Boletín UNAM-DGCS-0434
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
CARECEMOS DE UN SISTEMA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA IMPULSOR DEL DESARROLLO ECONÓMICO
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Pablo Ruiz, de la FE, señaló que pese a la importancia de
contar con él, sus bases son débiles
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Teresa Bracho, del CIDE, indicó que
la investigación en educación es un ámbito de interés académico, aunque
también tiene un sentido económico
A pesar de las condiciones actuales del
país y la importancia de contar con un sistema de ciencia y tecnología que
impulse el desarrollo económico, las bases de éste, “donde las hay”, son
débiles, aseguró el académico de la Facultad de Economía (FE), Pablo Ruiz
Nápoles.
Consideró importante, en el corto plazo,
realizar esfuerzos e inversiones en la formación de recursos humanos, los cuales
no pueden ni deben ser aislados; los
costos de formación de un científico o tecnólogo de alto nivel son crecientes,
lo que hace necesaria la cooperación para crear, mantener y desarrollar
sistemas de ciencia y tecnología.
Tal cooperación, precisó, debe darse entre
diversas entidades: las comunidades científicas, las instituciones, el gobierno
y la industria.
Por otra parte, indicó que la rentabilidad de
estas inversiones no es visible en lo inmediato y tienen un carácter más social
que individual, por ello, existe cierto riesgo de que no se realicen al no
parecer rentables.
Indicó que las instituciones de educación
superior, en general, atienden por un lado la demanda social de servicios
educativos, así como los requerimientos de recursos humanos de las empresas, el
gobierno y las propias instancias educativas.
“Si las instituciones de educación superior
respondieran exclusivamente a criterios de rentabilidad, sólo impartirían
carreras o profesiones con gran demanda o que dejaran grandes utilidades, e
implicaría hacer de lado otras disciplinas –que si bien no son las más
solicitadas– pueden tener especial importancia para el desarrollo de la ciencia
y la tecnología”, señaló.
Al participar en el seminario Educación y
desarrollo económico, organizado por la FE, Ruiz Nápoles puntualizó que la
infraestructura existente y los recursos asignados en el rubro son limitados.
“El número de investigadores activos y en formación en las diferentes áreas del
conocimiento es bajo en términos absolutos y relativos”.
Sin embargo, dijo, las disciplinas científicas
son precisamente las más caras y las que menor demanda parecen tener
actualmente, por ello es necesario que las universidades mantengan políticas y
criterios de fusionamiento que privilegien lo académico.
Para ello es indispensable que la educación
superior se fortalezca con recursos de diferente naturaleza y que el Estado
continúe financiándola. “En las condiciones actuales, añadió, sería deseable
también que el sector privado contribuya sin menoscabo de la autonomía de las
instituciones educativas”.
Las universidades públicas y privada no
lucrativa, podrían financiar y formar recursos humanos en áreas que parecerían
poco rentables pero que tendrán una demanda y una función importantes en el
futuro cercano.
El crecimiento económico requiere de un número
específico de técnicos profesionales y científicos en las distintas áreas
productivas y sociales para alcanzar un desarrollo equilibrado. “Es un hecho
que en nuestro país no lo tenemos”.
Como efecto de los cambios políticos y
económicos en el mundo las instituciones de educación superior enfrentan
importantes retos: satisfacer la demanda de formación de recursos humanos de
alto nivel en disciplinas científicas y técnicas; competir al interior y con
instituciones del extranjero, así como resolver con éxito el reclamo de
eficiencia y calidad que el contexto de una economía nacional y mundial impone.
Para enfrentar con éxito tales retos las
instituciones de educación superior y de investigación deben contar con el
apoyo decidido del Estado y del sector privado, para disponer de recursos
suficientes para mejorar la calidad de la enseñanza y la investigación e
incrementar la cantidad de los graduados, finalizó.
A su vez, la académica del Centro de
Investigación y Docencia Económica (CIDE), Teresa Bracho González, apuntó que
la investigación en educación es un ámbito de interés académico aunque
también tiene un sentido económico.
La contribución de la educación al
desarrollo económico y a la formación de recursos humanos no es parte nueva de
la agenda de investigación. Ésta se desarrolló en la década de 1950, cuando se
empezó a hablar de aquella como una inversión y no como un gasto.
Comentó que en la actualidad, no sólo ha
cambiado el contexto social, –con la globalización y la mayor dependencia de
México hacia el exterior– sino también se han modificado las justificaciones de
la teoría económica para la inversión en educación.
También, dijo, hace falta precisar si el
sistema universitario nacional –que cubre al 24% de la población escolar– es o
no masivo. En la literatura estadounidense, cuando un 25% de población era
atendida por el sistema de educación superior, se hablaba de un sistema
elitista; nosotros hablamos de un sistema masificado.
Tampoco se han estimado los efectos
indirectos de la educación en términos de productividad y desarrollo, finalizó
la socióloga del CIDE.
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PIES DE
FOTO
Foto 1
Es importante, en el corto plazo, formar recursos humanos con la
cooperación de las comunidades científicas, las instituciones, el gobierno y la
industria, señaló Pablo Ruiz, de la Facultad de Economía de la UNAM.
Foto 2
Teresa Bracho, del CIDE, apuntó que en la actualidad, con la
globalización y una mayor dependencia de México hacia el exterior, ha cambiado
el contexto social y se han modificado las justificaciones de la teoría
económica para la inversión en educación.