Boletín UNAM-DGCS-0358
Ciudad Universitaria
Pie de foto al final del boletin
NO SE DESCARTA
OTRO RECORTE AL PRESUPUESTO FEDERAL
·
Leonardo Lomelí Venegas, de la Facultad de Economía, afirma que es
preferible incrementar el déficit fiscal un poco
·
En un escenario positivo, la recuperación podría darse a partir del
tercer trimestre del año y verse con claridad durante el 2003; el negativo nos
llevaría hasta el 2004, señaló
Un error al estimar equivocadamente los ingresos
que se iban a recaudar fue la causa del reciente recorte presupuestal, el más
fuerte de los cuatro que se han dado en este sexenio -10 mil 100 millones de
pesos- y, en lo que resta del año, se puede esperar que por lo menos habrá otro
ajuste, dijo el académico de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, Leonardo
Lomelí Venegas.
Calificó como discutible la necesidad del más
reciente recorte presupuestal, el cual, dijo, es porque las autoridades
gubernamentales pretenden que el déficit fiscal sea de 0.65% del Producto
Interno Bruto (PIB), indispensable para cumplir la meta del superávit. De no
aplicar la disminución del presupuesto, llegaría a 0.8%, aproximadamente.
El especialista en economía pública se
pronunció por un recorte más pequeño y ampliar el déficit fiscal, pues siempre
que es menor al uno por ciento del PIB se puede controlar en cualquier país del
mundo. No sería "monstruoso ni desmesurado", y tampoco se afectarían
los programas sociales o la participación de estados y municipios.
A ello, destacó, se añade que en las
circunstancias particulares de México, "cuando estamos saliendo apenas de
la depresión y no es completamente seguro que lo hagamos", un recorte al
gasto público tiene un efecto recesivo, es decir, retarda más la recuperación.
En un escenario positivo, reflexionó el
catedrático, la recuperación sería a partir del tercer trimestre de este año y
se vería clara hasta el 2003; en uno negativo, comenzaría a dar frutos hasta el
2004. Pero, como dependemos de varios factores, un panorama potencialmente
catastrófico sería que la crisis saliera del control del presidente de EU, pues
la recesión duraría más tiempo.
El problema es que desde el año pasado México
demostró su incapacidad de reaccionar ante la desaceleración de la economía
estadounidense.
"Siempre nuestras recuperaciones dependen
mucho de las de afuera, y durante las crisis parecería que el gobierno mexicano
se queda cruzado de brazos: se pierden empleos y toca fondo la actividad
productiva".
Explicó que debido a la lenta recuperación es
más aconsejable incrementar el techo del endeudamiento interno, es decir,
ampliar el déficit público para no hacer recortes.
Tanto el gobierno actual como el anterior, comentó
el especialista, tienen como política mantener bajo el déficit público, porque
creen que es una señal para los inversionistas extranjeros de que hay un modelo
económico consistente y previsible, cuyo objetivo fundamental es controlar la
inflación y hacer frente a la desaceleración económica.
Sin embargo, resaltó, las autoridades
competentes alteran en forma significativa el presupuesto aprobado por la
Cámara de Diputados, pues determinan los ajustes de manera discrecional.
Ha quedado demostrada la poca capacidad para
negociar y acordar con los partidos porque no se quiere ceder en nada
Lomelí señaló que en otros años los recortes se
hacían por la evolución desfavorable de los precios del petróleo. En lo que va
del 2002 han tenido oscilaciones muy fuertes, primero bajaron y ahora están en
proceso ascendente. Sin embargo, se desconoce cuánto tiempo se mantendrá así
para determinar si se aplica otro ajuste.
Subrayó que en ocasiones se sacrifica el
crecimiento económico en favor de la estabilidad económica, entendida como de
precios. Pero, advirtió, las autoridades gubernamentales maquillan el principal
problema de las finanzas públicas, con el argumento de que el aumento del
petróleo será suficiente para no realizar un segundo ajuste.
Por ello, sostuvo, es necesaria la reforma
fiscal a fondo. La del año pasado fue muy limitada y gravó el consumo de la
población en general.
El economista precisó que para llevar a cabo
cualquier recorte presupuestal se debe poner atención en quienes resultan
perjudicados. En este caso será el gasto social y los gobiernos estatales y
municipales.
Especificó que por lo regular se castiga el
rubro de inversiones, grave problema porque en la actualidad la discusión sobre
el sector energético tiene que ver con las que se dejaron de hacer desde hace
20 años.
Sectores a los que en general les toca el
recorte presupuestal son el del petróleo y la energía eléctrica, así como la
infraestructura. Incluso, indicó, la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) menciona a México como uno de los países de
América con el peor estado en este último punto.
La solución es la reforma fiscal completa e
integral, posible sólo si se logra un acuerdo amplio entre los partidos, acotó.
El especialista planteó que el impacto al gasto
social y los sectores más desprotegidos se evidenciará hasta el segundo
semestre del año, "cuando me imagino se anunciará el segundo
recorte".
Dejó en claro que es muy difícil que los
empleos perdidos el año pasado se recuperen. Incluso, con los ajustes, podrían
darse más despidos en el sector público.
Negó que se hayan gastado las reservas
petroleras. El problema es que se deja de invertir en exploración de nuevos
yacimientos, es decir, en el momento en que Petróleos Mexicanos deja de
invertir en este rubro se explotan las reservas ya identificadas, pero se
desconoce la cantidad que se tiene.
El hecho de que bajen las reservas y no se
invierta en exploración afecta a México porque más de la tercera parte de los
ingresos del gobierno proceden de Pemex.
Al referirse en forma específica a los cortos
–retiro de la circulación de una cantidad de dinero–, Leonardo Lomelí expuso
que en teoría es una medida para bajar la inflación, pero en la práctica se ha
demostrado su insuficiencia.
El razonamiento es que si hay menos dinero en
circulación, hay presión en la economía para que los precios bajen por haber
menor liquidez y, por lo tanto, se reducen las transacciones. Pero, en la
práctica, es muy discutible su eficacia.
Desde 1995 se realizan cortos. A juicio del
catedrático de la FE, éstos son una señal enviada por el Banco de México a los
mercados internacionales de que en México hay duras políticas fiscal y
monetaria, lo cual es adecuado porque genera certidumbre al capital, sobre todo
extranjero.
Rechazó que los cortos tengan un gran impacto.
Han mostrado su ineficacia por la capacidad que se tiene para llevar a cabo
transacciones con las tarjetas de crédito. Esa es una manera de ampliar la base
monetaria: uno compra aunque no tenga físicamente los billetes.
-o0o-
PIE DE FOTO
En un escenario positivo, la recuperación económica de México podría darse a partir del tercer trimestre del año, pero en uno negativo hasta el 2004, aseveró Leonardo Lomelí Venegas, académico de la Facultad de Economía de la UNAM