13:30 hrs. Marzo 19 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0254

Ciudad Universitaria

 

 

 

Pies de fotos al final del boletín

IMPORTANTE RECONCILIAR HUMANISMO Y CIENCIA

 

·        Daniel Cazés, director del CEIICH, agregó que en los últimos años la superespecialización ha hecho que el mundo se divida en esas dos áreas

·        La aproximación de ambas no puede basarse en la victoria o derrota de alguna de las partes, dijo Luis Benítez Bribiesca, del Centro Médico Nacional

·        El humanismo, en su aspiración de comprender al ser humano, ha estado siempre presente en la práctica médica: Hugo Aréchiga, de la Facultad de Medicina

 

En los últimos años la superespecialización ha hecho que el mundo se divida entre ciencias y humanidades, contraposición que resulta “absurda e improductiva”, afirmó Daniel Cazés, director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).

 

Al participar en el  Encuentro Ciencia y Humanismo en Medicina, organizado por el CEIICH de la UNAM, agregó que contraponerlas no ha sido sólo el resultado de la especialización del conocimiento, sino de la creación de gremios, a pesar de que el humanismo y la ciencia tienen en común la búsqueda de la estructuración rigurosa del conocimiento que deriva del pensamiento filosófico y ético.

Son una conjugación de visiones de la vida, productoras de conocimiento, fundamentadoras de pensamiento, por lo que se debe buscar que esa unión sea más patente que la fuerza de los gremios que conforman divisiones “casi sindicales”.

 

El humanismo y la ciencia deben reconciliarse, pero esa aproximación no puede ser unilateral ni basada en la victoria o derrota de alguna de las partes. Debemos aceptar que ninguna disciplina es superior a la otra y que sólo difieren en su método, aseguró por su parte el doctor Luis Benítez Bribiesca, quien participó por el Centro Médico Nacional Siglo XXI.

 

Explicó que contrastar a la ciencia con el humanismo se ha convertido en lugar común, especialmente ahora en que la ciencia y sus aplicaciones parecen haber ganado la delantera en el quehacer humano.

 

Las posturas extremas y radicales señalan, por parte de los humanistas, que la ciencia es culpable de haber minado los valores del hombre y ser la causa de vicisitudes como las armas de destrucción masiva y el desequilibrio ecológico.

 

En tanto, los científicos afirman que la ciencia es el único camino del conocimiento verdadero y la forma de liberar al hombre de mitos y magias.

 

La ciencia y el humanismo, precisó, son dos estratos diferentes de pensamiento, que lejos de ser opuestos, pueden ser complementarios. La primera es un medio para conocer la naturaleza, incluyendo al hombre, y el segundo una doctrina cuyo fin es el bienestar y la superación humana. “Medio y fin no pueden ser contrastados como opuestos”.

 

El humanismo es una corriente filosófica centrada en el conocimiento del hombre y la exaltación de sus valores. La ciencia es una forma de conocimiento empírico basado en la experimentación y comprobación que permite establecer leyes y teorías sobre los fenómenos naturales.

 

Esta última, desde hace cuatro siglos, ha progresado en forma vertiginosa. La ciencia aplicada ha conducido a progresos insospechados como el control de la energía nuclear, los viajes espaciales, las neurociencias, la ingeniería genética, la informática y el genoma.

 

Empero, la ciencia tiene límites y sólo resuelve interrogantes parciales. “Ahora sabemos que la certeza absoluta que prometía es un espejismo. Científicos como Einstein nos sitúan en el plano de la relatividad, la indeterminación y el caos, alejándonos de la arrogante postura de la certidumbre absoluta”.

 

Para todo acto creativo, ciencia o arte, se necesita de independencia mental. Además, el científico necesita tolerancia, honestidad y humildad. Los miembros de la comunidad científica deben ejercer activamente estas cualidades, ya que deben exponerse de continuo a contrastar resultados e hipótesis, lo que requiere aceptar errores propios y reconocer aciertos ajenos.

 

Estos son los valores humanos de la ciencia que deben permear a la sociedad y a las universidades donde se forman los nuevos investigadores, dijo. La ciencia no nos enseña sus técnicas, sino su espíritu: el deseo de explorar y buscar la verdad, finalizó.

 

Finalmente, Hugo Aréchiga, jefe de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Medicina, dijo que la producción de conocimiento científico ha adquirido mayor intensidad  del área de las ciencias de la vida y la salud.

 

“De los casi de 150 mil títulos científicos que se producen en el mundo, cerca de la mitad tienen que ver con esta área del conocimiento. Biólogos y médicos poseen un caudal inmenso de información para su práctica cotidiana”.

También mencionó que el humanismo, en su aspiración de comprender al ser humano, ha estado siempre presente en la práctica médica. Este es el reto en la práctica cotidiana en las escuelas de medicina: aprovechar lo mejor del conocimiento científico y humanístico.

 

En las últimas dos décadas, uno de los fenómenos más importantes en el desarrollo del conocimiento médico es la bioética, propuesta de las áreas humanística y médica para hacer frente a los enormes avances científicos. “El reto intelectual más importante que ha enfrentado la ética en los últimos tiempos procede de la medicina”, concluyó.

 

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Daniel Cazés, director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, mencionó que la superespecialización ha hecho que el mundo se divida entre ciencias y humanidades, contraposición que resulta “absurda e improductiva”.

 

 

Foto 2

 

La ciencia y el humanismo son dos estratos diferentes de pensamiento que lejos de ser opuestos son complementarios, dijo Luis Benítez Bribiesca, del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

 

 

Foto 3

 

Hugo Aréchiga, jefe de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Medicina, dijo que la producción de conocimiento científico ha adquirido mayor intensidad  en el área de las ciencias de la vida y la salud.