Boletín UNAM-DGCS-0245
Ciudad Universitaria
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ELECCIONES COMPETITIVAS, BASE DE LA DEMOCRACIA: PATRICE GUENIFFEY
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El académico francés señaló que el porvenir
democrático en México es continuar con los cambios electorales y asegurar su
transparencia
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Lo democrático en un régimen electivo no es
la posibilidad de elegir a los gobernantes, sino revocarlos
La base para tener la verdadera democracia
sigue siendo la existencia de elecciones competitivas. Por ello, en México se
debe proseguir el camino de los cambios electorales y asegurar la transparencia
en esos procesos, aseguró Patrice Gueniffey, director de estudios de la Escuela
Práctica de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Francia.
Al dictar la conferencia La difícil invención
del voto. La experiencia revolucionaria del sufragio y sus aporías, organizada
por el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, agregó que
nuestro país, como democracia moderna, experimentará el mismo destino que las
desarrolladas en occidente, en especial en Europa, donde existe desinterés
“crítico” de los ciudadanos.
Cuantas más elecciones haya, habrá menos
votantes, lo cual planteará problemas en un futuro próximo, pues ello
contribuye a la ausencia de renovación de la clase política y a la
oligarquización del personal político. Ese es el principal peligro que pesa
sobre las democracias occidentales en la actualidad, opinó.
El aumento de la indiferencia política del
ciudadano moderno ha contribuido, más que cualquier otro factor, al arraigo del
principio mayoritario, y la democracia se ha vuelto más sólida a medida que los
ciudadanos identifican el poder de participar.
Refirió que, desde una visión externa, el
problema de México para instalar un régimen electivo, tal y como se instituyó
con dificultad en Europa, es la existencia de una sociedad tradicional más viva
y fuerte que en el viejo continente.
Patrice Gueniffey señaló que las elecciones
libres caracterizan a la democracia. Empero, éstas se perciben como parte de un
sistema político donde los gobiernos obtienen su autoridad a partir del pueblo,
ante quienes son responsables.
Las elecciones tienen una pluralidad de
funciones: son un método de selección de dirigentes, un procedimiento para
legitimar el poder, un medio que permite a los ciudadanos expresar sus
opiniones y deseos, así como una forma de expresar su desafío ante el gobierno,
para elegirlo y quitarlo.
Sin embargo, desde los filósofos del siglo
XVIII se sabe que la democracia no es la elección misma, no es la posibilidad
de elegir a los gobernantes. Lo democrático en un régimen electivo es la
posibilidad de los ciudadanos de revocar a sus gobernantes, en dos o tres años,
si su labor no les satisface.
Es decir, lo importante en un régimen democrático
no es votar una vez sino una segunda vez, porque eso democratiza al gobierno
representativo, agregó el catedrático francés.
La opinión de la mayoría debe prevalecer
siempre; ese es el principio básico de un régimen electivo, para que las instituciones
puedan sobrevivir. Así, la elección democrática se basa en una doble condición:
la minoría debe aceptar su derrota y la mayoría respetar a la minoría vencida
en las elecciones.
“Vivir
en la democracia ya no es ser elector, de forma prioritaria, es ser libre en la
vida privada y ejercer los derechos individuales”, concluyó Patrice Gueniffey.
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Vivir en la
democracia ya no es, de forma prioritaria, ser elector, sino ser libre en la
vida privada y ejercer los derechos individuales, aseguró el académico francés,
Patrice Gueniffey.