06:00 hrs. Marzo 26 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0276

Ciudad Universitaria

 

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LA GLOBALIZACIÓN, PERJUDICIAL PARA EL SINDICALISMO EN MÉXICO

 

·        Apenas el 14% de los casi 34 millones de trabajadores están sindicalizados: Javier Aguilar, del IIS

·        Han disminuido sus prestaciones y muchos no cuentan con seguridad social, agregó

 

La tendencia mundial hacia la globalización y la adopción de políticas neoliberales ha originado la disminución de los espacios tradicionales de participación de los trabajadores, como los sindicatos –sólo el 14% de la población ocupada está sindicalizada-, afirmó Javier Aguilar García, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

 

Tal es el caso del sindicalismo mexicano, que en la actualidad atraviesa por un proceso de reestructuración que implica desventajas sustanciales en los convenios y contratos colectivos de trabajo.

 

Como consecuencia de dichas tendencias, se han debilitado los derechos laborales obtenidos por los trabajadores a través de varias décadas.

 

Por ejemplo, precisó, en México la población ocupada es de 33 millones 730 personas, de las cuales hasta el año 2000, 11 millones estaban afiliados al IMSS y dos millones 350 mil al ISSSTE, es decir, alrededor de 20 millones no cuentan con seguridad social, refirió el sociólogo.

 

Mientras en el año 1997 el total de sindicalizados era de cuatro  millones 451 mil trabajadores, en el año 2000 esta cifra apenas creció a cuatro millones 703 mil, es decir, de una población ocupada de casi 34 millones, 30 millones no están sindicalizados -86%-.

 

El autor de La población trabajadora y sindicalizada en México en el periodo de la globalización indicó: "Esto significa que muy poca población mexicana ocupada cuenta con un contrato colectivo de trabajo, prestaciones, sistema de retiro y seguridad social".

 

Además, dijo, esta situación ha sido reforzada debido a la recomendación que han hecho algunos organismos internacionales de dar mayores facilidades a las empresas en las formas de contratación de personal.

 

Para ello, abundó, se han creado contratos por hora, de aprendizaje o  por obra determinada; asimismo, se ha incrementado la rotación de personal con el fin de que el trabajador no se especialice en alguna actividad, ni tenga un horario fijo.

 

Ejemplo de ello, son las maquiladoras donde se aplican estas formas de contratación que no son muy legales y tampoco benefician a los trabajadores, sostuvo.

 

A pesar de ello, refirió, estas medidas han funcionado porque de 1982 al 2000 el número de trabajadores empleados por las maquiladoras pasó de cien mil a un millón 200 mil.

 

Esta situación, enfatizó, representa una grave pérdida para los sindicatos, los cuales, en el pasado, eran capaces de influir en la elaboración y puesta en marcha de las políticas económicas y sociales, y en la actualidad ya no son capaces de hacerlo.

 

Es un hecho, agregó, que la idea de sindicalismo mexicano se ha desvirtuado y no por las acciones de los trabajadores, sino porque muchos líderes sindicales se han olvidado de sus funciones como representantes de los intereses de los trabajadores.

 

Por ello, es preciso que en este momento los sindicatos cuenten con líderes más auténticos y sensibles a las necesidades de los trabajadores.

 

En la actual coyuntura política, estas asociaciones tienen la gran oportunidad de ya no depender de ningún partido. "Ahora pueden revisar sus bases y reorganizarse para influir decisivamente en las políticas de gobierno".

 

Los mexicanos necesitamos una política económica que permita el crecimiento y sea capaz de otorgar empleo permanente. Esta es la mejor manera de mejorar la situación de la clase trabajadora, concluyó.

 

 

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Mientras en el año 97 el total de sindicalizados era de cuatro millones 451 mil trabajadores, para el año 2000 esta cifra sólo creció a cuatro millones 703 mil, dijo Javier Aguilar García, del Instituto de Investigaciones Sociales