06:00 hrs. Abril 28 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0383

Ciudad Universitaria

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MAYOR EL MALTRATO A LAS NIÑAS QUE A LOS NIÑOS: CARLOS ÁVILA

 

·        Alrededor de 14 mil niños trabajan en la calle, por las condiciones actuales de marginación y pobreza, aseveró el académico de la ENTS

·        Por cuestiones de género, las niñas padecen más los estragos de esta problemática, sostuvo

 

Los niños son los más castigados por la marginación y la pobreza, como se pone de manifiesto con el hecho de que en la ciudad de México alrededor de 14 mil infantes trabajan en las calles, afirmó Carlos Ávila Romero, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS).

 

Sin embargo, por cuestiones de género, las niñas sufren más los estragos porque la sociedad mexicana está organizada, fundamentalmente, bajo una concepción machista.

 

Tanto en el seno familiar como en la calle, las menores desempeñan labores que representan un esfuerzo y un gasto de energía mayor en comparación con los trabajos realizados por los niños, señaló el sociólogo.

 

Por ello, reiteró, en condiciones de marginalidad, las niñas son siempre las más explotadas, sometidas y maltratadas. Desde muy temprana edad, deben desempeñar funciones que no les corresponden, como el cuidado de la familia, con las responsabilidades que ello implica, incluso la administración de recursos.

 

Por otra parte, destacó, mientras un niño que trabaja en la calle logra reunir en dos horas entre 60 y 70 pesos haciendo malabares o limpiando parabrisas, una niña debe laborar el triple de tiempo para juntar esa misma cantidad vendiendo dulces.

 

En entrevista, el académico mencionó que las menores tienen mayor responsabilidad, pues irremediablemente deben hacer cuentas para sacar el costo de los dulces y su ganancia.

 

Cuando la pobreza y la marginación se presentan en el seno familiar, los infantes, sin importar su sexo, son castigados por igual en rubros fundamentales para su desarrollo, como la salud, la nutrición y la educación, pero también en aspectos psicológicos y emocionales.

 

La marginalidad se refleja de inmediato en mala alimentación del niño, quien no tiene la cantidad suficiente de nutrientes para realizar con normalidad sus actividades cotidianas, refirió el especialista en planificación urbana.

 

Por ello, los niños que estudian presentan problemas de aprendizaje, poco interés en la escuela, la cual ven más como una oportunidad de recreo y juego.

 

En promedio, su nivel de escolaridad es de tercer grado, pues presentan altos índices de reprobación y bajo aprovechamiento, destacó Ávila Romero.

 

Sin embargo, pueden desarrollar habilidades básicas en aritmética como sumar, restar y multiplicar; aunque este aprendizaje surge de manera espontánea por la práctica, no tan racional y pedagógica como debiera darse en la escuela.

 

Por otra parte, aunque los niños nunca desaprovechan la oportunidad para jugar, los ratos de esparcimiento que tienen se los roban a su jornada de trabajo.

 

El también director general del Centro Interdisciplinario para el Desarrollo Social dijo que si un niño trabajador no logra romper con el círculo de pobreza y marginalidad donde se desenvuelve, tenderá a reproducir, irremediablemente, el mismo patrón en la crianza de sus hijos.


 

Para abatir esta problemática, consideró necesario mejorar la calidad de la educación. “Esto no significa que los niños aprendan más, sino actualizar los métodos pedagógicos de tal manera que adquieran los conocimientos necesarios para resolver los problemas de la vida diaria, habilidades para un oficio o profesión, así como para convivir armónicamente con el resto de la sociedad”.

 

Destacó que aunque son muchas las iniciativas planteadas tanto por el gobierno federal como por los organismos de asistencia social nacionales e internacionales, no todas llegan a concretarse, es decir, “hay conciencia del problema, pero no continuidad ni término de planes y proyectos”.

 

Si no se buscan los mecanismos para dar respuesta a los problemas de desempleo, pobreza y escasez de recursos, ni se redefinen las políticas sociales y se destinan los recursos suficientes para atender estos fenómenos sociales, “continuaremos anclados a un proceso de marginación y maltrato infantil”, finalizó.

 

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Los niños son los más afectados por las condiciones actuales de marginación y pobreza, aseveró Carlos Ávila, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM