Boletín UNAM-DGCS-0166
Ciudad Universitaria
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RECHAZO A LA ELECCIÓN DE LA MUERTE; NI EN CASOS EXTREMOS
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Vivimos un ambiente donde la depresión, la soledad y el vacío son
elementos del mundo actual que influyen
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Peligroso establecer quién debe vivir y quién morir: María Elodia Robles
Sotomayor, directora del Seminario de Filosofía de la Facultad de
Derecho de la UNAM
Elegir la muerte por
el miedo de sufrir mayor dolor no es una forma de ejercer la voluntad y la
libertad; ni siquiera se aplican como alternativa en el caso de los embriones
mal formados o en quien, enfermo de gravedad, no tiene quién lo cuide, afirmó
María Elodia Robles Sotomayor, directora del Seminario de Filosofía de la Facultad
de Derecho (FD).
Vale la pena
reflexionar hasta qué punto la elección de nuestra vida y nuestra muerte
realmente responde al ejercicio de la libertad, en un ambiente donde la
depresión, la soledad y el vacío son comunes en el mundo actual y la voluntad
se ve afectada por exigencias de competitividad, éxito, eficiencia y rapidez
cada día mayores, señaló.
Lo anterior, aunado a
la prevalencia de la idea de conservar una apariencia siempre sana, jovial, sin
limitaciones, es “lo que nos ha determinado a tener que discriminar a un
importante sector de la humanidad, el cual no se puede conducir a estas
opciones”, siendo la muerte el único camino liberador y digno que se le ha
dejado, afirmó en la mesa redonda con el tema La eutanasia ¿qué es la vida, qué es la muerte?
En el Auditorio Dr. Eduardo
García Máynez de la Facultad de Derecho, agregó la especialista que si la libertad se reduce a asumir una apariencia, negando el verdadero
proyecto de vida individual, estamos recreando la cultura de la muerte como
única opción en un futuro.
Por ello, el dilema
actual, recalcó, “es hasta qué punto la vida y la muerte pueden aplicarse
conforme a mis intereses y convertir la vida humana en una cosa y dejar de ser
sujetos, y a la muerte en un camino muy sofisticado de la selectividad de los
hombres futuros”.
El problema de la vida
y la muerte, insistió Robles Sotomayor, no se puede colocar de una forma
trivial, y el argumento de la eutanasia parece ser que la vida ya no es un
valor fundamental, sino un objeto mediano, en donde, de acuerdo con los
intereses individuales, es como vamos a respetarla o no.
La pregunta es hasta
qué punto los avances tecnológicos permiten que ejercitemos la libertad, y no
sea una moda o inducción, o encierre otro tipo de cuestiones que todavía no
acabamos de ver. Esa es mi preocupación.
¿Quiénes deben morir y
quiénes vivir? Establecer lo anterior, indicó, es el peligro; no precisamente
es la eutanasia individual, sino la de poblaciones, de grupos, de etnias, que
luego se llama genocidio.
Los
seres humanos no somos el centro de la galaxia, y si a cualquier cosa que
hacemos inmediatamente hay una respuesta natural que pueda acabar con nuestra
certeza de vida, seguramente tomaríamos una decisión errónea, aseveró.
Por ello, el tema de
la eutanasia requiere de una reflexión seria, ya que el medio determina en
ocasiones nuestras preferencias ante las cuales el mundo biológico es mucho más
flexible: las células orgánicas no se encuentran rigidizadas.
Robles Sotomayor,
subrayó, además, que también debe tomarse en cuenta la cuestión de que el
estrés y la dinámica de las urbes han transformado la conciencia. “Esto non
hace preguntarnos si el libre albedrío hoy se practica y, asimismo, su
proyección, denominada libertad, cuyo ejercicio vemos está cada día más
determinado por estos factores que en las mal llamadas ciencias duras.
Por su parte, Karen
Solano Fernández, catedrática de la FD, consideró que legislar sobre eutanasia
no es una tarea fácil, pero creo es necesario que el Estado mexicano haga
normas eficaces al respecto.
“Esta decisión debe
ser de cada ser humano y hay que luchar porque se cumpla y se proteja la
libertad de decisión. Si estás en contra de ella, pues tendrás cuidados
paliativos, o lo que sea pertinente, pero si estás a favor, el Estado debe de
proteger la libertad de cada uno de nosotros, la cual no está limitada por el
derecho del otro”.
La también
especialista en Tanatología añadió que hay mucho que hacer respecto de la
eutanasia, y que no se trata de decir sí o no a ella, sino de que se respete
ese derecho de decidir, la libre determinación, y los abogados tenemos que
pugnar para estar protegidos, para que exista en las leyes correspondientes.
Por último, Víctor
Manuel Rojas Amandi, docente de la Universidad Iberoamericana, sostuvo que el
peligro de legislar la eutanasia “es empezar a ponerle excepciones al derecho
de vida, que se haga costumbre y lleguemos a extremos que atenten de manera
directa y abierta contra la dignidad humana”. Creo, acotó, “que esto debemos
tenerlo claro antes de meternos a legislar a este respecto”.
Otro punto a analizar,
declaró, es: ¿hasta qué punto una persona que está en estado terminal y es
sujeto de depresiones y dolores fuertes, tiene realmente su capacidad, su
autonomía de la voluntad limpia para poder decidir cabalmente si quieren vivir
o no?
Rojas Amandi recordó,
además, que cuando se llevaron a cabo análisis de las personas que vivían en
campos de concentración y que aparentemente ya no tenían ninguna esperanza de
vida, se les preguntó por qué no optaban por la muerte, la respuesta fue: a
pesar de que nos han privado de todo mantenemos la dignidad y con ella sí
queremos vivir.
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PIE DE FOTO
FOTO 1
Un dilema actual es hasta qué punto se pude
convertir la vida en una cosa, señaló María Elodia Robles Sotomayor, directora
del Seminario de Filosofía de la Facultad de Derecho de la UNAM, en la mesa
redonda La eutanasia ¿qué es la vida, qué es la muerte?
FOTO 2
Karen Solano Fernández, especialista en
Tanatología y profesora de la Facultad de Derecho de la UNAM, indicó que en
nuestro país se debe legislar en torno a ese tema
FOTO 3
Víctor Manuel Rojas Amandi, catedrático de
la Universidad Iberoamericana, dijo que el problema de legislar es comenzar a
ponerle excepciones al derecho de vida.