06:00 hrs. Febrero 10 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0119

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

DECISIONES PERSONALES CONSTRUYEN LAS IDENTIDADES COLECTIVAS

 

·        Aseguró Michael Wievoirka, director de las Escuelas de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Francia

·        Dictó la primera conferencia del Seminario Permanente Mestizaje y Racismo que organiza la UNAM

 

El desarrollo del individualismo moderno y el de las identidades colectivas son dos fenómenos que van unidos, porque cada vez más son las decisiones personales las que construyen las identidades colectivas, indicó Michael Wievoirka, director de las Escuelas de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Francia.

 

El especialista aseveró que, por ejemplo, hay jóvenes franceses que dicen: soy musulmán porque quiero, no porque mi padre lo sea. Sin embargo, precisó, hay gente que dice que si se habla de identidades colectivas no hay que hacerlo de individualismo, porque son dos cosas totalmente distintas, y hay que elegir.

 

El autor de Sociedades y terrorismo y El espacio del racismo agregó que la tendencia de las identidades colectivas –no todas y no siempre– es negar al individuo. “Es un tema difícil, porque de un lado es una decisión personal, pero cuando estás dentro no puedes ser sujeto de tu existencia”.

 

Michael Wievoirka participó en la conferencia del Seminario Permanente Mestizaje y Racismo, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras, el Instituto de Investigaciones Antropológicas, la Dirección General de Posgrado, el Centro de Investigaciones sobre América del Norte y el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales.

 

Wievoirka, uno de los sociólogos y filósofos más destacados en el debate actual sobre racismo, terrorismo y multiculturalismo en Europa, añadió que es menos posible pensar ese tipo de movimientos en el cuadro clásico del Estado nacional. Convergen en su formación muchas dimensiones: lo local, nacional y  global o mundial.

 

Se cuestionó, ¿cómo se constituyen estas identidades colectivas en el espacio público? Nunca, aseveró, será fácil que se den naturalmente. No obstante, cuando se constituyen de manera positiva es porque son resultado del trabajo de los actores y de los grupos que forman ellos mismos. Tiene mucho que ver con la capacidad de revertir la negación, la vergüenza, el sentido de que cada uno es diferente y por eso no tiene un espacio en esta sociedad.

 

Por ello, apuntó, es necesario ser capaz de acabar con la identidad negativa (que abarca a la gente de ese grupo que ha sido aniquilada como ser humano o colectivo) aceptando que “yo soy el que queda cuando los otros ya no existen”, y de afirmarse con una identidad positiva, es decir, “ofrecer al mundo una cultura, una lengua, una manera de vivir, una religión”.

 

Lo anterior, prosiguió, sólo es el primero paso, ya que luego viene el tema de la violencia simbólica, donde los dominados se integran fuertemente a los dominadores y a su forma de pensar, que no se pueden constituir como actores.

 

En ese momento, indicó Michael Wievoirka puede presentarse otro problema: que no todos los grupos o personas tienen los recursos culturales para afirmarse de manera positiva en el espacio público, ya sea porque esa cultura fue totalmente olvidada o destruida, por ejemplo.

 

La construcción de identidades colectivas, recordó, es un fenómeno histórico que vale para todo el mundo. Inició en los años 60 de dos formas: con grupos constituidos de una manera cultural “quiero existir, que mi identidad sea reconocida” –aquí no se habla de ellos en términos sociales, pues no hacen diferencia entre ricos o pobres-; del otro lado, están los actores que quieren ser reconocidos en el espacio público pero se refieren inmediatamente a una fuerte carga social. 

 

En los años 70 y 80 hay una conexión directa entre lo cultural y lo social, desencadenando el racismo: eres diferente por tu nombre, el color de tu piel y por tanto tú y yo no podemos convivir en el empleo, el alojamiento. Es gente que es excluida socialmente, pero están integrados cultural y políticamente.

 

Es entonces cuando esas minorías apartadas afirman: si dicen que soy distinto, voy a serlo, construiré par a mí una identidad diferente, que en ocasiones se opone a la sociedad pero, en el fondo es para incluirse. Por eso esta gente es más y más nacionalista, por razones que tienen que ver mucho con lo social: los que vienen, los distintos son una amenaza para mi identidad cultural.

 

De ahí surgen, sostuvo,  los movimientos nacionalistas, por lo menos en Europa, basados en el deseo de distinguirse de los pobres. “Esta es una de las claves para entender partidos como el Frente Nacional, en Francia; la Liga del Norte, en Italia. Por tanto, la conexión de lo social y cultural no sólo se da en el caso de los pobres”.

 

En los años 80 y 90 el tema de las clases casi desapareció, hoy en día lo que se ve es el retorno de lo social: los que luchan contra la globalización, la modernización liberal, esto habla de asuntos más sociales.

 

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FOTO 1

 

 

El desarrollo del individualismo moderno y el de las identidades colectivas son dos fenómenos que se presentan al mismo tiempo, indicó Michael Wievoirka, director de las Escuelas de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Francia, al participar en el Seminario Permanente Mestizaje y Racismo, organizado por la UNAM

 

 

FOTO 2

 

 

Michael Wievoirka, Ambrosio Velasco y Judith Bokxer, director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y jefa de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esta casa de estudios, en el Seminario Permanente Mestizaje y Racismo organizado por la UNAM