necesidad de incorporar a la política de provisión de infraestructura, un enfoque regional y territorial del desarrollo.

 

Durante la videoconferencia Infraestructura, desarrollo regional y corredores industriales, realizada en la Sala Ricardo Torres Gaitán de la FE añadió que dicho enfoque contempla determinar cuál es el papel y las funciones que desempeña la infraestructura en el espacio económico y en la conformación de regiones y territorios.

 

La formulación de una política regional, aseguró, también tiene que tomar en cuenta elementos que surjan “de abajo hacia arriba”, es decir, involucrando en las decisiones a los agentes locales. “Es necesario buscar la concertación de los sectores directamente involucrados en ese proceso”, en el cual el Estado juegue un papel fundamental.

 

Incorporar el sistema de planeación estratégica regional a nivel nacional y establecer un enfoque territorial del desarrollo, agregó, permite garantizar un avance más equilibrado, sustentable, eficiente y menos costoso.

 

Las acciones a corto plazo que pueden hacerse al respecto, consideró Asuad Sanen, incluyen mejorar la calidad de los recursos humanos, sistemas de información y aspectos jurídicos, así como adecuar el concepto de nuevo federalismo; a mediano y largo plazos, reorganizar el sistema institucional de planeación y el enfoque territorial.

 

Hoy en día, recalcó, hay dos problemas urgentes en relación con la infraestructura: conservar y mantener la existente, atender la demanda de la sociedad, y construir la necesaria para eliminar los rezagos económicos y sociales regionales.


 

“Obviamente que en un contexto de restricción financiera –comentó–estos requerimientos necesitan una política de asignación racional de la inversión”.

 

México, añadió, ha crecido en los últimos 50 años en forma explosiva. En 1970 contaba con 52 millones de habitantes, para el 2000 hay cien millones, es decir, prácticamente la población se ha duplicado, lo que implica un crecimiento en la demanda de bienes y servicios. Para el año 2020 se calcula que seremos alrededor de 122 millones de habitantes, e implicará una mayor demanda de infraestructura.

 

Otro factor a tomar en cuenta es que se ha agudizado la disparidad en nuestro país, lo cual afecta la economía y el desarrollo. Y éste no es sólo un problema de equidad, sino también de eficiencia para el comportamiento de la economía nacional.

 

 

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En nuestro país, la política económica orientada al gasto en infraestructura es inadecuada, ineficiente y costosa, indicó Eduardo Asuad Sanen, profesor de la Facultad de Economía