6:00 hrs. Febrero 18 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0146

Ciudad Universitaria

 

Pie de foto al final del boletin

 

DIFÍCIL PARA MÉXICO ENFRENTAR ALGUNA SITUACIÓN INSÓLITA EN MICROBIOLOGÍA

 

·        Samuel Ponce de León Rosales, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dijo también que los médicos han aceptado la eventualidad de atender pacientes con una enfermedad infecciosa

·        Indicó que los escenarios posibles para un ataque bioterrorista son limitados, pero posibles

 

El desarrollo de la infraestructura en microbiología en México es “muy pobre y si tuviéramos que enfrentar en este momento alguna situación insólita difícilmente tendríamos capacidad para enfrentarla”, afirmó Samuel Ponce de León Rosales, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

 

El subdirector de Epidemiología Hospitalaria y Control de Calidad de la Atención Médica de ese Instituto, comentó que a partir de octubre de 2001 los médicos tuvieron que aceptar la eventualidad de atender pacientes con una enfermedad infecciosa como resultado de un posible ataque bioterrorista a Estados Unidos.

 

Reconoció que las condiciones del mundo son desiguales y crean un ambiente que favorece problemas relacionados con la salud pública. “Vivimos en un mundo desigual: la quinta parte más rica de la población consume el 86% de los bienes mientras que la quinta parte más pobre sólo el 1.3%; las tres personas más ricas del mundo tienen bienes que exceden el Producto Interno Bruto del total de los 48 países menos desarrollados”.

 

Como ejemplos, comentó, Estados Unidos gasta 8 billones de dólares anuales en cosméticos y se requieren dos billones de dólares para educación básica en el mundo; Europa gasta 11 billones de dólares en helados y se requieren 2 billones de dólares para dotar de drenaje y agua potable a la población del planeta.

 

De igual forma, en el 2050 habrá nueve mil 500 millones de habitantes y ocho mil millones de éstos habitarán en países en vías de desarrollo, por lo cual las desigualdades seguramente serán más pronunciadas, apuntó.

 

 “Todo ello –subrayó– favorece la prevalencia de una serie de problemas emergentes donde destacan, desde el punto de vista de las enfermedades infecciosas, una creciente resistencia a los antibióticos, males relacionados con la distribución e ingestión de alimentos y de agua, de padecimientos transmitidos por factores que continuarán cambiando conforme el planeta siga modificándose por la actividad humana”.

 

Explicó que a raíz de los ataques terroristas con ántrax a la Unión Americana, en México se estableció un programa de contingencia y vigilancia epidemiológica para coordinar una serie de actividades de diagnóstico y comunicación con diversas instituciones y con la población.

 

Asimismo, a fin de tener la capacidad para atender individuos infectados, se organizó un grupo de trabajo de salud donde participan todas las dependencias del sector, se elaboró un manual en el que se definen los posibles casos de bioterrorismo y los virus potencialmente utilizados para este fin, así como una campaña de coordinación internacional, fundamentalmente con Estados Unidos y Canadá.

 

Para poder determinar problemas infecciosos o inusuales, en México se cuenta con 17 mil unidades de primer nivel, 133 unidades centinela, y una red de laboratorios que se mejoran de forma continua. “Lo que queda por hacer es aumentar la capacidad de estudio microbiológico, serológico y biológico de una gran cantidad de especímenes”.


Indicó que los escenarios posibles para un ataque bioterrorista son ahora limitados, pero ciertamente posibles. Nuestra situación geopolítica hace factible que súbitamente tuviéramos que enfrentar algo complicado.

 

“Compartimos una frontera amplia con Estados Unidos y podría ser atractivo introducir personas infectadas o agentes infecciosos y seguramente las consecuencias las compartiremos con nuestros vecinos del norte, por lo que debemos mantener un alto nivel de sospecha y precaución”, señaló.

 

Es necesario contar con una estrategia legal de defensa que indique las rutas críticas a seguir y las atribuciones del Estado para cerrar fronteras, aeropuertos, tránsito carretero y una serie de situaciones que si no están contempladas, podría producir una resistencia  a ciertas enfermedades infecciosas, concluyó.

 

A su vez, Luis Soto Ramírez, investigador del Departamento de Infectología del mismo Instituto, señaló que si bien existen registros históricos del uso de armas biológicas, no hay antecedentes de un ataque biológico que haya ocasionado lo que el amarillismo desató en el mundo a partir de los sucesos del 11 de septiembre.

 

En el marco del Seminario Permanente sobre Medio Ambiente y Salud organizado por la Facultad de Medicina de la UNAM, Soto Ramírez puntualizó que un aspecto importante en el ataque mediante el uso de armas biológicas, “es realmente la capacidad de alarmar para reaccionar contra ese hecho el cual podría exceder, por mucho, la capacidad de los servicios médicos”.

 

Recordó que las guerras biológicas no son recientes, hay antecedentes de ellas a partir del siglo XII y también  se dieron durante las dos guerras mundiales.

 

En la actualidad, dijo, hay dos organizaciones que operan en Rusia, Biopreparad y Vector, que distribuyen armas biológicas a Estados Unidos y la Unión Europea, y en 2000 hubo una declaratoria en la cual se reconoció que hay 12 países con armas biológicas, entre ellos Irak.

 

Por último, aseguró que existen las armas biológicas pero que no es fácil llevar a cabo estos ataques terroristas y mucho menos abarcar una población muy grande.

 

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Al participar en el Seminario Permanente sobre Medio Ambiente y Salud, organizado por la Facultad de Medicina de la UNAM, Samuel Ponce de León, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, dijo que actualmente es difícil para México enfrentar alguna situación insólita de microbiología