Boletín UNAM-DGCS-0325
Ciudad Universitaria
EL ARTÍCULO 123
CONSTITUCIONAL ES UNA TRAMPA CORPORATIVA: NÉSTOR DE BUEN LOZANO
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Las Juntas de Conciliación y Arbitraje impiden
la libertad sindical, agregó
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La mayoría de los sindicatos son apéndices
del gobierno o de los patrones: Arturo Fernández, de la FD
El artículo 123 constitucional, en alguna de las fracciones
del apartado B, “cuando aterriza en la Ley Federal del Trabajo, se convierte
en una trampa corporativa y fascista”, afirmó Néstor de Buen Lozano, especialista
en derecho laboral de la UNAM.
Al participar en la mesa redonda “Libertad Sindical”, organizada
por el seminario de Derecho del Trabajo de la FD, De Buen indicó que el sindicalismo
queda subordinado a la acción del gobierno mediante el registro de esas organizaciones,
“mecanismo truculento dentro del marco del fascismo que padecemos”.
Señaló que el último eslabón
de una cadena en contra de la libertad sindical, del derecho de huelga, e
indirectamente de la negociación colectiva, son las Juntas de Conciliación
y Arbitraje –federales o locales– a quienes se les facultó para rechazar los
emplazamientos a huelga bajo la afirmación infundada de que no cumplen con
los requisitos del artículo 920 de la Ley Federal de Trabajo.
En el auditorio doctor Eduardo
García Máynez de la FD, De Buen indicó que el amparo por parte de la legislación
laboral en favor de los trabajadores, lamentablemente se está olvidando porque
se convierte en una tutela de los empresarios, a favor del gobierno, que camina
por el mundo de la globalización y no toma en consideración a los empleados.
Apuntó que luego de la caída
del Muro de Berlín, “hoy se piensa que el socialismo ha entrado en barrena
y en consecuencia se pueden hacer todas las barbaridades que se quieran: olvidarse
del estado de bienestar, de la libertad sindical y de muchas cosas más”.
Por su parte, el académico
de la Facultad de Derecho, Arturo Fernández, puntualizó que en nuestro país
la mayoría de los sindicatos se constituyen en apéndices del gobierno, como
mecanismos de control, contenedores de votos e intenciones, así como de las
pretensiones de los trabajadores a quienes se les limita su participación
política.
Las agrupaciones sindicales,
añadió, tienen una función especial: servir como correas de transmisión de
las instrucciones del gobierno o de los patrones hacia los trabajadores, “ese
es el triste papel que corresponde todavía a los líderes sindicales”.
Opinó que ante las próximas
reformas laborales, el panorama es peor que negro.
Reconoció que “por fortuna
la jurisprudencia ha dejado sin efecto algunas disposiciones diabólicas del
apartado B o de la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado que
lo reglamenta”.
Sin embargo, añadió, mientras la jurisprudencia y sus efectos,
así como el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo –referente
a la libertad sindical– no sean exigidas por la acción social, el gobierno
seguirá violentando la libertad de esas agrupaciones.
Afirmó que, independientemente del partido en el gobierno,
a éste no le interesan los trabajadores ni sus derechos, ni la libertad sindical,
sino el control por el poder y el poder mismo. Sólo le preocupan los trabajadores
en la medida en que éstos otorguen votos para mantenerse en el poder, concluyó
el especialista universitario.
Por su parte, Iván Hernández,
también profesor de la FD, dijo estar convencido de la necesidad de la reforma
a la Ley Federal del Trabajo, “pero también debe modificarse lo relativo al
derecho burocrático, pues aún se considera que los burócratas son trabajadores
de segunda, sin los derechos establecidos en el artículo 123 constitucional”.
Es claro que debemos dejar
en libertad a los trabajadores para que ellos sean quienes se encarguen de
la integración de sus asociaciones profesionales, concluyó.
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Foto 1
Néstor de Buen Lozano,
especialista en derecho laboral, apuntó que el sindicalismo queda subordinado
a la acción del gobierno mediante el registro de esas organizaciones, “mecanismo
truculento dentro del marco del fascismo que padecemos”.
FOTO 2
Arturo Fernández,
académico de la Facultad de Derecho, señaló que muchos sindicatos se constituyen
como apéndices del gobierno, como mecanismos de control, contenedores de votos
e intenciones.