Boletín UNAM-DGCS-0274
Ciudad Universitaria
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EXISTE MAYOR EQUILIBRIO ENTRE LOS PODERES EJECUTIVO, LEGISLATIVO Y JUDICIAL
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Sin embargo, todavía tienen sobresaltos y trastabilleos, por el nulo
funcionamiento que tuvieron durante décadas, dijo Moisés Pérez Vega, académico
de la ENTS
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Por su papel fundamental en la democracia, los poderes requieren ahora
transformarse y fortalecerse, agregó
Existe un mayor equilibrio y compartimento de
responsabilidades entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a pesar
de los sobresaltos y trastabilleos ocasionados por el nulo funcionamiento que
tuvieron por décadas y como parte de esta nueva práctica democrática, afirmó el
académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), Moisés Pérez Vega.
Sin embargo, y aun cuando son más activos e
independientes, resaltó, estos contrapesos dispuestos en la Constitución
todavía mantienen inercias, porque el cambio será paulatino y no de un momento
a otro.
El especialista en sistemas de gobierno y
partidos políticos precisó que por su papel fundamental en la consolidación
democrática, los poderes públicos federales requieren transformarse y
fortalecerse para lograr su modernización interna.
La ciudadanía, por su parte, deberá exigir una
mayor transparencia en la relación entre el Ejecutivo, el Legislativo y el
Judicial, porque hay negociaciones por “debajo de la mesa” o cabildeo propios
de sistemas democráticos, consideró.
Lo que no se puede aceptar, advirtió, son
acuerdos entre las fuerzas políticas en función de prevendas y favores mutuos.
“Bienvenida sea la negociación y la discusión de iniciativas, pero no a
oscuras, por intereses o favores entre los diferentes partidos”.
La negociación de la transparencia o la
exigencia de abatir la corrupción en función del apoyo a una iniciativa
gubernamental por parte de un partido político, es un esquema “perverso y de lo
más perjudicial para el sistema democrático”.
El también estudioso de los procesos
electorales puntualizó que la pluralidad política ha activado estos
contrapesos, los cuales no funcionaban porque el monopolio de un solo partido y
la supremacía del Ejecutivo sobre el Congreso de la Unión, impedían que el
Legislativo actuara como un balance real de las decisiones del primero.
En esta relación de mayor equilibrio entre los
tres poderes, en la que dada la conformación plural del Legislativo ya se
perdió la mayoría absoluta de algún partido político, planteó, se genera el
balance, hay discusión de las iniciativas presidenciales y se mantiene un Congreso
más vigilante de las acciones del Ejecutivo, mientras el Poder Judicial tiene
actividad en decisiones fundamentales para la vida política y social del país.
Con la pluralidad de los poderes públicos
federal, estatal y municipal, se genera
una dinámica con una Presidencia acotada, vigilada en mayor medida por el
Legislativo y, en consecuencia, con la necesidad de negociar ahora las
iniciativas y proyectos de gobierno.
En entrevista sobre las relaciones entre los
tres poderes, Pérez Vega explicó que en el esquema del pasado, el presidente
actuaba como jefe del partido mayoritario –el PRI–, y había una conducta dócil
a sus iniciativas que llegaban al Congreso y se aprobaban sin mayor discusión.
Detalló que en el caso del Poder Legislativo, a
pesar de los intentos y la voluntad del Congreso por funcionar como contrapeso
real del Ejecutivo, en ocasiones se reflejan los desajustes, desconciertos y
problemas propios de la nueva dinámica democrática. Por esto, debe
transformarse, perfeccionarse, afinarse y estabilizarse para asumir su rol y
lograr mayor equilibrio entre ellos. Hasta hoy los intentos son loables, pero
todavía falta avanzar en su fortalecimiento.
Ejemplificó con el tema de la reelección
parlamentaria, una de las reformas fundamentales para el Legislativo y la cual
entraría en la agenda del próximo periodo ordinario de sesiones. Su aprobación
permitiría el fortalecimiento de la carrera legislativa, se profesionalizaría
la labor de los diputados, y los ciudadanos tendrían la capacidad de castigar o
premiar su desempeño.
En el caso del Poder Judicial, expuso el
catedrático, en los últimos años actúa de manera autónoma y asume su actitud de
garante de la Constitución, “que antes no veíamos en la etapa del
presidencialismo exacerbado”, con decisiones muy controversiales.
Hoy, este poder asume sus atribuciones
constitucionales, al decidir en forma autónoma sobre temas polémicos como la
ley Robles, sobre el aborto en determinadas circunstancias, o la libertad
sindical.
Esto demuestra, acotó, que el Poder Judicial
toma determinaciones que hablan de una reinserción en la vida política y
jurídica del país. En una democracia el árbitro jurídico debe ser la SCJN y por
muchos años esta labor la desempeñó el Poder Ejecutivo.
En los ámbitos estatal y municipal, el
politólogo destacó que desde 1989 fue donde empezó la división de poderes,
cuando los gobernadores eran de un partido y los congresos locales tenían
mayoría de institutos opositores.
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Moisés Pérez Vega, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social, dijo que los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial han logrado el equilibrio en su relación y compartido responsabilidades