11:30 hrs. Febrero 20 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0153

Ciudad Universitaria

 

 

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MÉXICO DEBE RECHAZAR CUALQUIER POSIBILIDAD DE DOLARIZAR SU ECONOMÍA

 

·        No se resolverán los problemas por las grandes diferencias estructurales: Arturo Guillén, de la UAM Iztapalapa

·        Necesario defender la soberanía monetaria y recuperar espacios perdidos, como los de la banca de capital extranjero

·        En Europa ha habido un largo proceso de integración que se expresa en el uso del euro en 12 países: John Saxe-Fernández, del IIEc

 

México debe cerrarse y rechazar cualquier intento de dolarizar su economía porque de esa manera no se resolverán los problemas en ese sector, debido a sus grandes diferencias estructurales en relación con la estadounidense, aseguró Arturo Guillén, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

 

Al participar en las Jornadas Académicas de Posgrado con el tema Las batallas monetarias organizadas por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, dijo que el Tratado de Libre Comercio (TLC) no resolvió la disparidad entre amabas economías.

 

El autor de México hacia el Siglo XXI: crisis y modelo económico, advirtió que mientras no se dé una reforma profunda del sistema monetario  internacional, para México y Canadá mantener un régimen cambiario flotante es la opción “menos mala”, en función de la situación actual y de la correlación de fuerzas entre naciones. Canadá se beneficia al mantener su soberanía monetaria,  comprobada por su desarrollo de los últimos años.

 

Subrayó que no se ha resuelto el problema del subdesarrollo, y ante esa asimetría no se puede plantear ninguna integración monetaria en términos de dolarización.

 

Por el contrario, acotó, se debe defender la soberanía monetaria y recuperar espacios perdidos, como los entregados al capital extranjero a través de los bancos, pues con ello se cedió la capacidad de creación de moneda.

 

“Estamos a un paso de que nos suceda lo que en Argentina que en estos días tiene una crisis financiera brutal, y bancos extranjeros sin ningún interés nacional de por medio”.

 

El ex director del Seminario Teoría del Desarrollo del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) puntualizó que no se trata solamente de negarse a la dolarización, sino de trazar una estrategia para recuperar espacios en el sistema financiero, así como subordinar cualquier discusión monetaria a la solución primera de los flujos migratorios en condiciones de mayor equidad.

 

Para que haya un área óptima que explique la necesidad de una moneda única se requiere libre movilidad, y con el TLC sólo existe en el caso del capital, y no así de la fuerza de trabajo. Por ello, el gobierno tendrá que plantearse la integración monetaria en esos términos.

 

En tanto, John Saxe-Fernández, investigador del IIEc, consideró que el nacionalismo económico y el “tecnonacionalismo” han resurgido en Estados Unidos y se manifiestan, por ejemplo, en la no integración de la fuerza de trabajo al TLC.

 

Al exponer algunas de las ideas del economista canadiense Paul Bowels, refirió que hay una serie de nuevas formas de gobernabilidad monetaria que han surgido de la manera más obvia en Europa, donde hay un largo proceso de integración que ahora se expresa en una moneda común en 12 países de la Unión Europea y en la conformación de un Banco Central Europeo.


El euro se extiende a algunas economías en transición de Europa oriental. En Asia, como respuesta a la crisis financiera de 1997, se plantea la posibilidad de desarrollar monedas regionales y Japón promueve la internacionalización del yen. En Africa occidental la unión monetaria está en la agenda.

 

En América, El Salvador y Ecuador han dolarizado su economía y se debate ese proceso en tres de las economías más grandes: Argentina, Canadá y México. Mientras las discusiones involucran a los gobiernos, en muchas partes del mundo los ciudadanos adoptan el dólar estadounidense como moneda segura en lugar de las nacionales.

 

Bowels habla no sobre el aspecto tecnocrático de las tasas de cambio, sino de la estructura de poder de los distintos esquemas monetarios. En ese sentido, resalta la importancia de colocar los debates de la dolarización o de la implantación de una moneda común, en el contexto de las implicaciones que tiene para la ciudadanía y la democracia.

 

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Pie de foto

 

Jonh Saxe, del Instituto de Investigaciones Económicas, y Arturo Guillén, de la UAM Iztapalapa, durante su participación en las Jornadas Académicas del Posgrado realizadas en el CEIICH de la UNAM