14:00 hrs. Enero 22 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0065

 

NO SE PREVÉ CRISIS ECONÓMICA EN MÉXICO DURANTE EL 2002

 

·        Se espera un crecimiento de entre 1.3 y 1.6 por ciento: Eduardo Loría Díaz, de la Facultad de Economía

·        El saldo de la cuenta corriente no debe rebasar el 4 por ciento y la inversión externa se espera sea de al menos 13 mil 700 mdd

 

 

No existe ningún indicador que advierta un escenario macroeconómico caótico o de crisis en el 2002 en México, aunque definitivamente no será un año de auge, destacó Eduardo Loría Díaz, académico de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Señaló que en este año habrá un crecimiento de entre 1.3 y 1.6 por ciento, lo cual queda muy por debajo de cualquier expectativa deseable, pero existen indicadores que pueden ser tomados como síntomas de la salud de una economía, tales como que haya un crecimiento o que el saldo de la cuenta corriente no rebase el cuatro por ciento del PIB.

 

Respecto a la inversión extranjera, el investigador comentó que no existe ninguna razón que haga pensar que ésta disminuirá, sino que, en un escenario conservador, será de 13 mil 700 millones de dólares, comparado con el año anterior que fue de 24 mil 400 mdd (con la compra de bancos), lo cual permitirá financiar una buena parte del déficit de la balanza comercial.


 

De hecho, abundó, si el crecimiento económico es del orden del 1.6 por ciento significaría que la tasa de ingreso per cápita sería prácticamente cero, porque el incremento de la población en ese mismo periodo será de aproximadamente de 1.6 a 1.8,  pero aún así no significa que nos encaminemos a una situación similar a la de Argentina.

 

Asimismo, para este año, el tipo de cambio nominal  podría ser en promedio entre 9.65 y 9.75, lo que significa que tampoco habrá presiones importantes sobre las tasas de interés. Se espera que el déficit fiscal no rebasará el .8 por ciento del PIB.

 

En cuestiones de empleo para el 2002, Eduardo Loría señaló que bajo un escenario de crecimiento económico de entre 1.3 y 1.6 por ciento, crecerá  la  ocupación formal hasta un .8 por ciento, lo cual será insuficiente para absorber la mano de obra que se genera tan sólo por el crecimiento demográfico.

 

Lo anterior, dijo, podría significar que la tasa de desempleo abierto crezca un dos por ciento con respecto al 2001, que fue del cuatro por ciento aproximadamente.

 

Abundó en que si se toma en cuenta que el gasto público caerá en cerca de nueve por ciento, de acuerdo con la información gubernamental, redundará en que mucha obra pública se dejará de hacer y, por ende, las personas se ocuparán en empleos parciales o en negocios informales.

 

El especialista destacó que tanto el sector de la construcción como la minería serán probablemente los que obtengan mayores beneficios del escaso crecimiento, debido a que el primero está muy vinculado al financiero en cuanto al otorgamiento de créditos o niveles de tasa de interés.

 

En contraparte, la rama agropecuaria será una de las más afectadas, incluso con nulo crecimiento.

 

Al referirse a la inconformidad de empresarios mexicanos ante la recién aprobada Ley de Ingresos, opinó que difícilmente la situación podrá modificar el escenario macroeconómico de manera notoria.

 

Loría se pronunció por la necesidad de agilizar los trámites burocráticos para fomentar una economía más competitiva y hacer más eficiente la inversión privada y extranjera.


 

Comentó que la economía mexicana es víctima de mucha burocratización, lo cual implica pérdida de eficiencia económica, “la misma recaudación fiscal es ineficiente, es tal el aparato burocrático, que lo que se recauda se diluye por todo ese entramado de relaciones burocrático-administrativas”, agregó.

 

Por otra parte, apuntó que la economía de Estados Unidos probablemente crezca en el mes de abril o mayo, lo cual conllevaría a una mejoría también en la mexicana. De ser así, se proyecta que las exportaciones totales mexicanas ascenderán a 160 mil millones de dólares, comparado con 12 mil 457.2 mdd, hasta  noviembre del 2001, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

 

Se tratará de una balanza comercial entre diez y 12 mil millones de dólares, cifra poco ideal, pero  totalmente manejable. De acuerdo a cifras de la SHCP, hasta noviembre del 2001 teníamos una balanza de –8,432.1 millones de dólares.

 

El académico de la FE manifestó que el gran problema que padece la economía mexicana es que el tipo de cambio nominal no debería promediar 9.65 o 9.75 pesos por dólar, sino que debería cerrar en más de diez pesos, porque ese ajuste haría que disminuyeran las importaciones y daría un impulso a las exportaciones y al mercado doméstico.

 

Dijo que “existe un trauma histórico hacia las devaluaciones que son catastróficas, pero no es así necesariamente”, sino que un ajuste cambiario moderado, dentro de los márgenes  que marque el mercado, implica que esa economía gana competitividad.

 

Reconoció que dicha medida tendría un pequeño efecto inflacionario, pero elevaría la competitividad externa en el sector turismo y, por ende, la entrada de divisas, además de que incentivaría la producción doméstica.

 

Lamentablemente, como el principal objetivo del  Banco de México es mantener una inflación baja, ha sacrificado el tipo de cambio, por lo que debería tener una  política monetaria más suelta, concluyó.

 

 

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Para el 2002, no existe ninguna razón o variable económica que haga pensar en un ambiente caótico en México, opinó Eduardo Loría Díaz, investigador de la UNAM