06:00 hrs. Mayo 15 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0434

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

CARECEMOS DE UN SISTEMA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA IMPULSOR DEL DESARROLLO ECONÓMICO

 

·        Pablo Ruiz, de la FE, señaló que pese a la importancia de contar con él, sus bases son débiles

·        Teresa Bracho, del CIDE, indicó que la investigación en educación es un ámbito de interés académico, aunque también tiene un sentido económico

 

A pesar de las condiciones actuales del país y la importancia de contar con un sistema de ciencia y tecnología que impulse el desarrollo económico, las bases de éste, “donde las hay”, son débiles, aseguró el académico de la Facultad de Economía (FE), Pablo Ruiz Nápoles.

 

Consideró importante, en el corto plazo, realizar esfuerzos e inversiones en la formación de recursos humanos, los cuales no pueden ni deben ser aislados;  los costos de formación de un científico o tecnólogo de alto nivel son crecientes, lo que hace necesaria la cooperación para crear, mantener y desarrollar sistemas de ciencia y tecnología.

 

Tal cooperación, precisó, debe darse entre diversas entidades: las comunidades científicas, las instituciones, el gobierno y la industria.

 

Por otra parte, indicó que la rentabilidad de estas inversiones no es visible en lo inmediato y tienen un carácter más social que individual, por ello, existe cierto riesgo de que no se realicen al no parecer rentables.

 

Indicó que las instituciones de educación superior, en general, atienden por un lado la demanda social de servicios educativos, así como los requerimientos de recursos humanos de las empresas, el gobierno y las propias instancias educativas.

 

“Si las instituciones de educación superior respondieran exclusivamente a criterios de rentabilidad, sólo impartirían carreras o profesiones con gran demanda o que dejaran grandes utilidades, e implicaría hacer de lado otras disciplinas –que si bien no son las más solicitadas– pueden tener especial importancia para el desarrollo de la ciencia y la tecnología”, señaló.

 

Al participar en el seminario Educación y desarrollo económico, organizado por la FE, Ruiz Nápoles puntualizó que la infraestructura existente y los recursos asignados en el rubro son limitados. “El número de investigadores activos y en formación en las diferentes áreas del conocimiento es bajo en términos absolutos y relativos”.

 

Sin embargo, dijo, las disciplinas científicas son precisamente las más caras y las que menor demanda parecen tener actualmente, por ello es necesario que las universidades mantengan políticas y criterios de fusionamiento que privilegien lo académico.

 

Para ello es indispensable que la educación superior se fortalezca con recursos de diferente naturaleza y que el Estado continúe financiándola. “En las condiciones actuales, añadió, sería deseable también que el sector privado contribuya sin menoscabo de la autonomía de las instituciones educativas”.

 

Las universidades públicas y privada no lucrativa, podrían financiar y formar recursos humanos en áreas que parecerían poco rentables pero que tendrán una demanda y una función importantes en el futuro cercano.

 

El crecimiento económico requiere de un número específico de técnicos profesionales y científicos en las distintas áreas productivas y sociales para alcanzar un desarrollo equilibrado. “Es un hecho que en nuestro país no lo tenemos”.

 

Como efecto de los cambios políticos y económicos en el mundo las instituciones de educación superior enfrentan importantes retos: satisfacer la demanda de formación de recursos humanos de alto nivel en disciplinas científicas y técnicas; competir al interior y con instituciones del extranjero, así como resolver con éxito el reclamo de eficiencia y calidad que el contexto de una economía nacional y mundial impone.

 

Para enfrentar con éxito tales retos las instituciones de educación superior y de investigación deben contar con el apoyo decidido del Estado y del sector privado, para disponer de recursos suficientes para mejorar la calidad de la enseñanza y la investigación e incrementar la cantidad de los graduados, finalizó.

 

A su vez, la académica del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Teresa Bracho González, apuntó que la investigación en educación es un ámbito de interés académico aunque también tiene un sentido económico.

 

La contribución de la educación al desarrollo económico y a la formación de recursos humanos no es parte nueva de la agenda de investigación. Ésta se desarrolló en la década de 1950, cuando se empezó a hablar de aquella como una inversión y no como un gasto.

 

Comentó que en la actualidad, no sólo ha cambiado el contexto social, –con la globalización y la mayor dependencia de México hacia el exterior– sino también se han modificado las justificaciones de la teoría económica para la inversión en educación.

 

También, dijo, hace falta precisar si el sistema universitario nacional –que cubre al 24% de la población escolar– es o no masivo. En la literatura estadounidense, cuando un 25% de población era atendida por el sistema de educación superior, se hablaba de un sistema elitista; nosotros hablamos de un sistema masificado.

 

Tampoco se han estimado los efectos indirectos de la educación en términos de productividad y desarrollo, finalizó la socióloga del CIDE.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

Es importante, en el corto plazo, formar recursos humanos con la cooperación de las comunidades científicas, las instituciones, el gobierno y la industria, señaló Pablo Ruiz, de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

 

Foto 2

 

Teresa Bracho, del CIDE, apuntó que en la actualidad, con la globalización y una mayor dependencia de México hacia el exterior, ha cambiado el contexto social y se han modificado las justificaciones de la teoría económica para la inversión en educación.