06:00 hrs. Marzo 30 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0288

Ciudad Universitaria

 

 

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ECONÓMICOS BIOMATERIALES PARA IMPLANTES ORTOPÉDICOS Y ODONTOLÓGICOS

 

·        En el Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM se ha obtenido hidroxiapatita a partir de hueso de bovino, de tres a cinco veces más barata que la importada

·        Además, avanzan en la experimentación de biocementos para ayudar a los huesos a soldar en el menor tiempo posible en colaboración con la UAM-Iztapalapa y universidades españolas

 

En México, los biocerámicos de compuestos de calcio, necesarios para implantes de hueso y prótesis ortopé­dicos, así como para cirugía plástica reconstructiva y odontológica, son importados y de alto costo, por lo que integrantes del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, han obtenido hidroxiapatita a partir de hueso de bovino, que es de tres a cinco veces más barata que la importada.

 

La doctora Cristina Piña Barba explicó que la hidroxiapatita es un material de aceptación biológica, es decir, que el cuerpo no lo rechaza una vez que se implanta.

 

Afirmó que ya se han fabricado implantes cúbicos, cuadrados y en forma de cuchilla -requeridos por los ortopedistas cuando falta un pedazo de hueso- que ya son utilizados por humanos.

 

En particular, la hidroxiapatita de hueso de bovino se usa para hacer implantes para órbita ocular en forma de esfera, cuando falta el globo ocular, para que la cara no se contraiga y pierda su forma.

 

El implante se coloca en la esclera (membrana que envuelve el globo del ojo), y en el tejido que cubre a la esfera de hueso se pegan los músculos que hacen que el ojo se mueva; sobre ella se fija una prótesis cosmética logrando un movimiento normal de ese implante, explicó la investigadora.

 

Recordó que el proyecto de biomateriales comenzó en 1991, con pruebas de biocompatibilidad in vitro e in vivo. Se probó primero, el zinalco, metal creado en México, y luego materiales cerámicos basados en compuestos de calcio.

 

Se produjeron materiales a partir de hueso de bovino; “se limpió y se probó que no quedaran moléculas orgánicas, priones, etcétera, que causaran rechazo; comenzamos las pruebas y han funcionado”, comentó.

 

Piña Barba destacó que una esfera biocerámica de dos centímetros de diámetro en el mercado cuesta alrededor de mil dólares (nueve mil 500 pesos), en tanto que el realizado por el IIM tiene un costo aproximadamente en dos mil quinientos pesos.

 

Por otra parte, la investigadora Cristina Piña Barba manifestó que en colaboración con especialistas de las universidades de Barcelona y Politécnica de Cataluña, se han desarrollado biocementos, cuya función es ayudar a los huesos a soldar en el menor tiempo posible.

 

 “El cemento ayuda a que un hueso roto se regenere más rápido, para que la persona recupere más rápido la movilidad. Así, ayudamos al tejido óseo a recuperarse”, añadió.

 

La producción de los biocementos se realiza en colaboración con las facultades de Medicina y Medicina Veterinaria y Zootecnia, así como el Instituto de Química y el plantel Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAMI).

 

En ésta última institución se hacen pruebas in vitro de los materiales para probar si son citotóxicos o genotóxicos; al determinar que no dañan a las células se hacen experimentos en vivo en las facultades de Medicina o Veteri­na­ria donde se llevan a cabo los implantes y se cumple un periodo de observación para saber si el material causó daño en algún órgano del animal.

 

Si no fue así, se comienzan las pruebas para determinar si dicho material puede ser utilizado en humanos. La investigación al respecto continúa, apuntó la doctora Piña Barba.

 

Lo mismo sucede en el desarrollo de materiales que liberen medica­mento, en especial carbonatos de calcio que son molidos, refina­dos, compactados y adicionados con un antibiótico.

 

En esta investigación, que la UNAM realiza en colaboración con la Universidad de Guanajuato, se tiene el objetivo de que el biomaterial, al momento de deshacerse dentro del organismo, libere el medicamento. Ello es útil en casos de fracturas donde el hueso se ve expuesto al medio ambiente (donde hay hongos y bacterias) y existen altas probabilidades que se presente una infección.

 

Como la herida se sutura porque no se puede dejar expuesta, para combatir la infección en el hueso, los médicos generalmente dan antibióticos inyectados o tomados. Sin embargo, la cantidad que llega al área infectada no es la requerida.

 

 “En estos casos, antes de suturar, se coloca una pastilla o placa que libera el antibiótico a medida que se necesita sin hacer daño al organismo”. Gracias a carbonatos de calcio, los antibióticos en polvo son eliminados poco a poco.

 

Actualmente, los universitarios diseñan el tipo de cápsula en la que debe ir el antibiótico.

 

 

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Integrantes del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM han obtenido hidroxiapatita, un biocerámico de compuestos de calcio para implantes de hueso, de tres a cinco veces más barato que sus similares de importación.