14:00 hrs. Abril 19 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0356

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

LA INSEGURIDAD PÚBLICA, LIGADA AL DESEMPLEO, LA MIGRACIÓN Y LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: NÉSTOR MÉNDEZ

 

 

·        Si hay empleo seguro aumentan las posibilidades de contar con una sociedad próspera, afirmó el coordinador del Proyecto de Abuso Sexual del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

·        Participó en la mesa redonda Seguridad pública, readaptación y participación social, realizada en la ENTS de la UNAM

 

 

La seguridad pública no está aislada de los problemas de desempleo, migración, educación y violencia intrafamiliar, afirmó Néstor José Méndez González, coordinador del Proyecto de Abuso Sexual del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

 

Si los miembros del Estado participan de manera adecuada en la transformación y desarrollo del país, la población estará en posibilidades de obtener los recursos necesarios para su subsistencia y la realización de sus proyectos de vida, subrayó.

 

En ese sentido, acotó, el desempleo es un factor importante que contribuye a fomentar la delincuencia, es decir, "si hay empleo seguro, existen muchas posibilidades de contar con una sociedad próspera".

 

Al participar en la mesa redonda Seguridad pública, readaptación y participación social, realizada en la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), el también integrante de la Sociedad Mexicana de Victimología destacó: "Mientras en América Latina la incorporación de los jóvenes al mercado de trabajo ha sido significativa ya que la población de 15 a 24 años representa del 20 al 25% de la fuerza de trabajo; en México no se han incrementado las tasas de empleo a pesar de que las tasas de educación han aumentado".

 

Específicamente, abundó, en los niveles técnicos, de donde egresan alrededor del 50% de los educandos; sin embargo, "de esta cifra sólo el 27% tiene alguna posibilidad de encontrar trabajo en lo que se preparó".

 

En el auditorio "Manuel Sánchez Rosado" de la ENTS, Méndez González destacó que una comunidad o país con hambre alimentan resentimiento, lo cual puede llegar a obstaculizar el orden y la paz pública.

 

De ahí la urgente necesidad no sólo de atender las necesidades del campo, sino de mejorar sus condiciones en cuanto a apoyos técnicos y financiamientos. Además, es necesario incorporar a los campesinos a los programas de desarrollo y de justicia social.

 

También, destacó, el problema de la migración es colateral al olvido en que se ha mantenido al campo mexicano. Según la Subsecretaría de Población y Asuntos Migratorios de la Secretaría de Gobernación, en México el movimiento migratorio masculino actual es en promedio de unas 380 mil personas al año.

 

La migración, abundó, es un elemento de peligro que inhibe la seguridad pública porque nuestros compatriotas, al no tener ninguna posibilidad de desarrollo en su tierra, no poseen ningún margen de seguridad y cuando intentan cruzar la frontera muchos de ellos mueren cazados como si fueran delincuentes y si logran pasar son victimizados bajo las peores condiciones de trabajo o con violaciones a sus derechos humanos.

 

Según el Censo de Estados Unidos del año 2000 de los 33 millones de latinos en ese país, 23 millones son mexicanos, subrayó.

 

En cuestiones de violencia intrafamiliar, sólo por dar un dato, la Procuraduría General de la República atiende en promedio, al día, 50 casos de agresiones.

 

En su oportunidad, Armando Salinas Torre, presidente de la Comisión de Gobernación y Seguridad Pública de la Cámara de Diputados, destacó que América Latina es la región del mundo donde la policía ha sido más penetrada por las fuerzas armadas.

 

Es decir, el orden público de los países latinoamericanos se construye a través de una concepción militarizada, lo cual es muy peligroso porque a partir de esta idea se ha construido la imagen y los valores de los cuerpos policiacos, enfatizó

 

Por su parte, Marcela Briseño López, del Centro de Asistencia Postpenitenciaria de la Secretaría de Gobernación, dijo que las prisiones son un mecanismo de control y censura permanente, pues lejos de solucionar el problema de inseguridad lo incrementan debido, sobre todo, al deterioro que ocasiona el encierro en la gente.

 

Las personas, al estar encarceladas, inhiben su instinto de huida y, al mismo tiempo, desarrollan el de supervivencia al verse obligadas a enfrentarse a la violencia y promiscuidad ocasionadas por la actual sobrepoblación de los reclusorios en nuestro país, destacó.

 

Además, abundó, una persona que sale de la cárcel presenta problemas de inhabilitación psicomotriz y, la mayoría de las ocasiones, de adicción.

 

Por ello, es necesario buscar alternativas que les permitan insertarse nuevamente en la sociedad, algunas de las cuales serían: crear bolsas de trabajo y centros de atención para sus adicciones, así como proporcionarles la terapia psicológica necesaria para lograr su total rehabilitación.

 

 

-o0o-

PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

El desempleo fomenta la delincuencia, afirmó Néstor José Méndez, durante la mesa redonda “Seguridad pública, readaptación y participación social”; a su izquierda, Nelly Tello

 

 

FOTO 2

 

Peligrosa, la concepción de la policía militarizada en América Latina, afirmó Armando Salinas Torre

 

 

FOOTO3

 

Las cárceles incrementan el problema de inseguridad: Marcela Briseño