Boletín UNAM-DGCS-0080
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La incorporación de la mujer al
trabajo asalariado es irreversible: Jennifer Cooper, del PUEG
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La diversidad enriquece las
estrategias de las empresas, indicó
La segregación ocupacional femenina está
sostenida por las relaciones sociales en el ambiente laboral y por las
políticas de las empresas, afirmó Jennifer Cooper, coordinadora del área
académica Fuerza de trabajo y economía del Programa Universitario de Estudios
de Género (PUEG).
La académica consideró que los factores
relacionados con la oferta de mano de obra, tanto masculina como femenina, no
explican el alto nivel de separación ocupacional en la mayoría de las
organizaciones.
Debemos considerar, señaló, que la
incorporación de la mujer al trabajo asalariado es irreversible, y la
diversidad en la fuerza de trabajo o la visión femenina de cómo trabajar
enriquece las estrategias de las empresas.
Agregó que la sexualidad y las relaciones de
género en el ámbito laboral están íntimamente vinculadas, ya que nuestra
identidad muchas veces está determinada por el trabajo que realizamos.
Dentro de las empresas y organizaciones,
hombres y mujeres pasan mucho tiempo pensando en el sexo y negociando su propia
sexualidad.
La inserción de la mujer al mercado laboral,
dijo, muchas veces es considerada como una amenaza para los espacios
masculinos. Pese a ello, cada vez hay más profesiones mixtas, incluyendo
carreras como la enfermería y las ingenierías.
En algunos casos, puntualizó, los hombres
reaccionan con hostilidad y rechazan a las mujeres porque sienten que ya no es
igual la convivencia con los demás compañeros.
Este ambiente adverso también se presenta
cuando hay cambios en los estereotipos; por ejemplo, si una mujer ocupa puestos
de mayor jerarquía en la empresa, al hombre le cuesta trabajo estar bajo sus
órdenes.
A las mujeres, de igual forma, les cuesta
trabajo su papel y en lugar de feminizar el espacio laboral, se masculiniza,
aclaró la también profesora de la Facultad de Economía.
Asimismo, hay conflicto cuando surge una
atracción en el ámbito laboral, porque en muchas empresas se piensa que esto
puede repercutir en las relaciones de trabajo y en la productividad de los
empleados, apuntó.
Ante esta situación, agregó, es necesario que
hombres y mujeres establezcan límites sexuales en su ámbito laboral y
reflexionen si está bien definida su ética personal respecto a relaciones de
tipo sexual en el trabajo, con iguales, subordinados y jefes, así como si esto
les permitirá ser productivos o no.
Por ello, es necesario que las personas
aprendamos a convivir en espacios laborales como compañeros de trabajo, pero
sin negar que puede haber atracción e interacción sexual
Para renegociar nuestras relaciones con el sexo
opuesto, hay que hablar abiertamente de los problemas y ponernos en el lugar
del otro para comprender cómo se sienten y piensan nuestros compañeros de
trabajo, con lo cual lograríamos la empatía y cambios sustanciales en el ámbito
laboral.
Debemos ser capaces de sacar a la luz nuestros
conflictos, compartir información, aclarar expectativas y comprometernos a
trabajar juntos por el bien común, concluyó.
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Pie de foto 1
Es irreversible la incorporación de la
mujer al trabajo asalariado: Jennifer Cooper, coordinadora del área académica
Fuerza de Trabajo y Economía del Programa Universitario de Estudios de Género
de la UNAM