15:00 hrs. Abril 03 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0307

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

NO HAY POLÍTICAS PARA PREVENIR LA POBREZA: DAVID IBARRA MUÑOZ

 

·        El integrante de la Comisión Económica para América Latina, agregó que esta situación representa una grave debilidad

·        En la Facultad de Economía de la UNAM, el representante del Banco Mundial, Joost Draaisma, advirtió que ese organismo internacional está en México por el combate a la pobreza y la inequidad distributiva del ingreso

 

La pobreza no sólo se ataca al mitigar sus efectos, sino mediante la prevención, hecho del que "estamos a varios años luz de lograrlo, tanto en las políticas que se recomiendan como en los esquemas nacionales", lo cual representa una grave debilidad, aseguró David Ibarra Muñoz, integrante de la Comisión Económica para América Latina, sede México.

 

Al participar en el Seminario de Reflexión sobre la Cumbre del Financiamiento para el Desarrollo, organizado por la Facultad de Economía de la UNAM, destacó que se pone mayor atención en el desarrollo, necesario pero no suficiente para aplacar la pobreza.

 

El especialista indicó que hay un mundo globalizado, pero se carece de un referente político universal que compagine lo económico con lo social y lo político. Por ello, la lección que da la historia es que la liberación de los mercados es un gran motor de crecimiento y expansión a futuro, pero ahora produce concentración del ingreso, de la riqueza y malestares sociales costosos.

 

El fenómeno de la globalización, advirtió, afecta y aterra a muchos latinoamericanos, porque "algo ha quedado cojo", nuestra soberanía económica está sensiblemente disminuida. Cuando se ceden todos los elementos de comercio, dijo, se afecta un gran número de empresas y trabajadores.

 

En la Sala Multimedia "Octaviano Campos Salas" de la FE, manifestó que existe la posibilidad de que este fenómeno conduzca a un progreso mayor, pero ahora "nos mete en un proceso doloroso de transición, porque no hemos sido capaces de diseñar mecanismos que permitan la unidad política".

 

Planteó que detrás de la reunión de Monterrey está el proceso de globalización que abarca prácticamente a todo el mundo. Se ha tomado como un fenómeno económico desprovisto de connotaciones sociales, políticas y distributivas. Es decir, sin todo lo que hace al conjunto de una sociedad viva y cambiante.

 

Esta situación ha generado el aumento del número de pobres y el florecimiento de unas cuantas empresas grandes. Tan sólo en América Latina, el 98% de los negocios están en situación difícil, aseguró.

 

Por su parte, el representante del Banco Mundial para México, Joost Draaisma, sostuvo que el recorte presupuestal recién anunciado por el gobierno federal –10 mil 100 millones de pesos- es una continuación de la política del 2001 para preservar la estabilidad macroeconómica.

 

Sin embargo, se requiere un mayor consenso entre la sociedad mexicana para aumentar los ingresos presupuestales que permitan mayores ingresos sociales.

 

Advirtió que la justificación de la presencia del Banco Mundial en México es el combate a la pobreza y la inequidad distributiva del ingreso.

En particular, subrayó, el hecho de que el país todavía tiene gran cantidad de gente en pobreza y pobreza extrema, debe propiciar la búsqueda de formas para combatir este problema de manera más efectiva, así como incorporar un mayor número de personas en el proceso de desarrollo económico y social de México.

 

Señaló que la relevancia de los Consensos de Monterrey para México es menor en términos de ayuda oficial para el desarrollo, por el nivel de avance, pues el ingreso per cápita es de cinco a seis mil dólares al año.

 

Joost Draaisma puntualizó que México no es receptor de flujos de ayuda oficial para el desarrollo, y resaltó el énfasis sobre algunas políticas orientadas hacia el mercado, la apertura comercial y de la inversión extranjera, así como la necesidad de tener sistemas financieros internos que canalicen los recursos hacia los proyectos más productivos.

 

A su vez, el catedrático de la FE, Clemente Ruiz Durán, apuntó que los recursos destinados por las naciones más industrializadas para impulsar el desarrollo de los países pobres muestran que la voluntad política todavía es insuficiente y, por lo tanto, se requiere analizar otras alternativas.

 

Además, agregó, "es claro que la ayuda oficial para el desarrollo no es tan crítica para países de ingresos medios como para los de menores recursos. Estos últimos, no han logrado impulsar una fuerza endógena que permita impulsar su desarrollo, la ayuda que reciben es muy baja en términos per cápita y tienen poblaciones enormes".

 

El economista universitario señaló que el objetivo de esa reunión era contribuir a la discusión de cuántos recursos adicionales se requerían para erradicar la pobreza, lograr un desarrollo sustentable y un crecimiento económico sostenido.

 

Recordó que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció como objetivo obtener 50 mil millones de dólares adicionales de ayuda oficial para el crecimiento. La meta que se habían fijado los países industriales para atender el problema de la pobreza era que todas destinaran el 0.70% de su PIB para el 2000.

 

Al contrastar el porcentaje establecido con el logrado, se encontró que Dinamarca destinó 1%, Holanda 0.84% y los demás disminuyeron su aportación hasta llegar a Estados Unidos, que contribuyó con el 0.10%.

 

Bajo esta perspectiva, explicó Ruiz Durán, en la actualidad la transferencia de ayuda oficial para el desarrollo es de 46 mil millones de dólares y la que se estaría dando, si se hubiera logrado el objetivo del 0.70, sería de 148 mil millones.

 

Recordó que previo a la cumbre de Monterrey, la Unión Europea acordó aumentar la ayuda de 0.33 a 0.39% del PIB. Antes de ello, Alemania aportaba el 0.27 contra 0.39, lo que aumenta de manera sustancial su ayuda.

 

Sin embargo, los recursos adicionales que se lograrían con este incremento, y el de Estados Unidos, que comprometió 10 mil millones más, llegarían a 68 mil 444 millones; es decir, 22 mil millones de dólares adicionales, por lo que no se logra la meta propuesta por la ONU de 50 mil millones más.

 

Empero, el economista reconoció que sí hay un avance, ya que Estados Unidos sube el porcentaje de su ayuda del 0.10% al 0.17% del PIB.

 

Por su parte, Salvador de Lara, funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, destacó que la cumbre tuvo un primer significado importante: la formalización del diálogo entre la ONU e  instituciones como la Organización Mundial del Comercio.

 

Además, hay un giro conceptual, ya que el documento "Consenso de Monterrey" hace una ruptura con los planteamientos realizados en las dos últimas décadas para promover el desarrollo, que ponían al mercado como el centro de la solución de todos los problemas, y aquél establece que debe haber una participación activa de todos los actores, con el fin de solucionar el problema de la pobreza.

 

Otro avance de la cumbre es que en la mayoría de los planteamientos hay una crítica explícita al tema de la condicionalidad de los apoyos, y ahora se asegura que cada país es responsable y debe asumir su desarrollo.

 

 

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FOTO 1

 

Roberto Escalante Semerena, director de la Facultad de Economía de la UNAM, y David Ibarra Muñoz, miembro de la Comisión Económica para América Latina, sede México, participaron en el Seminario de Reflexión sobre la Cumbre del Financiamiento para el Desarrollo

 

 

FOTO 2

 

Joost Draaisma, representante para México del Banco Mundial, señaló que el organismo se encuentra en el país debido a la pobreza y la inequidad distributiva del ingreso. Participó en el Seminario de Reflexión sobre la Cumbre del Financiamiento para el Desarrollo, organizado por la Facultad de Economía de la UNAM

 

 

FOTO 3

 

Luis Miguel Galindo, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, y Salvador de Lara, funcionario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, durante el Seminario de Reflexión sobre la Cumbre del Financiamiento para el Desarrollo