Boletín UNAM-DGCS-0320
Ciudad Universitaria
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NECESARIA UNA
POLÍTICA ECONÓMICA QUE ASEGURE UN CRECIMIENTO ESTABLE, SÓLIDO Y SOSTENIDO:
ACADÉMICOS
·
Sólo en esa medida será posible sostener un
crecimiento de 3%: Teresa López González, de la ENEP Acatlán
·
La realidad exige una auténtica reforma
económica y social del Estado, para después ajustar la política tributaria y
establecer una verdadera reforma hacendaria: Irma Manrique
·
Luis Angel Ortiz dijo que los partidos
políticos no asumen un pacto fiscal por temor a perder el apoyo de los
electores, y los contribuyentes no asumen compromisos fiscales
Mientras no haya crecimiento
estable y sostenido que permita generar ingresos, no se resolverán los
problemas de la inversión productiva y del ahorro interno. Por ello, es
necesario establecer una política económica que asegure el crecimiento estable,
sólido y sostenido, que genere empleos y el ingreso, aseguró Teresa López
González.
La académica de la Escuela
Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán puntualizó que sólo en esa
medida será posible mantener la tasa de crecimiento del 3% y también evitar
"plantear metas inalcanzables, como la del 7%".
En la conferencia de prensa Sistema
tributario y gasto público. Frustración paralela, organizada por el Instituto
de Investigaciones Económicas (IIEc), mencionó que un aspecto grave de la
situación económica del país es que en los últimos años el ahorro privado ha
caído de una tasa de 16% al 14% en relación al Producto Interno Bruto (PIB).
"Eso -aseguró- es
evidencia contundente de que la liberalización financiera no ha logrado los
propósitos que se planteó y no se creó una fuente de crecimiento endógena, como
la generación de ahorro".
Consideró que México enfrenta
el dilema de emprender su reforma fiscal en un contexto de liberalización,
cuando la evidencia ha mostrado las contradicciones de la desregulación
financiera, que ha llevado, entre otros aspectos, a una caída del ahorro
interno.
López González dijo que
durante los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se realizaron
reformas al sistema tributario con el objetivo de elevar el ahorro interno, lo
que permitiría la elevación de la inversión y el incremento del crecimiento, el
empleo y el ingreso.
Empero, los datos a partir de
90 muestran lo contrario: a pesar de que el ahorro financiero creció a una tasa
muy alta, medida en términos de la proporción del PIB, de 25% en 1988, a 42% en
1998, el ahorro interno cayó de una tasa de 24% al 20% en ese mismo lapso.
Señaló que existe la necesidad
urgente de una reforma fiscal, pero
primero se requiere corregir esos procesos. Además, ella exige el
consenso entre los actores políticos y sociales y va más allá de incrementos
cuantitativos o de la desaparición de sistemas de exenciones, como lo ha sido
el sistema del Impuesto al Valor Agregado (IVA). El problema es más grave y de
fondo.
La reforma fiscal es necesaria
pero en el marco de una nueva política económica y eso exige la redefinición
del papel del Estado. Es urgente elevar el gasto público por la situación de
miseria y polarización en la distribución del ingreso, pero eso no se resuelve
sin tener una meta de política económica en mediano y largo plazo, agregó.
Irma Manrique, secretaria
académica del IIEc, mencionó que los cinco recortes al gasto público que esta
administración ha realizado, tres el año pasado y dos en el actual con amenaza
de otro, es "contundente".
El más reciente, de 10 mil 100
millones de pesos podría ser mayor para enfrentar el problema de los precios
del petróleo y la baja recaudación de impuestos, los cuales han decrecido con
respecto al mismo trimestre del año anterior. El IVA, por ejemplo, decreció en
30%.
La reforma fiscal, opinó, no
ha tenido el consenso de los sectores ni fue producto del análisis. Además,
falta voluntad política del Ejecutivo Federal, que tiene el compromiso del
ejercicio de esa importante modificación.
La realidad exige una
auténtica reforma económica y social del Estado, para después ajustar la
política tributaria y establecer una verdadera reforma hacendaria.
Manrique refirió que México no
ha tenido un bajo crecimiento económico, sino una recesión muy grave y no se
vislumbra alguna forma de darle inflexión hacia arriba.
Añadió que hay una tendencia
de la política económica actual de mantener un equilibrio con un déficit muy
bajo, a pesar de que "es absurdo tratar de contener el gasto público
cuando en este momento resulta indispensable".
El gasto público se ha
angostado a tal grado que la parte dinámica de la económica se está dejando sin
fuerza, completamente vulnerable. En tal sentido, resulta negativo el recorte en el presupuesto
anunciado por el gobierno.
No se entiende el objetivo de
tratar de mantener un equilibrio que llevará a una falta de sentido en el
avance económico: cuando se comience a hablar de estancamiento económico, lo
que sigue es el endeudamiento y volver a entrar a un círculo vicioso.
Depender del capital externo
que no sea directo y responsable tampoco nos salvará, porque cuando así
conviene sale del país y nos "quedamos temblando".
Además, en México existe el
capital suficiente para salir adelante, lo que sucede es que los empresarios
están temerosos porque tampoco hay confianza del gasto público. En tal sentido,
el gobierno debe ser el encargado de reanimar la economía, pero "no parece
estar dispuesto", opinó.
Propuso que la base para la
recaudación tributaria sea el IVA y el Impuesto Sobre la Renta, pero con control
y coordinación fiscal. Por ejemplo, se debe buscar que el primero sea menos
alto pero más "deslizado" entre la población y que se reduzcan los
impuestos especiales. Es cuestión de estudiar las propuestas y tener consenso,
finalizó.
Luis Angel Ortiz Palacios,
también catedrático de la ENEP Acatlán, mencionó que a pesar de la necesidad
urgente de una reforma fiscal, la sociedad y el gobierno eludan afrontarla. En
diciembre de 2001 se perdió la oportunidad de que los actores políticos y
sociales debatieran e intercambiaran información para confrontar sus
concepciones con los requerimientos y necesidades del país.
Los partidos políticos rehuyen
a asumir un pacto fiscal por temor a perder el apoyo real o potencial de los
electores; en tanto, los contribuyentes, no quieren asumir ningún compromiso
fiscal. Por ello, las condiciones políticas mínimas y la infraestructura
institucional necesarias para crear un marco favorable a la coordinación de
decisiones en materia fiscal está muy lejos de lograrse, abundó.
La ausencia de un acuerdo
político entre los grupos sociales y los principales partidos políticos explica
que no se haya podido conformar una agenda que conduzca a una verdadera reforma
fiscal y que se recurra al endeudamiento externo, la petrolización de las
finanzas públicas, la privatización de las empresas públicas y la aguda
contracción del gasto público.
"En la medida que la
contracción del gasto público ha sido uno de los instrumentos de las políticas
de ajuste y estabilización macroeconómica ha dejado de cumplir su papel
reactivador de la economía, del empleo y el ingreso", concluyó.
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FOTO 1
Irma Manrique,
del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (a la derecha), dijo que
es absurdo hacer recortes al presupuesto y tratar de contener el gasto público
cuando en este momento resulta indispensable para darle fortaleza a la
economía. La acompaña la catedrática Teresa López.
FOTO 2
Especialistas de
la UNAM ofrecieron la conferencia de prensa Sistema tributario y gasto público.
Frustración paralela, organizada por el Instituto de Investigaciones
Económicas.