13:00 hrs. Abril 25 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0374

Ciudad Universitaria

 

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MÉXICO, A LA COLA MUNDIAL EN CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN POLICIAL

 

·        Gerardo Flores Arnaud, de la FCPyS, indicó que en las academias de policía no se preparan elementos con vocación

·        La policía no previene, suele reaccionar de manera violenta y sin regulación, indicó

 

México ocupa uno de los últimos sitios en el ámbito internacional en materia de capacitación y actualización de sus cuerpos policíacos. La situación es crítica porque no se preparan elementos de seguridad pública con vocación, ni existen las políticas gubernamentales adecuadas en la materia, aseguró Gerardo Flores Arnaud, del posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).

 

Los gobiernos federal, estatales y municipales sólo favorecen las grandes políticas nacionales para obtener resultados concretos; sin embargo, el modelo ha fracasado, desde hace cerca de nueve años no se toma el camino correcto.

 

Así, dijo, la estructura y recomposición policial siempre será decadente y precaria, porque no hay criterios mínimos de formación para los elementos encargados de la seguridad pública.

 

Las academias de policía imparten cursos exprés, mientras que en España, Dinamarca, Francia, Inglaterra, o Australia, por ejemplo, la formación inicial que se imparte es de entre seis meses y un año.

Aseguró que la policía mexicana no ha logrado niveles de democratización o participación ciudadana, por el contrario, es un instrumento del Estado al servicio de los poderosos.

 

Además de servir y responder a los intereses del poder público y no para la vigilancia y seguridad ciudadanas, la policía suele ser reactiva y no proactiva, es decir, actúa con severidad donde ocurre un delito, nunca lo hace para prevenirlo; donde existe violencia, interviene "con mayor violencia", sin regulación, ni medida.

 

Una policía proactiva, en cambio, es aquella que opera antes de que se cometa el delito, analiza las causas y origen de la conducta criminal, destacó Flores Arnaud.

 

Subrayó que la policía nunca debe exceder el límite de fuerza que le está permitido; sin embargo, actúa mediante el sometimiento de cualquier probable responsable.

 

Flores Arnaud, egresado de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán, consideró que otro grave problema detectado en el sistema policial contemporáneo es la carencia de un servicio civil de carrera.

 

Destacó la urgencia de dignificar la carrera policial, para lo cual es necesario recontextualizarla –además de elevar el nivel de formación de los policías mediante cursos intensivos básicos–, “ir a sus orígenes e indicarle cómo debe tratar al ciudadano, cuáles son los límites permitidos en su actuación y hasta dónde tiene derecho de ejercer la fuerza legítima que el Estado le ha conferido”.

 

Por su estructura rígida, los elementos de seguridad someten al presunto responsable con violencia y, en muchas ocasiones, el cohecho y la intimidación son prácticas cotidianas. Esta es una situación grave, pues se trata de violaciones a las garantías individuales de todo gobernado.

 

No se trata de un asunto de policías y ladrones, ni tampoco de ministerios públicos, jueces o cárceles, el problema real de la justicia penal en el país son sus instituciones. “Estamos inmersos en la globalización, con instituciones cada vez más decadentes que favorecen la maximización del derecho penal, en lugar de una minimización de éste”, señaló.

Opinó que debe favorecerse un modelo de seguridad pública profesional y científico, el cual permita que los elementos sean a la vez Ministerio Público, perito y policía.

 

“Es necesario transitar hacia otros modelos de intervención, como la minimización del derecho penal, y con ello las instancias de control social, como las policías, los ministerios públicos, los jueces, y las cárceles”.

 

Flores Arnaud propuso un modelo policial garantista para avanzar hacia un nuevo patrón de intervención profesional, es decir, de respeto a las garantías y a los derechos del gobernado.

 

Asimismo, aseveró, debe medirse el desempeño de los policías, su capacidad de dominio del estrés y el riesgo, evaluar su permanencia, promoción o separación de sus funciones, así como fortalecer la cultura del registro.

 

Como parte de su propuesta, destacó también el establecimiento de un cuerpo colegiado, no sólo militar o castrense, que evalúe el desempeño de los elementos de seguridad pública.

 

Pero, ante todo, enfatizó, debe dignificarse la carrera policial con un salario decoroso, que cubra sus necesidades. Aunque ninguna remuneración será superior a los límites de la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado y la delincuencia organizada, precisó.

 

Por otra parte, consideró que el número de elementos policíacos es suficiente para cumplir su tarea, lo que se requiere, insistió, es la especialización de la función policial y que cuenten con un código deontológico y de ética, así como con un amplio conocimiento acerca de los derechos humanos.

 

Los cuerpos policíacos deben responder a las necesidades de la ciudadanía, y en cada estado o municipio requieren mayor autonomía con respecto a las políticas gubernamentales en la materia.

 

Dijo que los fondos públicos son suficientes para instituir cursos de formación inicial que permitan hacer más eficiente la actividad policial y transitar hacia un modelo democrático y garantista de los cuerpos policíacos.

Asimismo, comentó que debido a la falta de confianza ciudadana en la policía, se requiere un cambio en el paradigma actual de los elementos de seguridad pública.

 

Es necesario volver más ciudadano al policía, y no policía al ciudadano. Si la fuerza pública se vuelve más reactiva o violenta, los habitantes podrían reaccionar de peor manera, finalizó.

 

 

 

 

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Gerardo Flores Arnaud, egresado de la ENEP Acatlán, señaló que en México no se preparan policías con vocación, ni existen las políticas adecuadas de seguridad pública.