Boletín UNAM-DGCS-0383
Ciudad Universitaria
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MAYOR EL MALTRATO A LAS NIÑAS QUE A LOS NIÑOS: CARLOS ÁVILA
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Alrededor de 14 mil niños trabajan en la calle, por las condiciones
actuales de marginación y pobreza, aseveró el académico de la ENTS
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Por cuestiones de género, las niñas padecen más los estragos de esta
problemática, sostuvo
Los niños son los más castigados por la
marginación y la pobreza, como se pone de manifiesto con el hecho de que en la
ciudad de México alrededor de 14 mil infantes trabajan en las calles, afirmó
Carlos Ávila Romero, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS).
Sin embargo, por cuestiones de género, las
niñas sufren más los estragos porque la sociedad mexicana está organizada,
fundamentalmente, bajo una concepción machista.
Tanto en el seno familiar como en la calle, las
menores desempeñan labores que representan un esfuerzo y un gasto de energía
mayor en comparación con los trabajos realizados por los niños, señaló el
sociólogo.
Por ello, reiteró, en condiciones de
marginalidad, las niñas son siempre las más explotadas, sometidas y
maltratadas. Desde muy temprana edad, deben desempeñar funciones que no les
corresponden, como el cuidado de la familia, con las responsabilidades que ello
implica, incluso la administración de recursos.
Por otra parte, destacó, mientras un niño que
trabaja en la calle logra reunir en dos horas entre 60 y 70 pesos haciendo
malabares o limpiando parabrisas, una niña debe laborar el triple de tiempo
para juntar esa misma cantidad vendiendo dulces.
En entrevista, el académico mencionó que las
menores tienen mayor responsabilidad, pues irremediablemente deben hacer
cuentas para sacar el costo de los dulces y su ganancia.
Cuando la pobreza y la marginación se presentan
en el seno familiar, los infantes, sin importar su sexo, son castigados por
igual en rubros fundamentales para su desarrollo, como la salud, la nutrición y
la educación, pero también en aspectos psicológicos y emocionales.
La marginalidad se refleja de inmediato en mala
alimentación del niño, quien no tiene la cantidad suficiente de nutrientes para
realizar con normalidad sus actividades cotidianas, refirió el especialista en
planificación urbana.
Por ello, los niños que estudian presentan
problemas de aprendizaje, poco interés en la escuela, la cual ven más como una
oportunidad de recreo y juego.
En promedio, su nivel de escolaridad es de tercer
grado, pues presentan
altos índices de reprobación y bajo aprovechamiento, destacó Ávila Romero.
Sin embargo, pueden desarrollar habilidades básicas en
aritmética como sumar, restar y multiplicar; aunque este aprendizaje surge de
manera espontánea por la práctica, no tan racional y pedagógica como debiera
darse en la escuela.
Por otra parte, aunque los niños nunca
desaprovechan la oportunidad para jugar, los ratos de esparcimiento que tienen
se los roban a su jornada de trabajo.
El también director general del Centro
Interdisciplinario para el Desarrollo Social dijo que si un niño trabajador no
logra romper con el círculo de pobreza y marginalidad donde se desenvuelve,
tenderá a reproducir, irremediablemente, el mismo patrón en la crianza de sus
hijos.
Para abatir esta problemática, consideró
necesario mejorar la calidad de la educación. “Esto no significa que los niños
aprendan más, sino actualizar los métodos pedagógicos de tal manera que
adquieran los conocimientos necesarios para resolver los problemas de la vida
diaria, habilidades para un oficio o profesión, así como para convivir
armónicamente con el resto de la sociedad”.
Destacó que aunque son muchas las iniciativas planteadas tanto por el gobierno federal como por los organismos de asistencia social nacionales e internacionales, no todas llegan a concretarse, es decir, “hay conciencia del problema, pero no continuidad ni término de planes y proyectos”.
Si no se buscan los mecanismos para dar
respuesta a los problemas de desempleo, pobreza y escasez de recursos, ni se
redefinen las políticas sociales y se destinan los recursos suficientes para
atender estos fenómenos sociales, “continuaremos anclados a un proceso de
marginación y maltrato infantil”, finalizó.
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Los niños son los más afectados por las condiciones actuales de marginación y pobreza, aseveró Carlos Ávila, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM