Boletín UNAM-DGCS-0329
Ciudad Universitaria
EL DF SE HUNDIÓ
YA DIEZ METROS POR LA EXCESIVA EXTRACCIÓN DE AGUA
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El problema se presenta por las propiedades mecánicas del suelo, la
explotación de mantos acuíferos y la sismicidad local y general
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Puntualizaron que actualmente Xochimilco y Pantitlán se hunden hasta 40
centímetros al año, en tanto que el centro lo hace a razón de 10 a 14
centímetros anuales
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Académicos de la Facultad de Ingeniería de la UNAM hablaron sobre
"El subsuelo de la ciudad de México y su problemática"
La ciudad de México se ha hundido diez metros
en algunas partes del Centro, debido a la excesiva extracción de agua de los
acuíferos realizada en los últimos 100 años, aseveraron investigadores de la
Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Aunque aclararon que en la actualidad las
“zonas vírgenes” en construcción como Xochimilco y Pantitlán son las que
registran el mayor hundimiento, que alcanza hasta los 40 centímetros por año,
en tanto que el Centro Histórico es
sólo de 10 a 14 centímetros en el mismo lapso.
Puntualizaron que de toda la cuenca del Valle
de México este problema se presenta con mayor agudeza en el Distrito Federal y
la zona conurbada, debido a las propiedades mecánicas de los suelos, la
explotación de los mantos acuíferos y la sismicidad local y general.
En la conferencia de prensa sobre "El
subsuelo de la ciudad de México y su problemática", los académicos de la
Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, Luis Arturo Tapia Crespo, Ricardo
Roberto Rojo Yaniz y Hugo Sergio Haas Mora, explicaron que el origen lacustre
del suelo, la actividad volcánica y sísmica, y el crecimiento de la mancha
urbana, son fenómenos que deben ser tomados en cuenta para disminuir los
riesgos para las construcciones.
Los aspectos que ponen en peligro a los
habitantes son: volcánicos, sísmicos, hundimientos, inundaciones, movimientos
de masas y colapsos de minas.
Asimismo, hicieron hincapié en la necesidad de
realizar siempre estudios geohidrológicos, geofísicos y geológicos, previos a
una construcción, a fin de disminuir la baja en la captación del agua pluvial
en la generación de graves problemas para las edificaciones.
En el aula magna de la FI, el catedrático de
geología, Luis Arturo Tapia Crespo, explicó que la cuenca del Valle de México
abarca un total de nueve mil 600 kilómetros cuadrados: mil 365 pertenecen al
Distrito Federal; cinco mil 230, al estado de México; dos mil 209, a Hidalgo;
726, a Tlaxcala, y 64 a Puebla.
Al Norte la zona limítrofe es la Sierra de
Pachuca, al Sur la de Chichinautzin, al Poniente la de las Cruces y la del
Oriente los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Por esta configuración geográfica, subrayó,
todo lo que se haga repercute en la totalidad de la cuenca, pues vivimos en el
cinturón volcánico transmexicano.
El especialista abundó que la cuenca del Valle
de México se ubica fisiográficamente en el eje neovolcánico y su historia
depende de eventos volcánicos desde hace miles de años.
Asimismo, agregó, se localiza en una zona
sísmica dada la cercanía de entre 300 y 500 kilómetros de la zona sísmica,
entre las placas de Cocos y Norteamericana, frente a las costas de Jalisco,
Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
Esta sismicidad en la cuenca, dijo, sólo es
generada por la mencionada Tectónica de Placas, donde los movimientos telúricos
se producen de los 30 a 50 kilómetros, aunque hay otros denominados corticales,
generados a menor profundidad: de cero a 30 kilómetros.
Sin embargo, Tapia Crespo resaltó que los
constructores dejan de lado los aspectos sísmicos –principalmente tectónicos– y
las fallas geológicas, las cuales atraviesan la ciudad de México, por lo que
los conminó a tomar conciencia de estos aspectos y llevar a cabo los estudios
del suelo antes de iniciar cualquier obras.
Junto con Ricardo Roberto Rojo Yaniz y Hugo
Sergio Haas Mora, advirtió que ante el crecimiento demográfico perímetros como
Alvaro Obregón, en su zona de minas, e Iztapalapa, en el Cerro de la Estrella,
son considerados de riesgo.
Por su parte, Rojo Yaniz manifestó que de
principios del siglo XX a la actualidad la curva de hundimiento en el Distrito
Federal se prolongó por la exagerada extracción de agua. En la década de los
años 50, este fenómeno se reflejó en la Catedral Metropolitana, el Palacio de
Minería, la Alameda Central y en Bucareli, donde estaba ubicado el Monumento a
Carlos IV.
A pesar de que las autoridades gubernamentales
impusieron la veda de agua, en 1960 se retiró propiciándose mayor hundimiento.
Tan sólo en la zona de Aragón fue de cuatro a cinco metros en 35 años.
El académico de geología expuso que cuando hay
extracción de agua se crean cavidades, con los sismos se reacomodan o asientan
y la consecuencia es el deterioro del suelo.
La zona costera del Pacífico es donde hay mayor
cantidad de sismos que repercuten en la capital del país, porque está asentada
en una cubierta de sedimentos con mil o mil 500 metros de profundidad.
A su vez, el catedrático de geotecnia de la FI,
Hugo Sergio Haas Mora, recalcó que en la actualidad en Xochimilco y Pantitlán
–ésta última área situada en el estado de México– se registra mayor hundimiento
anual, de hasta 40 centímetros, por ser zonas vírgenes donde no había grandes
construcciones.
En cambio, aclaró, en el centro de la ciudad de
México se presenta menos este fenómeno, de diez a 14 centímetros al año, porque
el suelo ya está preconsolidado, pues con anterioridad ya había recibido carga.
A los hundimientos, dijo, se le suman los derrumbes y desgajamientos de los
cerros.
Los ingenieros universitarios advirtieron que
de continuar la extracción excesiva del agua, aumentarán los hundimientos y
habrá una situación crítica de escasez en los próximos diez años.
Consideraron fundamental la creación de una
legislación que involucre la regulación en la extracción del agua y los diferentes
tipos de construcción –de acuerdo al tipo de suelo– para evitar problemas
posteriores. Destacaron que en la actualidad se pierden 665 milímetros de agua
al año.
Advirtieron que en este momento, la UNAM
desarrolla una serie de investigaciones para ayudar a solucionar esta
situación, aunque lamentaron el poco interés de los estudiantes por las
carreras de ciencias de la tierra.
Dijeron que faltan profesionales en esta área,
pues su presencia generaría más investigación y el enriquecimiento en materia
de construcción.
Comentaron que
las diversas dependencias de la Universidad Nacional en este ramo tienen
tecnología de punta para realizar todas investigaciones y estudios que permitan
contribuir a resolver las problemáticas mencionadas.
Al referirse al proyecto de construcción del
segundo piso del Viaducto–Periférico, los tres especialistas coincidieron en su
factibilidad, pero remarcaron la necesidad de estudios previos para que la
construcción sea acorde a las condiciones del lugar.
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PIE DE FOTO
Hugo Sergio Haas
Mora, Ricardo Roberto Rojo Yániz y Luis Arturo Tapia Crespo, académicos de la
Facultad de Ingeniería de la UNAM, dijeron que en los últimos 100 años la
ciudad de México se hundió diez metros en algunas partes del Centro, aunque
ahora es la zona donde este problema se presenta menos