Boletín UNAM-DGCS-0075
AVANZAN LA
INVESTIGACIÓN Y LA PERFORACIÓN PROFUNDA
DEL CHICXULUB
·
Jaime Urrutia, director del Instituto de
Geofísica de la UNAM, dijo que el cráter es un laboratorio natural para el
desarrollo de la ciencia y tecnología
·
Participan más de 40 grupos de investigación
de Europa y América
·
El “bólido” que produjo el cráter propició
también la extinción de los dinosaurios
Luego de tres meses de trabajo se ha
avanzado un kilómetro por debajo de la superficie en la excavación del
Chicxulub, sitio donde se impactó el “bólido” que ocasionó la extinción de los
dinosaurios, tarea que encabeza la Universidad Nacional Autónoma de México y
que forma parte de un proyecto internacional, afirmó el director del Instituto
de Geofísica (IGf), Jaime Urrutia Fucugauchi.
Señaló que el
cráter, ubicado en la península de Yucatán, es considerado un laboratorio
natural para desarrollar ciencia y tecnología en el país. Por ello, participan
más de 40 grupos de investigación conformados por 270 especialistas, de cerca
de diez países de Europa y América.
Durante una reunión
con investigadores de dicho Instituto, explicó que con la extracción de las
muestras de esa perforación se realiza la identificación de las edades de las
rocas en la cubierta, lo cual permitirá determina si fue una pequeña cuenca
cerrada o estuvo conectada con el resto del Golfo de México. También se
precisará si hubo épocas en las que estuvo unida o no.
A más de noventa
días de trabajos, el funcionario universitario subrayó que para el proyecto de
perforación se seleccionó un sitio dentro del cráter cercano a uno de los
bordes, debido que hacia el centro tiene mucha más profundidad y se incrementan
considerablemente los costos de las tareas.
Urrutia Fucugauchi
indicó que en el mundo existen pocos cráteres de la naturaleza del Chicxulub
por ser uno de los mejor preservados, casi en forma perfecta; es el más joven
de los tres existentes en el mundo -65 millones de años-, y no ha sido afectado
por el vulcanismo.
En la Tierra sólo
hay tres cráteres identificados con un tamaño superior a los 200 kilómetros de
diámetro: en Canadá, en África del Sur y el Chicxulub. Se trata, abundó, de un
laboratorio natural cubierto por rocas carbonatadas que lo protegen de la erosión.
La diferencia con
los otros dos cráteres es que tienen edades mayores a los mil 500 millones de
años. Esto es, son de la época del precámbrico, pero ambos están fuertemente
erosionados, debido a que la tectónica los modificó mucho y es muy difícil reconocer
sus características.
En cambio, el
Chicxulub preserva bien la secuencia de rocas generadas por el impacto, lo que
permite estudiar la dinámica de lo que ocurrió con el choque de tal magnitud.
El especialista
expuso que es uno de los pocos eventos en la Tierra que permite hacer una
correlación en “tiempo fino”; además, es posible trazar a escala global, aunque
se desconoce la naturaleza del bólido al no existir ninguno de sus restos.
Aclaró que entre
los objetivos del proyecto se encuentra establecer con precisión cuáles fueron
las consecuencias del choque del bólido que provocó la extinción de los
animales del cretácico terciario.
Jaime Urrutia
comentó que este proyecto es apoyado por la UNAM, el gobierno de Yucatán y el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pero que se requiere el
apoyo de otros organismos para continuar con éxito estas investigaciones.
-o0o-