06:00 hrs. Marzo 4 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0194

Ciudad Universitaria 

 

EL GOBIERNO ESTÁ EN QUIEBRA  Y SE REQUIERE UNA NUEVA REFORMA Y UN PACTO FISCAL

 

·       El saneamiento de las finanzas se orientó al equilibrio fiscal a costa de la reducción del gasto público: Francisco Hernández y Puente, de la Facultad de Economía

·       Dijo que el pacto y la reforma ayudarían a legitimar el papel del Estado y el alcance de las responsabilidades gubernamentales en las esferas económica y social

 

A pesar de la Reforma Fiscal aprobada en diciembre pasado por el Congreso de la Unión, tenemos un gobierno en quiebra, por lo que hace falta una nueva reforma y un pacto fiscal, entendidos no en un sentido recaudatorio, sino como el acuerdo sociopolítico básico que legitime el papel del Estado, el ámbito de acción y el alcance de las responsabilidades gubernamentales en las esferas económica y social.

 

Aseguró lo anterior Francisco Hernández y Puente, profesor de la Facultad de Economía (FE), al participar en la mesa redonda “Reforma Fiscal”, organizada dentro de las actividades de la XXIII Feria Internacional del Libro, que se lleva a cabo en el Palacio de Minería.

 

Explicó que a punto de cumplirse 20 años de estabilización macro económica, cuyo ingrediente fundamental fue el saneamiento de las finanzas públicas, aún tenemos una crisis fiscal, ya el gobierno federal orientó el equilibrio fiscal para sanear las finanzas públicas a costa de la reducción del gasto público.

Por ejemplo, el gasto público programable en proporción del Producto Interno Bruto, se redujo de 25.4% en 1982, a 15.9% en el 2000; en tanto que en desarrollo rural cayó de 2.8 a 0.6%  en el mismo periodo; el de desarrollo social, de 10.2 a 9.4% y el de comunicaciones y transportes de 1.8 a 0.4% del PIB.

 

Por ello, dijo que con esa nueva Reforma Fiscal se debe elevar la productividad de dicho gasto, como un imperativo asociado a un pacto satisfactorio para la sociedad. Además, apuntó, en México se requiere un reordenamiento de las funciones que desempeñan las distintas instituciones públicas.

 

Asimismo, se debe luchar contra la evasión, fortalecer la tributación directa, los impuestos ecológicos y gravámenes a algunas actividades financieras; continuar con la simplificación del régimen y la administración tributaria para minimizar la evasión; disminuir la oferta de incentivos tributarios y no considerar la generación de ingresos públicos como el objetivo principal en los procesos de privatización, como ha ocurrido en México en los últimos 20 años.

 

Sostuvo que a la Reforma Fiscal habría que añadir la relacionada con el ámbito de energéticos, laboral, de telecomunicaciones, entre las más urgentes, las cuales requieren consensos básicos que la propuesta del gobierno no logró concitar.

 

Comentó que el proyecto de reforma redistributiva de la actual administración probó su impopularidad, sobre todo por ser una propuesta regresiva, ya que se basa en un esquema esencialmente recaudatorio, a través de la generalización de impuestos al consumo en alimentos y medicinas.

 

Por otro lado, la reforma aprobada por el Congreso no fue la deseada pero sí la posible, ya que logró los consensos suficientes en un Poder Legislativo, cuya composición ha cambiado de manera radical y en donde ninguna fuerza alcanza por sí misma la mayoría.

 

En comparación con la propuesta del gobierno, ésta apenas recaudará 60 mil millones de pesos, es decir, la mitad de lo que se proponía.

 

El especialista universitario dijo que ello significa, que independiente de las complejidades, procedimientos y aspecto jurídicos implicados en la reforma aprobada, la recaudación será insuficiente para que el gobierno enfrente sus necesidades de gasto y menos para revertir rezagos en materia energética, infraestructura, educación, salud y combate a la pobreza.

 

Por su parte, Gildardo López Tijerina, académico de la misma facultad, reconoció el esfuerzo que hizo el Legislativo para darle al Ejecutivo Federal el monto de los recursos que necesita para cubrir sus crecientes necesidades presupuestales.

 

Expuso que la Reforma Fiscal descansó en un criterio totalmente diferente al que el Ejecutivo había presentado en abril del 2001, ya que ésta se basaba en gravar con el IVA todos los productos y servicios, a una tasa generalizada del 15%, mientras que la del Congreso descansa en el Impuesto Sobre la Renta (ISR), la cual representa 55% de la recaudación que se obtendrá en el actual ejercicio, el IVA el 28% y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios el 11%.

 

De esta manera, la proporción que representa la recaudación respecto al valor de la economía es del 12.9%, la más alta proporción en los últimos 20 años, es decir, la más alta carga fiscal tributaria que se ha registrado en los últimos años.

 

Por último, Javier Cabrera Adam, académico de la FE, aseveró que la captación del Gobierno Federal es muy pequeña, ya que se ubica en alrededor del 10.5% del PIB, tasa similar a la de los países más atrasados, y lejana a la de naciones como Argentina, Chile y Uruguay, con niveles de entre 18 y 20%, y países europeos con tasas superiores al 40%.

 

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