6:00 hrs. Enero 27 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0078

 

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Pies de foto al final del boletín

PREOCUPA LA PRESENCIA DE BACTERIAS EN PARTÍCULAS SUSPENDIDAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO

 

 

·        Éstas amenazan la salud de los habitantes de la metrópoli: Graciela Raga, del Centro de Ciencias de la Atmósfera

·        La altura de la zona, las aguas negras, la defecación al aire libre y los motores de autos mal afinados, empeoran la situación

 

 

En la ciudad de México, la presencia de bacterias en las partículas atmosféricas suspendidas es una situación preocupante, ya que no se trata sólo de compuestos orgánicos, sino de componentes biológicos que amenazan a la salud de los habitantes, explicó la doctora Graciela Raga.

 

La investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM aseguró que el contenido biológico en las partículas de esta ciudad es bastante alto comparado con otras de diferentes partes del mundo desarrollado. Ese fenómeno se debe a factores como la contaminación por aguas negras y la defecación al aire libre.

 

Los elementos orgánicos también provienen de las emisiones de los vehículos, pues contienen una gran variedad de compuestos por la mala combustión de motores mal afinados. Se trata de hidrocarburos no quemados, que al combinarse con el oxígeno forman compuestos orgánicos.

Aunado a lo anterior, señaló, hay que considerar que la ciudad de México se localiza a una altura de dos mil metros sobre el nivel del mar, donde la radiación solar es mayor, y los procesos fotoquímicos en la atmósfera se aceleran; esto quiere decir que las partículas o aerosoles son tan peligrosos aquí como en Acapulco, pero debido a la altura de esta metrópoli, la producción de esos contaminantes se ve favorecida, lo mismo que los daños a la salud y las enfermedades respiratorias.

 

Recordó que el problema de partículas suspendidas o aerosoles en la zona metropolitana adquirió relevancia hace un lustro -en 1996-, ya que antes se creía que la concentración de ozono era la mayor forma de contaminación y la más importante.

 

En 1997 comenzaron las mediciones y se instalaron equipos que determinan la masa de partículas llamadas PM 10 (partículas con diámetro aerodinámico menor que 10 micrómetros). Sin embargo, hasta ahora no se cuenta con una norma para aquellas mucho más pequeñas y dañinas para las personas –las PM 2.5–, pero si existiera, posiblemente sobrepasaría los límites.

 

La utilización de equipos para la medición de este tipo de partículas está en estudio por parte de la Comisión Ambiental Metropolitana. En tanto, los científicos intentan determinar con precisión la composición de éstas, finalizó Raga.

 

Michel Grutter, también investigador del CCA, indicó que esa dependencia ha comenzado el uso de métodos novedosos de percepción remota para detectar contaminantes. “Tenemos un proyecto para medir, por medio de un rayo infrarrojo, las concentraciones cerca de la superficie”.

 

Finalmente, informó que con la colaboración del doctor Steffen Frey, de la Universidad de Berlín, se estudia la posibilidad de instalar equipo para medir en tres dimensiones, y establecer así, entre otros factores, cómo se transportan los contaminantes, y predecir niveles de polución en el Valle de México.

 

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En la ciudad de México, la presencia de bacterias en las partículas atmosféricas suspendidas es una situación preocupante, ya que provoca problemas de salud, aseguró Graciela Raga, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

 

 

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Michel Grutter, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera, informó que esa dependencia universitaria ha comenzado el uso de nuevos métodos de detección de contaminantes.

 

 

 

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Investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, Michel Grutter y Graciela Raga, y Steffen Frey, de la Universidad de Berlín, estudian la posibilidad de instalar en la ciudad de México equipo que permita realizar mediciones de contaminantes en tres dimensiones.