06:00 hrs. Abril 20 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0358

Ciudad Universitaria

 

 

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NO SE DESCARTA OTRO RECORTE AL PRESUPUESTO FEDERAL

 

·        Leonardo Lomelí Venegas, de la Facultad de Economía, afirma que es preferible incrementar el déficit fiscal un poco

·        En un escenario positivo, la recuperación podría darse a partir del tercer trimestre del año y verse con claridad durante el 2003; el negativo nos llevaría hasta el 2004, señaló

 

Un error al estimar equivocadamente los ingresos que se iban a recaudar fue la causa del reciente recorte presupuestal, el más fuerte de los cuatro que se han dado en este sexenio -10 mil 100 millones de pesos- y, en lo que resta del año, se puede esperar que por lo menos habrá otro ajuste, dijo el académico de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, Leonardo Lomelí Venegas.

 

Calificó como discutible la necesidad del más reciente recorte presupuestal, el cual, dijo, es porque las autoridades gubernamentales pretenden que el déficit fiscal sea de 0.65% del Producto Interno Bruto (PIB), indispensable para cumplir la meta del superávit. De no aplicar la disminución del presupuesto, llegaría a 0.8%, aproximadamente.

 

El especialista en economía pública se pronunció por un recorte más pequeño y ampliar el déficit fiscal, pues siempre que es menor al uno por ciento del PIB se puede controlar en cualquier país del mundo. No sería "monstruoso ni desmesurado", y tampoco se afectarían los programas sociales o la participación de estados y municipios.

 

A ello, destacó, se añade que en las circunstancias particulares de México, "cuando estamos saliendo apenas de la depresión y no es completamente seguro que lo hagamos", un recorte al gasto público tiene un efecto recesivo, es decir, retarda más la recuperación.

 

En un escenario positivo, reflexionó el catedrático, la recuperación sería a partir del tercer trimestre de este año y se vería clara hasta el 2003; en uno negativo, comenzaría a dar frutos hasta el 2004. Pero, como dependemos de varios factores, un panorama potencialmente catastrófico sería que la crisis saliera del control del presidente de EU, pues la recesión duraría más tiempo.

 

El problema es que desde el año pasado México demostró su incapacidad de reaccionar ante la desaceleración de la economía estadounidense.

 

"Siempre nuestras recuperaciones dependen mucho de las de afuera, y durante las crisis parecería que el gobierno mexicano se queda cruzado de brazos: se pierden empleos y toca fondo la actividad productiva".

 

Explicó que debido a la lenta recuperación es más aconsejable incrementar el techo del endeudamiento interno, es decir, ampliar el déficit público para no hacer recortes.

 

Tanto el gobierno actual como el anterior, comentó el especialista, tienen como política mantener bajo el déficit público, porque creen que es una señal para los inversionistas extranjeros de que hay un modelo económico consistente y previsible, cuyo objetivo fundamental es controlar la inflación y hacer frente a la desaceleración económica.

 

Sin embargo, resaltó, las autoridades competentes alteran en forma significativa el presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, pues determinan los ajustes de manera discrecional.

 

Ha quedado demostrada la poca capacidad para negociar y acordar con los partidos porque no se quiere ceder en nada

 

Lomelí señaló que en otros años los recortes se hacían por la evolución desfavorable de los precios del petróleo. En lo que va del 2002 han tenido oscilaciones muy fuertes, primero bajaron y ahora están en proceso ascendente. Sin embargo, se desconoce cuánto tiempo se mantendrá así para determinar si se aplica otro ajuste.

 

Subrayó que en ocasiones se sacrifica el crecimiento económico en favor de la estabilidad económica, entendida como de precios. Pero, advirtió, las autoridades gubernamentales maquillan el principal problema de las finanzas públicas, con el argumento de que el aumento del petróleo será suficiente para no realizar un segundo ajuste.

 

Por ello, sostuvo, es necesaria la reforma fiscal a fondo. La del año pasado fue muy limitada y gravó el consumo de la población en general.

 

El economista precisó que para llevar a cabo cualquier recorte presupuestal se debe poner atención en quienes resultan perjudicados. En este caso será el gasto social y los gobiernos estatales y municipales.

 

Especificó que por lo regular se castiga el rubro de inversiones, grave problema porque en la actualidad la discusión sobre el sector energético tiene que ver con las que se dejaron de hacer desde hace 20 años.

 

Sectores a los que en general les toca el recorte presupuestal son el del petróleo y la energía eléctrica, así como la infraestructura. Incluso, indicó, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) menciona a México como uno de los países de América con el peor estado en este último punto.

 

La solución es la reforma fiscal completa e integral, posible sólo si se logra un acuerdo amplio entre los partidos, acotó.

 

El especialista planteó que el impacto al gasto social y los sectores más desprotegidos se evidenciará hasta el segundo semestre del año, "cuando me imagino se anunciará el segundo recorte".


Dejó en claro que es muy difícil que los empleos perdidos el año pasado se recuperen. Incluso, con los ajustes, podrían darse más despidos en el sector público.

 

Negó que se hayan gastado las reservas petroleras. El problema es que se deja de invertir en exploración de nuevos yacimientos, es decir, en el momento en que Petróleos Mexicanos deja de invertir en este rubro se explotan las reservas ya identificadas, pero se desconoce la cantidad que se tiene.

 

El hecho de que bajen las reservas y no se invierta en exploración afecta a México porque más de la tercera parte de los ingresos del gobierno proceden de Pemex.

 

Al referirse en forma específica a los cortos –retiro de la circulación de una cantidad de dinero–, Leonardo Lomelí expuso que en teoría es una medida para bajar la inflación, pero en la práctica se ha demostrado su insuficiencia.

 

El razonamiento es que si hay menos dinero en circulación, hay presión en la economía para que los precios bajen por haber menor liquidez y, por lo tanto, se reducen las transacciones. Pero, en la práctica, es muy discutible su eficacia.

 

Desde 1995 se realizan cortos. A juicio del catedrático de la FE, éstos son una señal enviada por el Banco de México a los mercados internacionales de que en México hay duras políticas fiscal y monetaria, lo cual es adecuado porque genera certidumbre al capital, sobre todo extranjero.

 

Rechazó que los cortos tengan un gran impacto. Han mostrado su ineficacia por la capacidad que se tiene para llevar a cabo transacciones con las tarjetas de crédito. Esa es una manera de ampliar la base monetaria: uno compra aunque no tenga físicamente los billetes.

 

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En un escenario positivo, la recuperación económica de México podría darse a partir del tercer trimestre del año, pero en uno negativo hasta el 2004, aseveró Leonardo Lomelí Venegas, académico de la Facultad de Economía de la UNAM